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¿EL TABACO PROVOCA CÁNCER?

No nos andemos con rodeos, la respuesta a la pregunta que da título a este capítulo es clara: sí, el tabaco provoca cáncer.

Pero es que, además, provoca muchas otras enfermedades que acaban empeorando la calidad de vida del fumador, de su entorno, y acortando su supervivencia.

Pero vayamos por partes y comencemos con el cáncer de pulmón: se trataba de una enfermedad desconocida en Europa, y fue la importación del tabaco de América y su consumo lo que la hizo aparecer por primera vez en este continente.

Posteriormente, como ya he dicho en páginas anteriores, en los Estados Unidos el cáncer de pulmón entre mujeres no existía: fue con el final de la Segunda Guerra Mundial y el inicio de la liberación de la mujer cuando esta adquirió este mal hábito, y hoy día, décadas después, podemos ver su efecto.

En cuanto a España, no fue hasta la muerte de Franco que las mujeres empezaron a fumar mayoritariamente, y en las últimas décadas hemos visto morir por culpa de esta enfermedad a muchas de aquellas mujeres que comenzaron a fumar precisamente en esas mismas fechas, en torno a los años 1975-1976.

¿POR QUÉ MATA TANTO EL TABACO?

El tabaco tiene en su composición muchos componentes cancerígenos. Una lista, de hecho, que no es nada bonita: benzopireno, benceno, formaldehído, cadmio, polonio-210, cloruro de vinilo, butadieno, berilio, cromo VI... No parecen nombres propios de vitaminas antioxidantes, ¿verdad? Y no lo son: todos ellos causan alteraciones en nuestro material genético (mutaciones), así como en el control de este (lesiones epigenéticas).

Por ejemplo, el benzopireno se une al gen p53, uno de los máximos protectores del genoma contra el cáncer, y causa mutaciones que lo inactivan. Estas mutaciones se llaman transversiones, y si las vemos en un ADN podemos asegurar con poco margen de error que ese gen tocado pertenece a un fumador.

Pero es que además el tabaco contiene la famosa nicotina, una droga muy potente que nos convierte en adictos de una forma similar a como lo hace la cocaína y la heroína. No es ningún secreto, de todos es sabido cuánto cuesta deshabituar al fumador, que sufre un «mono» similar al que padecen otros drogadictos.

TIPOS DE CÁNCER DE PULMÓN

El cáncer de pulmón debido al tabaco se divide en dos tipos: de células no pequeñas (CPCNP), a su vez dividido en escamoso y adenocarcinoma; o de célula pequeña (CPCP). Este último cáncer solo sucede en el contexto del fumador. Es decir, es un ejemplo de tumor que sin el tabaco se extinguiría. El CPCNP puede suceder en un 10 % de casos en no fumadores, y en estos casos suele ser de mejor pronóstico, porque poseen dianas moleculares contra nuevos fármacos desarrollados en los últimos diez años. Incluso en esto tienen suerte los no fumadores.

DIVERSOS TIPOS DE TABACO Y DIVERSOS

TIPOS DE CÁNCER

Pero es que no se trata solo de cáncer de pulmón derivado del tabaquismo. Esas mismas alteraciones que sufren los pulmones también las sufren la tráquea y nuestra boca, y, por tanto, el tabaco es causante de un número importante de tumores del tracto respiratorio y de la cabeza y de cuello (garganta, lengua, paladar...).

• Además, no se salva ni el romántico fumador de pipa, ya que a todos los cánceres mencionados se suma, en su caso, el cáncer de labio.

• Y, siguiendo con otros tipos de tabaco, por favor, que no os vendan falsas motos, los puros también se asocian a todos estos tumores, ya que en realidad acumulan niveles más altos de nitrosaminas, otro potente carcinógeno.

• En cuanto a los cigarrillos «rubios» o «negros», lo único que hacen es cambiar el lugar de la aparición de los tumores del centro a la periferia del tumor, de abajo arriba. Nada más.

Finalmente, el otro tumor claramente asociado con el tabaco es el tumor de la vejiga urinaria; evidentemente no fumamos por allí abajo, pero sí es el lugar donde van a parar desde la sangre todos los carcinógenos que entran desde los alvéolos pulmonares, las pequeñas terminaciones sanguíneas que permiten el intercambio de gases. Y cuando estas sustancias nocivas llegan a la vejiga empiezan a rascar y rasgar, a herir su epitelio, hasta que se producen las mutaciones y aparece el cáncer de vejiga.

En conclusión, el tabaco es responsable, por su acción dañina contra muchos órganos y vías celulares, de desencadenar muchas enfermedades. Patologías pulmonares (como el enfisema y la bronquitis crónica), problemas cardiovasculares (como enfermedades del corazón, las coronarias y el derrame cerebral), la diabetes y la esterilidad.

Y, más allá de los tumores mencionados, también se sospecha su contribución en los cánceres de estómago, páncreas, hígado, riñón, vejiga, colon, recto, cuello del útero y ciertas leucemias.

En resumen, uno de cada tres tumores del mundo es causado por el tabaco.

¿CÓMO LUCHAR CONTRA EL TABAQUISMO?

Una de las claves de la lucha contra el tabaco como agente causante de enfermedades es evitar el inicio del hábito. Conseguir que los adolescentes no comiencen a fumar y que no queden enganchados. En Estados Unidos se ha conseguido este objetivo en parte concienciando que los jóvenes que no fuman son los «guays» y populares del colegio o del instituto.

Es interesante saber que estamos viendo un ligero descenso en la aparición de tumores asociados al tabaco debido a un menor consumo de este en Norteamérica y Europa. ¿La causa? Las leyes antitabaco que no permiten fumar en centros públicos.

Por una vez, y sin que sirva de precedente, los políticos han hecho una cosa bien.

Hablemos de cáncer

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