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G. ¿QUÉ VALORAN EMPÍRICAMENTE LOS ALUMNOS DE SUS PROFESORES COMO “BUENA ENSEÑANZA”?
ОглавлениеHasta ahora hemos realizado un bosquejo general sobre el tema de la buena enseñanza. Como todos los enfoques teóricos, parece esencial revisar empíricamente estas posturas. Hay dos enfoques que se pueden adoptar al respecto.
Por un lado, uno podría preguntarse: ¿qué profesores han entrenado exitosamente a sus estudiantes y son por la misma razón buenos maestros? Para responder esta pregunta, el investigador tendría que examinar los efectos biográficos resultantes de una buena enseñanza longitudinalmente durante muchos años, lo que correspondería a un diseño de investigación muy elaborado. Se trataría también de la cuestión de cómo operacionalizar la variable “buenos estudiantes”: ¿cuantitativamente, refiriéndose al número de los egresados y/o su éxito profesional, o cualitativamente, por el nivel elevado de unos pocos? Otra pregunta sería la de cómo medir el éxito laboral: si en ingresos anuales, en número de publicaciones, en número de estudiantes colocados en bufetes con buena reputación etc. Es obvio que esta evaluación tendría la interferencia de muchas otras variables, de modo que el proyecto normalmente no se aplica a profesores individuales sino a departamentos o universidades. De hecho, hay algunas clasificaciones, a menudo internacionales, que intentan medir empíricamente la calidad universitaria según las áreas temáticas.
Un ejemplo de esto es el de World University Rankings, que emplea estadísticas para determinar las mejores escuelas del mundo cada año, con un modelo ponderado de seis variables. Sus criterios son (1) la reputación institucional y (2) la reputación académica, (3) el número de publicaciones y (4) su impacto científico, según la facultad ponderada por (5) colaboración internacional y (6) temas académicos específicos. Les calculan a través de entrevistas con expertos30. Sin embargo, y curiosamente, la buena enseñanza no es una variable modelo en esta jerarquización de institutos de enseñanza. Aquí va esta tabla para el año 2017 en el ámbito de las Law Schools (facultades de derecho)31.
FIGURA 30
UNIVERSITY RANKING
Fuente: creative commons, 2017.
Los costos de un estudio, que los padres tienen que pagar –y a menudo varias veces para varios hijos–, representan una carga financiera significativa, especialmente si tienen que pagarse a instituciones privadas, sin apoyo del Estado. Por lo tanto, es perfectamente comprensible que se calcule el rendimiento de la inversión. Los rankings juegan un papel importante aquí. Sin embargo, en la mayoría de estas clasificaciones, las variables empleadas miden fenómenos que apenas cuentan para una decisión racional de dónde estudiar, en particular el número de publicaciones como resultados de investigación y sus citaciones respectivas. A un estudiante le interesa saber si la universidad ofrece una buena enseñanza que, en la mayoría de los casos, le prepare eficaz y eficientemente para su carrera profesional, la cual rara vez terminará por convertirse en una carrera académica de investigación. Si el profesor de enseñanza ha publicado (y menos: uno de sus colegas) es de importancia secundaria, siempre y cuando las publicaciones estén disponibles en la biblioteca o en línea.
Pero los rankings también tienen un efecto sobre los profesores. Dado que pueden adquirir cierto carácter fetichista, disminuyen el peso de la buena enseñanza con respecto a las investigaciones y publicaciones. La inversión de recursos como tiempo y energía en la investigación resulta en un ranking alto, y la inversión en buena enseñanza pesa poco o nada en estos rankings. Por lo tanto, no es sorprendente, pero aún cuestionable, que las universidades asignen a la investigación casi un monopolio en los procedimientos de nombramiento y evaluación. Por un lado, la universidad fortalece su posición en el concurso internacional para las mejores mentes, pero, por otro lado, la enseñanza puede convertirse en un deber que se ejerce sin dedicación ni amor, y la educación de los estudiantes (que, después de todo, en gran medida contribuyen a la financiación de la institución) se vuelve un apéndice inútil.
No se sugiere que los buenos investigadores no puedan ser buenos maestros, en muchos casos lo son – pero no hay un automatismo. Esto debería tenerse más en cuenta en el diseño de modelos de rankings universitarios. Otra dificultad en el contexto de los rankings internacionales es el dominio del idioma inglés, que conlleva a un casi monopolio de las universidades anglosajonas o de habla inglesa, pero que no es un certificado de calidad, por ejemplo, en el campo jurídico. En la mayoría de los casos, las publicaciones especializadas en asuntos legales tratan sistemas legales definidos a nivel nacional, de modo que el idioma nacional respectivo es también el lenguaje “natural” de la publicación32 – a diferencia de, por ejemplo, publicaciones en medicina, ciencias naturales, matemáticas, etc. En términos de diseño, el monopolio de los números de publicaciones y sus citas representa, por consiguiente, no tanto una variable de calidad sino más bien una variable de distribución geográfica, que resulta en particular en la infravaloración de las publicaciones en otros idiomas33, especialmente alemán y francés, aunque también español. Pero no solamente se evalúan las instituciones, sino también los profesores en concreto.
El otro enfoque evaluativo son entonces las evaluaciones que los estudiantes suelen completar al final del semestre.
Estas encuestas cuantitativas ahora también se aplican ampliamente en Colombia. A menudo se sospecha que tales evaluaciones internas mezclen variables no relevantes (como buenas notas, benignidad, amabilidad) con las variables pertinentes (como una buena preparación, presentación precisa, objetivos de aprendizaje claros). Eso es infundado.
Los estudiantes pueden evaluar y recordar nueve dimensiones de la calidad de la enseñanza (...) durante un semestre. Los resultados de la evaluación son confiables, estables y generalizables si se promedia sobre un número suficiente de estudiantes. Los resultados de evaluación de los profesores y el éxito de aprendizaje de sus estudiantes también están claramente relacionados (...). [Lo más importante para los estudiantes] son las dimensiones de evaluación de la preparación y organización, la claridad y comprensibilidad, y la búsqueda de objetivos claros de aprendizaje34.
Casi ninguna influencia en la evaluación como “buena enseñanza” tienen variables como interés previo en la materia,amigabilidad y entretenimiento, el género y –muy importante–las buenas notas, que juntos explican solamente el 7% de la varianza.
Que haya una relación entre estas variables indicadas y la calidad de la enseñanza es natural, si recordamos que la enseñanza es una comunicación bidireccional: los estudiantes motivados motivan al profesor para enseñar realmente mejor.