Читать книгу Una madre es un piano triste - María Malusardi - Страница 30

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La necesidad de abrazar. De apretar. Practico con mis gatos lo que no hice con mis hijos. Si acuno es demasiado. Si beso, se fastidian. La opulencia de sus pelajes interfiere entre mi intención y mi boca. A veces me reinventan con su mirada. La perplejidad en sus ojos talla y festeja la ovación del aire, lo fantasmal del tiempo alrededor de los cuerpos. Los gatos no están hechos para ser hijos. Los gatos están hechos para escapar.

Una madre es un piano triste

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