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3.1. La religión cristiana

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El lenguaje patriarcal de los textos sagrados ha legitimado la dominación del hombre. En el caso del cristianismo, la Biblia, que está compuesta por el conjunto de textos sagrados y que se dividen en Antiguo y Nuevo Testamento, cuenta con varios pasajes que engendran violencia contra la mujer.

Empezando por el génesis, consta “hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”43, lo que lleva a afianzar el pensamiento machista de que el hombre es como Dios. Luego se agrega que “tenga dominio sobre los peces del mar, y sobre las aves de los cielos, y sobre las bestias, y sobre toda la tierra y sobre todo animal que se arrastra sobre la tierra”44, es decir, el hombre es el dueño y señor del universo.

Luego al colocar a Adán en el Jardín del Edén, Dios lo ve solo y crea a la mujer de su costilla para que sea su ayuda, así pues, se señala “de la costilla que le había sacado al hombre, el Señor Dios formó una mujer y se la presentó al hombre. El hombre exclamó: ¡Ésta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Su nombre será Mujer”45.

Siguiendo con el relato, con la llegada de la primera mujer, Eva, viene el pecado, pues Dios prohíbe comer frutos del “árbol prohibido” y es Eva incitada por la serpiente la que decide comer el “fruto prohibido” y darle a su marido Adán. Por esta desobediencia Dios da un castigo a la mujer y dice “multiplicaré los sufrimientos de tus embarazos, darás a luz hijos con dolor, tendrás ansia de tu marido, y él te dominará”46.

De este modo, la mujer pasa a ser artífice de todos los males y sufrimiento del hombre. Así, por ejemplo, en el relato de Sansón y Dalila, los filisteos considerados los enemigos de Israel, convencen a Dalila para descubrir el secreto de la fuerza de Sansón, así le dijeron: “engáñale y descubre en qué consiste su gran fuerza, y cómo podríamos vencerlo para que lo atemos y lo atormentemos; y cada uno de nosotros te dará mil cien piezas de plata”47. Tres veces preguntó Dalila a Sansón el secreto de su fuerza y tres veces él le dio una respuesta falsa, pero a la cuarta le abrió su corazón y le contó que la razón de su fuerza estaba en su pelo y Dalila lo traicionó con sus enemigos. Según este relato Dalila pasa a escenificar tentaciones femeninas, la perdición del hombre. En este sentido, “la religión cristiana por tanto, no ha ayudado a la liberación y dignificación femenina, sino que por el contrario, ha servido de soporte a la tradición patriarcal”48 dando paso a la idea de sumisión de la mujer y la supremacía masculina, generando desigualdad entre hombres y mujeres.

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