Читать книгу María Claudia Falcone - Leonardo Marcote - Страница 22

DELEGADA

Оглавление

“ERA MUY inteligente. Yo tengo el recuerdo de una chica brillante. A veces le decíamos, ‘¿Cómo vas a hacer Claudia si no estudiaste un carajo?’, y ella se mataba de risa, y pasaba a dar Geografía y te hablaba de los vientos alisios como si hubiera estudiado toda la tarde.

“Tenía mucha personalidad, era muy aguerrida y era como una líder dentro del curso. Era alguien que encaraba, que movía. Tenía un espíritu de liderazgo importante, eso se notaba, tengo ese recuerdo, de alguien con mucha energía y que organizaba”. La que recuerda es Mercedes Reitano, amiga y compañera de la misma división `C´, quien se lamenta hoy, al observar las fotografías del viaje de egresado de 1978, en la que puede verse a un grupo de jóvenes alegres posando frente a una cámara fotográfica.

“Me da mucha tristeza pensar que Claudia podía haber estado en Bariloche con nosotras, pero más bronca me da que nosotras no sabíamos qué estaba pasando. Al menos yo, me comí durante mucho tiempo un sapo grande como una casa”, comenta lamentándose.

“Para nosotras era ‘Claudia’, durante el primer año algunos la llamaban ’María Claudia’, pero eran muy pocos. Claudia era muy amiga mía, con una cabeza superior. Su mente estaba unos cuantos casilleros por encima de nosotros. Era muy inteligente”, repite Mercedes, que también recuerda con asombro el cambio corporal de Claudia. “Cuando la conocí era gordísima, y luego apareció en marzo del ‘75, muy flaca. Había adelgazado muchísimo”.

Mercedes no participaba en ninguna agrupación política, poco le interesaban en ese momento las asambleas estudiantiles.

“El año ‘74 fue todo un fervor, un quilombo, todos los días asambleas. Yo tengo el recuerdo de haber pasado medio año jugando a la batalla naval con una compañera en los pasillos del Bachillerato, y me acuerdo que pasaba Irma Zucchi, nuestra profesora de historia, y nos preguntaba:

– ‘¿Qué están haciendo?’

– ‘Estamos jugando a la batalla naval’ – le respondíamos

– ‘¿Por qué no van a la asamblea?’ – nos preguntaba, incentivándonos a participar.

– ‘Porque fuman’, le dijimos tontamente.

“Eran asambleas permanentes. Venían de una agrupación y yo no entendía un carajo, porque aparecían chicos de un colegio que nada que ver con el nuestro. Pasaban desde las UES, el ERP y hasta los de la CNU.13

“En primer y segundo año entrábamos a la una de la tarde y salíamos después de las dieciocho. Los sábados teníamos taller hasta las tres de la tarde. Mucho tiempo para después juntarnos no había. Pero igual hablábamos mucho, éramos muy de reflexionar sobre la amistad. Yo tengo recuerdos de estar hablando con Claudia acerca de lo importante que es la amistad y que si uno se pelea con el otro había que hablar. Que plomos que éramos (se ríe)”.

Cuando comenzaron el segundo año, Mercedes se vio en una encrucijada, ya que todo el curso debía votar quienes serían los delegados o delegadas de la división. Cada uno tenía que poner en un papel quien deseaba que los representara en las asambleas estudiantiles en donde se debatían temas nacionales y locales, pero también cuestiones que hacían al funcionamiento del Bachillerato. Mercedes además de ser amiga de Claudia también lo era de María Rosa Torras “Marocha”. El grupo de amigas lo completaba Lydia Vanduziel. Las elegidas para representar a la división fueron Claudia, Marocha y Lydia. El voto de Mercedes fue neutral porque había que elegir a una sola candidata y ella no quiso “traicionar” a ninguna de sus amigas.

13 Concentración Nacionalista Universitaria (CNU)

María Claudia Falcone

Подняться наверх