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1. LA EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA UNIVERSIDAD 1.1 LA EVOLUCIÓN Y EL PAPEL DE LA UNIVERSIDAD EN LA SOCIEDAD
ОглавлениеLos hechos históricos más representativos permiten comprender cómo ha evolucionado el papel de la universidad en la sociedad y la idea que se tiene de ella, puesto que desde sus orígenes se ha advertido la transformación de las funciones y las relaciones con su entorno, de acuerdo con los cambios económicos y sociales.
Los albores de la universidad se encuentran en el siglo XII, en la Italia y Francia medieval, donde surgieron las primeras instituciones orientadas hacia la universalidad del saber y la otorgación de títulos (Huanca, 2004). En Francia las Universitas Magistrorum se caracterizaron por una fuerte orientación religiosa, razón por la cual en sus inicios predominó el estudio de la teología; esto explica que, de manera posterior, las disciplinas introducidas debían ser enseñadas en el marco del pensamiento cristiano. En Bolonia (Italia), las Universitas Scholarium, en sus orígenes, dieron lugar al estudio de leyes y medicina, de modo que la influencia religiosa era inferior. En esta época la universidad “era considerada un agente de gran importancia en la sociedad debido a que su presencia incrementaba el prestigio y la salud del territorio donde se encontrara” (Huanca, 2004, p.10).
A partir del siglo XVI y hasta mediados del XVIII, una serie de acontecimientos, entre los cuales se encontraba el renacimiento humanista, demandaron que la universidad aceptara nuevas ideologías, ante las cuales esta mostró inadaptación, principalmente por el sólido vínculo religioso de sus inicios. Debido a este contexto, las sociedades académicas y científicas tomaron el papel fundamental de fuentes generadoras de conocimiento. La Royal Society en Londres era una organización independiente sin apoyo estatal, en cambio, la Académie Royale des Sciences, en Paris, contaba con fuerte apoyo gubernamental y se enfocaba en la investigación. Entre el siglo XVII y XVIII este tipo de sociedades aumentaron tanto en Europa como en América, sin embargo, fueron incapaces de abarcar la investigación en nuevas disciplinas, de manera que la universidad volvió a revestirse de importancia.
En 1809 en Berlín, Humboldt propuso un modelo innovador de universidad y señaló que “una de las características de los establecimientos científicos superiores es, nunca considerar a la ciencia como un problema totalmente resuelto y permanecer constantemente Investigando” (Bonvechio, 1997). Humboldt indicó que la investigación y la ciencia son una forma de vida que enaltece al hombre, y resaltó la generación del conocimiento como función principal de la universidad, a través de la unidad entre investigación y docencia. De esta manera el modelo alemán se convirtió en el referente principal para las reformas universitarias en Europa, América y Asia (Rengifo, 2009), lo cual dio lugar al establecimiento en muchos países de universidades cívicas, orientadas hacia las necesidades científicas y tecnológicas de la nación.
De esta forma, en el siglo XIX se originó la idea moderna de universidad; un modelo donde las actividades de docencia e investigación se combinan para generar nuevos conocimientos. En algunos países, con objetivos utilitaristas o fines prácticos, hubo algunas divisiones en la estructura de la universidad, según las diferentes disciplinas científicas que abordaron, y se adoptó un estatus legal de carácter nacional que resaltó el deber de contribuir al fortalecimiento de las capacidades científico-tecnológicas de cada nación (Huanca, 2004).
A partir de la década de 1960, la universidad comenzó a perder el carácter elitista propio de sus orígenes, debido al crecimiento demográfico y económico posterior a la Segunda Guerra Mundial, así como a la fuerte demanda de habilidades técnicas y profesionales por parte del Gobierno y la industria en general. Ante estos acontecimientos, las universidades no pudieron responder a toda la población estudiantil, porque no contaban con los recursos necesarios, por lo que se produjo una diversificación de la educación superior y se crearon nuevas universidades e Instituciones de Educación Superior postsecundarias (Genua, 1999).
Hacia 1910 la investigación era apoyada directamente por el Estado y se respetaba su autonomía sin imponer condiciones que orientaran el desarrollo de la investigación, e incluso de la enseñanza; las actividades y la asignación de recursos eran conducidas propiamente por la institución académica.
Durante la Segunda Guerra Mundial el Estado apoyó la investigación dirigida a desarrollos bélicos, y con el propósito de legitimar la inversión en investigación en tiempos de paz, en 1945 Vannevar Bush, consejero en temas de ciencia y tecnología del presidente Franklin D. Roosevelt, presentó el informe Ciencia, la frontera sin fin, en el cual dio relevancia a la investigación básica, que consideró como fundamento del progreso industrial. La finalidad de este tipo de investigación no es una aplicación práctica, sino que proporciona un conocimiento general y un entendimiento de la naturaleza y sus leyes (Beraza y Rodríguez, 2007).
Bush (1945) manifestó: “Una nación que dependa de otros para generar conocimiento científico verá retrasado su progreso industrial y no alcanzará una posición competitiva fuerte en el mercado mundial” (p. 15). En concordancia con su discurso, y con el propósito de fortalecer la infraestructura científica para destacar a la universidad como fuente de conocimiento y motor de crecimiento, se constituye la National Science Fundation y el Institute of Health (Azagra Caro, 2003).
Las expresiones planteadas por Bush representan de forma implícita al modelo lineal de innovación. Un procedimiento secuencial en donde se inicia con la investigación básica conducida por la universidad y los institutos, para proporcionar descubrimientos y conocimientos base de la investigación aplicada, la cual propende por la generación de conocimiento orientado hacia fines puntuales, y esta, a su vez, da paso al desarrollo tecnológico sin generar nuevo conocimiento, sino que permite el aprovechamiento de este en la forma de un nuevo producto, servicio, proceso o modelo organizativo; finalmente, este desarrollo es introducido en el mercado, o implementado, y da lugar a lo que se conoce como innovación (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos [OCDE], 2002).
En este sentido, Etzkowitz et al. (1998) establece que según este paradigma la universidad debe centrarse en su doble misión de enseñanza e investigación, siendo el resultado de la investigación básica una fuente de capital humano y de conocimiento.
Entre la década de 1970 e inicios de los 80 surge un nuevo enfoque, con la ralentización del crecimiento económico y la competencia acelerada por los fondos de investigación gubernamentales, puesto que estos se tornaron escasos y se otorgaban teniendo en cuenta el aporte de la investigación a las prioridades establecidas por el Estado, lo que afectaba en parte la autonomía universitaria, pues sus actividades debían estar orientas hacia el contexto de la investigación aplicada, de tal forma que contribuyera al desarrollo económico y social del entorno del cual recibían apoyo (Huanca, 2004). Ante estos acontecimientos, la universidad comenzó a buscar fuentes de financiación alternas, a través de la generación de patentes y constitución de empresas surgidas de la investigación o spin-off, lo cual permitió la capitalización del conocimiento y su transferencia.
El resultado de este nuevo enfoque lineal, propuesto por Bush, mostró ineficiencia para explicar la forma como se generaba, difundía y explotaba el conocimiento, por lo tanto, se desarrollaron modelos de innovación de carácter interactivo, en donde diferentes agentes interactúan entre sí y originan la innovación proveniente de múltiples fuentes, lo que convirtió a la universidad en uno de estos agentes con la “capacidad y necesidad de relacionarse con su entorno económico para trabajar conjuntamente en el desarrollo de innovaciones” (Vega et al., 2011, p.113). Según lo afirman Charles y Howells (citado en Beraza y Rodríguez, 2007), de esta manera “La tradicional barrera entre ciencia y tecnología se rompe y el intercambio entre investigación básica, aplicada y desarrollo, aumenta” (p. 33).
En este recorrido histórico, Fernández et al. (2000) identifican cinco tipos de universidades, relacionadas en la Tabla 1.
Tabla 1. Tipos de Universidades identificados de acuerdo con sus características
Tipo | Descripción |
Académica. | La misión principal es la docencia, por consiguiente, las decisiones y recursos se orientan a la mejora de las actividades dirigidas a su fortalecimiento. |
Clásica. | Combina la misión de docencia con la de investigación, y otorga reconocimiento especial a las actividades de investigación. |
Social. | Reconoce y juega un papel activo para la discusión y resolución de problemas de la sociedad en la cual se encuentra. |
Empresarial. | Además de los mecanismos tradicionales de transferencia de conocimiento, reconoce la susceptibilidad de este para ser utilizado en el campo productivo, por lo que enfoca parte de sus actividades docentes y de I+D con criterios empresariales, y se preocupa por gestionar eficazmente la cooperación con la sociedad. |
Emprendedora. | Adicional a las características comunes con la tipología anteriormente referida, reconoce el potencial de servicio del conocimiento a los objetivos de su entorno socioeconómico, y lo identifica como un recurso que, adecuadamente gestionado, le permite desempeñar un papel más activo en su contexto social. |
Fuente: adaptación propia a partir de Fernández et al. (2000).
En consecuencia, en los distintos tipos de universidad la complejidad de la estructura y las características adoptadas, según el contexto, permiten reconocer realidades muy dispares que dificultan el establecimiento de estrategias de relacionamiento efectivas con actores del entorno. Igualmente sucede en el caso de la empresa y el Estado, razón por la cual el detalle en el análisis del tipo de universidad y de las características de las empresas con que estas pretenden relacionarse, es fundamental para que se logre el establecimiento de relaciones de trabajo articulado.