Читать книгу Escuchar a los niños - Luigi Cancrini - Страница 17

Aunque está un poco menos difundida que la anterior, la idea de que la psicoterapia por sí sola es suficiente también comporta importantes dificultades, especialmente en dos tipos de situaciones:

• Cuando los servicios sociales y los juzgados dudan demasiado ante la necesidad de sacar al niño de una familia maltratadora. Puede ser por temor a las reacciones de los padres, por un sentimiento de lástima mal entendido hacia ellos o cuando las condiciones de maltrato –a veces más psicológicas que físicas– se dan en familias de nivel social medio-alto. Entonces, la inseguridad de los servicios sociales, la fuerza de los abogados y la tendencia de muchos especialistas a hacer diagnósticos individuales del niño hacen que la protección de éste se confíe únicamente a la psicoterapia, lo que requeriría la intervención de figuras de referencia o, como en el caso de Diego, Hillary, Ruggero, Michele y Pamela, la retirada del niño de la familia.

• Cuando los niños llegan de otros países a sus familias adoptivas –algo a lo que volveremos más extensamente en el último capítulo– y éstas los envían a terapia para revisar con los pequeños las etapas traumáticas de su vida anterior, de la cual los padres adoptivos prefieren mantenerse al margen.

La experiencia clínica de maltrato, severo y menos severo, muestra claramente que este tipo de elección no suele ser capaz de ayudar al niño. Colocar toda la responsabilidad del tratamiento sobre él y su relación con el terapeuta sin protegerlo de una condición traumática continua (la primera de nuestras dos situaciones) o sin involucrar a su familia adoptiva (la segunda) en la terapia no suele ser suficiente para proporcionarle la ayuda que necesita.