Читать книгу Estudios Interdisciplinares de género - Marta Del Pozo Pérez - Страница 28
I. INTRODUCCIÓN Y ESTADO DE LA CUESTIÓN
ОглавлениеEn la actualidad, la sociedad está inmersa en la era de la información y la comunicación. Con la creación de World Wide Web en 1990, se desarrollaron nuevas tecnologías que han modificado la forma en la que las personas interactúan socialmente1. La utilización constante de estos dispositivos que se han adentrado en la vida de todas y todos, ha ido creado nuevos paradigmas de relación entre iguales, convirtiéndose su uso en una necesidad fundamental2.
Las (TIC) e internet han posibilitado la creación de plataformas de comunicación de masas: las redes sociales3. Así, se ha generado un nuevo tipo de sociabilidad sustentado en la inmediatez, la digitalización, la voluntariedad y la constante conexión, donde cada persona puede construir su propia identidad, siendo selectiva con los contenidos que muestra al mundo4.
Celaya tres tipos de redes sociales5: profesionales, generalistas y especializadas. Este estudio se centra en el segundo tipo, más concretamente en la plataforma Instagram, cuyo objetivo principal es compartir a través de fotografías, vídeos, textos y música, información personal de la usuaria o el usuario. A su vez, también sirve para entretener y mantener y crear nuevos vínculos con personas que con las que se comparte algún tipo de inquietud, gusto o preferencia6.
Respecto a los usos, según diversos estudios7 la necesidad la exposición del “yo” es una de las motivaciones más importantes que las personas tienen para utilizar Instagram. Esta exposición se traduce, en la gran mayoría de los casos, en conseguir una aprobación social y una mayor autoestima.
En el contexto cibernético, la aprobación social se mide en factores cuantitativos. Esto es, a través del número de personas agregadas, del número de visualizaciones del contenido subido y del número de likes o comentarios positivos8.
En otro estudio importante sobre el tema9, se corrobora esta idea, llegando a la conclusión de que el número de likes sirve como indicador para mostrar la aprobación social hacia una persona. García-Sánchez10, por su parte, asegura tras su investigación que la razón principal por la que las personas auto exponen su apariencia física en Instagram es para ser correspondidas con likes y comentarios en sus publicaciones, midiendo así su aprobación social y mejorando, o no, su autoestima.
En esta línea, Barry et al.11 afirman en su estudio que el apoyo social influye en la autoestima. Así, cuanto mayor es el número de amistades en las redes sociales virtuales y mayor número de comentarios y publicaciones, mayor es la autoestima que una persona posee.
En paralelo, Mccune y Thompson12, en su estudio concluyeron que a medida que una persona tiene mayor éxito y aprobación social en las redes sociales, la presión por subir contenido que agrade a sus seguidoras y seguidores es mayor. A su vez, estos mismos autores exponen que cuanto mayor es el número de amistades agregadas y mayor el número de likes y comentarios, menos tiempo dura el intervalo de tiempo entre la subida de un contenido y otro.
La necesidad de tener un mayor apoyo social y, por tanto, una mayor autoestima, puede desembocar en prácticas de autopromoción que sobre expongan la vida privada de la persona en cuestión. Los selfis o las fotos en las que solo se muestra la apariencia física13 son una de las formas más utilizadas para ganar likes, comentarios, seguidores y seguidoras en Instagram14. La imagen que se expone en el ciberespacio debe estar cuidada y presentable, así como representar de algún modo la forma de ser de la persona que en ella aparece. Es otra manera de expresión en la que se entiende que esa persona, es lo que muestra15.
En esta exposición del “yo”, se pueden encontrar diferencias significativas entre mujeres y hombres. Así, Prades y Carbonell16 afirmaron que las mujeres comparten más fotografías personales que los hombres. De esta forma, por cada 67 fotos que suben ellas, ellos suben 25. Salomon y Brown17 concluyeron en su investigación que las mujeres suben más selfis y más fotografías enseñando su cuerpo a sus perfiles que los hombres.
Esta auto exposición de la apariencia física tan recurrente para conseguir una mayor autoestima puede desencadenar en diversos problemas: Por un lado, la volatilidad de las redes sociales hace que nada de que lo allí ocurre sea permanente. Por este motivo, la aprobación social basada en el apoyo al contenido que se publica no siempre está garantizado18; Por otro lado, se corre el riesgo de entrar en un círculo vicioso en el que cada vez nece-site más popularidad, más likes, más comentarios o más interacciones. Esto puede producir un decrecimiento de la autoestima, ya que, si los resultados no son los esperados, puede aparecer un malestar físico y psicológico19.
Otro de los problemas que la búsqueda que la aprobación social puede conllevar está estrechamente relacionado con las mujeres y la violencia que se ejerce contra ellas por el hecho de serlo.
El surgimiento de la violencia contra las mujeres se encuentra en las desigualdades estructurales y sociales que han existido entre mujeres y hombres históricamente, entendiendo las relaciones de poder como el epicentro de este fenómeno en el que las primeras han estado siempre dominadas por los segundos20.
En el contexto de sociedad red en el que actualmente el mundo está sumergido21, la realidad offline y la online están interconectadas, mezclándose entre sí y formando un conjunto. De esta forma, las situaciones violentas también han sufrido un proceso de digitalización, existiendo una clara relación entre los comportamientos de violencia y acoso y de ciberviolencia y ciberacoso22.
Las ciberviolencias son situaciones de violencia, intimidatorias o mecanismos de control que tienen lugar en el ciberespacio y que se caracterizan por ser más sutiles y psicológicas, pero que pueden llegar a ser más peligrosas debido a que se puede ejercer las 24 horas del día y, en una cantidad elevada de ocasiones, bajo el anonimato23. En este contexto de digitalización de la violencia, no se puede obviar la diferencia entre mujeres y hombres. Las primeras reciben más violencia online que los segundos. Y suelen ser estos segundos quiénes más la ejercen24. De esta forma, los hombres son los agentes principales de difusión de la violencia25. Según la ONU26, el 95% de las conductas agresivas, el acoso, el lenguaje insultante y las imágenes denigrantes que tienen lugar en el ciberespacio, están dirigidas hacia mujeres y ejecutadas por hombres.
Por su parte, el ciberacoso, es uno de los tipos de violencia online que más sufren las mujeres. Según la macroencuesta de la violencia contra la mujer27, un 18,4% de las mujeres encuestadas han recibido insinuaciones inapropiadas, humillantes, intimidatorias, u ofensivas en redes sociales como Facebook, Instagram o Twitter; a un 24,9% le han hecho propuestas inapropiadas en redes sociales y un 4,3% ha sido sujeto de publicación de fotos, vídeos o información muy personal en sitios como Facebook o Instagram.
Se entiende esta práctica como una forma de ejercer violencia y perpetrar las posiciones de poder entre mujeres y hombres en el ciberespacio28.
Las acciones que más llevan a cabo los hombres en el contexto del ciberacoso hacia las mujeres en las redes sociales virtuales son, intentar un contacto constante a través del envío de solicitudes o la emisión de mensajes masivos y comentarios en las publicaciones, la emisión de mensajes abusivos en los que humille o avergüence a las mujeres, o el envío de fotos sexuales que no han sido demandadas con anterioridad29.
Este tipo de ciberviolencia posee una doble dimensión: Por un lado, los efectos negativos que genera, como problemas sociales y psicológicos; y por otro, la incapacidad de que estas mujeres puedan utilizar las nuevas tecnologías de la información y la comunicación de forma plena sin albergar sentimientos de miedo, vergüenza o humillación30.
En este contexto, diversos estudios exponen la existencia de una relación entre el grado de auto exposición de la apariencia física y el ciberacoso sufrido por las mujeres en el ciberespacio, entendiendo que esta exposición puede ser un factor de riesgo para sufrir violencia31.No obstante, es importante tener en cuenta que, el origen de este tipo de violencia que se ha ejercido y perpetuado históricamente, ya sea en la realidad offline como en la online, reside en el sistema patriarcal32.