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B. LA PERSONALIDAD DEL PROFESOR

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Para la psicología pedagógica, con sus cambiantes enfoques e incluso modas, la personalidad del profesor ha sido el centro de atención en los últimos años debido al “giro comunicativo”. Si en los tiempos del ideal asceta-trabajador de la comunicación, la personalidad del profesor era irrelevante en el mejor de los casos, perturbador en el peor, las investigaciones educativas recientes han enfatizado el impacto del papel de la personalidad del profesor24.

Pero ¿qué se entiende por la personalidad de un profesor si implica más que simpatías y antipatías accidentales? En la psicología pedagógica, uno entiende la “personalidad”sobre todo como un estilo de comunicación. Una “buena personalidad docente” es, por una parte, útil y claramente comprensible, y por otra –y eso no es una contradicción– emocionalmente coherente y abierta. El ya recordado psicólogo de la comunicación alemán Schulz-von Thun ha hecho muchas sugerencias, entretanto ampliamente aceptadas, como las que siguen.

Algunas personas prefieren comunicarse con un estilo de control decisivo o incluso parecer agresivo-peyorativas hacia otras, otras quieren demostrar su capacidad comunicativa o tienden a sobreactuarse constantemente frente a una cámara imaginaria. Otras se distancian de los demás y desean aparecer lo menos emocionales posible, y más bien “enfocarse en el asunto”; algunas se comunican de forma servicial, otras de forma altruista, y otras incluso de forma abnegada. Ciertos estilos de comunicación están en buena congruencia con otros, otros están en conflicto. Una estudiante que se comunica en un estilo abnegado se llevará mejor con un profesor de estilo socorredor que dos profesores que aspiran a una comunicación de estilo socorredor entre sí.

FIGURA 20

PERSONALIDADES DE PROFESORES – DEFINIDO POR SU ESTILO DE COMUNICACIÓN


Fuente: Friedemann Schulz-von Thun; reproducido con amable permiso escrito del autor.

Si problemas de comunicación de la misma naturaleza ocurren frecuentemente (por ejemplo, con “tipos de estudiantes” o con un estudiante de doctorado a largo plazo), un análisis de comunicación tiene sentido.

Lo que puede entenderse clásicamente como “personalidad”: alguien “es” un tipo abierto, cerrado, altruista, extrovertido, etc., puede entenderse en términos de la teoría de la comunicación como una “estrategia comunicativa” con costos y beneficios. Sin embargo, estas estrategias de comunicación no solo son válidas para la comunicación interpersonal, sino que también pueden entenderse como consideraciones dentro de una persona, como un trabajo dentro del “equipo interno”. Plutarco una vez escribió en este sentido algo de este estilo:

Ningún hombre es inmutable, ni él es uno, pero nacemos a la diversidad. Una es solo la forma engañosa y, en conjunto, solo la impresión externa, en la que el contenido está recirculando constantemente y escapa nuevamente. (...) Cada uno de nosotros puede ser considerado como un grupo mixto de personalidades, así como se reúnen en fiestas, debido a la diversidad que surge de las pasiones.

¿Es entonces inmutable nuestra personalidad y no vale la pena meterse demasiado en el tema, porque no –o por lo menos muy difícilmente– se puede cambiar? No es necesariamente así. Nuestros estilos de comunicación varían de todas maneras según el estrato social, el género, el contexto, la biografía e incluso la situación. Tenemos un surtidor de diferentes posibilidades de comunicar que empleamos en diferentes oportunidades. Se puede imaginar a un profesor como un “equipo interno” de personas con sus respectivos estilos de comunicación, como una escena en un teatro, donde diferentes protagonistas intentan convencer al público.

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