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6. LA VIDA PROVIENE DEL CAOS GENERATIVO

En nuestros días, se debate ampliamente acerca de cuestiones relacionadas con la vida: la clonación, la manipulación genética, la concepción «in vitro», etcétera. Se trata de un debate que está en la calle. Por eso, dada la importancia del tema, vamos a presentar una serie de reflexiones extraídas de las ciencias de la Tierra que nos ayuden a profundizar nuestra comprensión de lo que es la vida. Para ello acudiremos a relevantes científicos.

Los creadores de la física cuántica, como Niels Bohr (1885-1962) y Werner Heisenberg (1901-1976), que diferían en numerosos aspec- tos, estaban de acuerdo en que la física cuántica era apropiada para explicar fenómenos relacionados con las partículas elementales y las redes energéticas, pero insuficiente para explicar la vida.

«La vida muestra tal diversidad que excede la capacidad de com- prensión del análisis científico», sentenciaba Bohr en su famosa conferencia de 1932 sobre «Luz y Vida».

Por su parte, Werner Heisenberg, refiriéndose a un largo diálogo mantenido con Bohr, concluía diciendo: «Soñamos con el día en que la biología llegue a fundirse con la física y la química tan completamente como la física y la química se han fundido en la mecánica cuántica» (Diálogos sobre la relación entre Biología, Física y Química, 1930-1932).

Ese día llegó con Ilya Prigogine (1917-2003), Premio Nobel en 1977 por su aplicación de la física cuántica a los fenómenos alejados del equilibrio y, consiguientemente, en situación de caos. Todo funcio- nó correctamente al mostrar que la vida emerge del caos (Order out of chaos), por lo que la vida irrumpe de la materia cuando se halla alejada del equilibrio. La vida representa autoorganización de la materia (autopoiesis).

Para comprender la relevancia de esta afirmación hemos de superar la comprensión «materialista» de la materia y rescatar su sentido originario de mater (madre, de donde proviene «materia») de todas las cosas. La materia es energía densificada, es altamente interactiva, es fuente de espiritualidad, como solía subrayar Pierre Teilhard de Chardin.

Tras haber alcanzado un determinado grado de complejidad de la materia, nos dice el Premio Nobel de medicina en 1974 Christian de Duve (1917-2013) en su famoso libro Polvo vital. El origen y evolución de la vida en la tierra (1999), la vida surge como imperativo cósmico en cualquier parte del universo.

Uniendo esta visión, en la línea de Darwin, a la teoría de la Evo- lución Ampliada, se gestó una visión coherente de todo el universo. Ya no hay compartimentos estancos o paralelos: de un lado, seres orgánicos; del otro, seres inorgánicos. Lo que hay son distintos ni- veles de complejidad y de órdenes dentro de un continuum cósmico de energías en inter-retro-conexiones que articulan el orden-des- orden-nuevo orden, haciendo surgir, en un determinado momento, la vida en toda su espléndida diversidad. Y dentro de la vida, como expresión de una complejidad aún mayor, la conciencia refleja de los seres humanos.

Por más diversas que sean las formas de vida, todas ellas provie- nen de un único ser vivo primordial, aparecido hace 3.800 millones de años. Todos los seres vivos, desde los más ancestrales, pasando por los dinosaurios, los colibríes y los caballos, hasta nosotros mis- mos, los seres humanos, estamos formados por veinte aminoácidos y cuatro ácidos nucleicos. Este es el alfabeto universal con el que se escriben todas las palabras vivas: la inconmensurable biodiversidad de la naturaleza.

Fundamentalmente, somos todos hermanos y hermanas, como consecuencia de una constatación científica, algoque Francisco de Asís, por el camino de la mística cósmica, ya había intuido hace 800 años. Si a partir de este dato objetivo del proceso cosmogénico y biogénico elaboráramos el proyecto de una voluntad política colectiva y un propósito personal, seríamos capaces de transformar el mundo: surgiría una nueva democracia sociocósmica, un pacto social que no incluirá únicamente a los seres humanos, sino a toda la comunidad de vida, finalmente reconciliada consigo misma y con su raíz común: la materia sagrada y misteriosa del universo.

La Tierra está en nuestras manos

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