Читать книгу Hablemos de cáncer - Manel Esteller - Страница 9

Оглавление

¿CUÁL ES MI PROBABILIDAD

DE TENER CÁNCER?

Empecemos con una respuesta sencilla, pero no por eso menos cierta: si eres un hombre la posibilidad de que desarrolles un cáncer en tu tiempo de vida es de 1 entre 3 (es decir, un 33 %), mientras que si eres una mujer es de 1 entre 4 (un 25 %).

Lo políticamente correcto no existe en cuanto a la incidencia de tumor según el género. Se cree que el riesgo de cáncer es mayor entre los hombres debido a que poseen unos mayores hábitos tóxicos, como un mayor consumo de tabaco y alcohol. Pero si eres mujer no te descuides, la imitación de algunas de estas conductas nocivas, antes propias del sexo masculino, están incrementado el riesgo de tener cáncer entre las mujeres.

SUSTANCIAS QUE INCREMENTAN NUESTROS

RIESGOS DE TENER CÁNCER

EL TABACO

La probabilidad de ganar un sorteo, una rifa o una lotería depende de cuántos números o boletos compres. A mayor cantidad, más probable que te lleves el indeseable, en este caso, premio gordo. Por ejemplo, el tabaco: solo un 10 % del cáncer de pulmón aparece entre no fumadores. Eso no significa que el 90 % de los fumadores vayan a desarrollar cáncer de pulmón, pero ciertamente sus probabilidades son mucho mayores. Y para el hábito tabáquico quien dice cáncer de pulmón también puede decir cáncer de cabeza y cuello (lengua, garganta, labios) y también de vejiga.

Me preguntaréis cómo un órgano corporal tan alejado del consumo de los cigarrillos se puede ver afectado, y la respuesta es clara: buena parte de los carcinógenos del tabaco se eliminan por la orina, y a su paso por la vejiga la van «arañando» molecularmente, provocando cambios en su material genético.

Pero además tenemos el asunto de la dosis del agente protumoral. El fumador empedernido tiene más riesgo que el fumador ocasional, aunque este último suele ser una rara avis siempre tentado a convertirse en el primero. Y claro, si usted es el fumador pasivo del humo de su pareja, familiares, amigos o compañeros, pues su riesgo de desarrollar los mencionados tumores también se incrementa. Fumar también provoca otros graves problemas respiratorios, como la enfermedad obstructiva crónica (EPOC), el enfisema y la fibrosis pulmonar. Y mejor que pare aquí.

EL ALCOHOL

El consumo excesivo de alcohol también se asocia a la aparición de cáncer en humanos, siendo el caso más evidente el cáncer de hígado, aunque también se ha relacionado con el de cabeza y cuello, esófago y estómago.

Nuestro pobre hígado se encarga de detoxificar las sustancias dañinas, y así lo hace hasta que estas lo superan en número, como sucede en el alcoholismo con la aparición de hepatitis y tumor hepático.

Nos podemos intentar excusar muy ligeramente y justificar la ingesta de vino alegando que un consumo moderado de esta bebida podría ser cardioprotector, pero tampoco nos pasemos y valoremos el riesgo de otras diversas patologías, incluyendo importantes cambios en nuestra conducta.

EL SOL

Y, continuando con nuestra lista, claro está que si evitamos la radiación excesiva también reduciremos los tumores de la piel, como el carcinoma y el melanoma (el de las pecas).

Ya sabemos que las radiaciones solares continuas y en las horas centrales del día son las más peligrosas por su capacidad de dañar nuestro ADN, además de envejecer nuestra piel. Por eso los protectores solares son necesarios, pero también lo es además limitar el tiempo de exposición, principalmente en las horas centrales de sol, lo que es especialmente necesario en las personas de piel muy blanca, que son excesivamente fotosensibles.

RADIACIÓN

Existe una radiación ionizante aún más intensa, la derivada de las exploraciones complementarias que nos pide el médico, como las radiografías clásicas (como la placa de tórax) o la tomografía axial computarizada (TAC), por ello, debemos hacernos solo las necesarias según el estricto criterio médico y no querer sobrediagnosticarnos. Vigilar que no recibamos más radiaciones de las imprescindibles en nuestra visita al dentista también es esencial.

CONTAMINACIÓN

La probabilidad de tener cáncer o qué tipo de cáncer también depende de dónde vivamos. Por ejemplo, las personas que viven en hogares o barrios cercanos a minas, fábricas industriales que generan residuos o grandes arterias de circulación de coches con su exposición a metales pesados pueden presentar un riesgo mayor de tumorogénesis.

No hace falta ahondar en este tema, pero aun así no me resisto a recordar cómo, cuando estudiaba la carrera, me impresionó ver en la sala de disección humana la diferencia entre los pulmones de un señor de un pueblo perdido en las montañas y otro de en medio de la gran metrópoli: los pulmones del primero eran rosaditos y, en cambio, los del segundo estaban tiznados de negro. De ahí la necesidad de seguir apostando por el transporte público en vez de por el privado, así como de usar combustibles poco contaminantes (¡adiós, diésel!) y de implantar plenamente el reciclaje a nivel industrial, pero también doméstico.

LA ALIMENTACIÓN

¿La probabilidad de sufrir un cáncer varía según la alimentación? Pues este es un tema altamente discutido y sobre el cual todo el mundo opina con mayor o menor acierto, como si hablar de comer nos abriera el apetito.

En todo caso, seré breve y conservador en este sentido: una alimentación equilibrada con nutrientes de distintas fuentes es lo que se espera de nosotros, los Homo sapiens. No hemos de fiarlo todo a un producto y evitar completamente otro. Una buena base de frutas y verduras parece ser el cimiento de un menor riesgo de cáncer, mientras que, en la punta de la pirámide, donde el consumo tiene que ser más restringido, pondríamos las carnes altamente procesadas, los azúcares sintéticos, las grasas saturadas animales y la bollería industrial.

Respetar esta pirámide seguramente también nos protegerá de otras enfermedades muy prevalentes en nuestra sociedad como la diabetes de tipo II (también conocida como diabetes del adulto, que suele asociarse al sobrepeso y al sedentarismo).

SEDENTARISMO

Ya puestos, estos dos últimos puntos me sirven para recordar que la obesidad también se asocia a un cierto riesgo mayor de desarrollar tumores y que, por tanto, el ejercicio físico moderado parece conferir cierto grado de protección antitumoral.

FALTA DE SUEÑO

Romper el equilibrio noche-día, cambiando nuestros patrones de vigilia y sueño, como sucede en ciertas profesiones, también se asocia a diversos problemas de salud, entre ellos el cáncer.

VACUNAS

Y, finalmente, las vacunaciones contra el virus del papiloma y la hepatitis B harán bajar radicalmente su riesgo de contraer un tumor de cérvix, de vulva, de ano, de pene, y de cabeza y cuello.

¿EXISTE EL «RIESGO CERO» EN EL CÁNCER?

Vamos a ver, entonces, si no fumo, no bebo, hago ejercicio moderado, como un poco de todo, estoy correctamente vacunado y duermo mis ocho horas durante la noche, ¿mi riesgo de cáncer es cero? Lamentablemente no, pero sí es mucho menor.

Aún existen muchos factores que desconocemos. Por ejemplo, en el cáncer infantil no suelen existir los factores pro cáncer mencionados, y hay tumores como el de cerebro (glioma) o el de páncreas en los que no está claro si existe un factor externo y cuál es el que los promueve.

Y existe también un 10 % de tumores en la población que son hereditarios y en los que, si un progenitor te ha pasado el gen defectuoso, tu riesgo de tener cáncer es de un 60 % a un 80 %.

Por último, cabe señalar que un error en nuestra maquinaria celular se puede producir en cualquier momento. Y, como vivimos más tiempo, más probable es el cáncer con un pico de incidencia hacia los sesenta y dos años de edad.

Por tanto, siempre puede haber un fuego que destruya el bosque de nuestro cuerpo, ¡pero no hace falta que le echemos gasolina con nuestros hábitos tóxicos!

Hablemos de cáncer

Подняться наверх