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Selección de temas

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La elección de los temas que componen los noticieros depende de la confluencia de diferentes factores, como la continuidad temática, el rating, la agenda del gobierno (nacional, provincial o local) y el impacto del tema en otros medios (periódicos, radios, señales de noticias 24 horas) o en las redes sociales en internet (Facebook, Twitter). Como se verá en algunos capítulos de este libro, el uso de estos recursos adquiere relevancia en el proceso productivo y los entrevistados advierten que algunos hechos conformarán el temario por su impacto previo en otros medios. Esto confirma lo que David Hesmondhalgh y Sarah Baker (2011) señalan como churning it out (producir en masa) en la industria de los medios, en el sentido de lo masivo, de la no diferenciación. La lógica productiva generalista es el prototipo de esta modalidad, que es antagónica a la lógica segmentada propia de las estrategias de gama (Becerra y Mastrini, 2017).

Los informantes acordaron que en los noticieros donde trabajan existen características para la selección de temas, pero que se hacen de modo automático, y muestran dificultad para señalar los elementos centrales, tal como queda expresado en el capítulo “Noticieros: espectacularización y rutinas productivas”. Esta selección temática está inserta dentro de las fases productivas (preproducción, producción per se y posproducción) y de la división de tareas propia de los noticieros televisivos. En particular, la elección de los temas principales y las coberturas se realiza en la fase de preproducción (Carboni, 2020).

En el caso de los noticieros de Mendoza, Córdoba y Rosario, las noticias locales son las más importantes (institucionales/gobierno, funcionamiento de los servicios públicos, policiales, deportes, jubilados) y disponen de un espacio para la información nacional e internacional. Estas últimas son producidas por los canales de AMBA o los canales de noticias de 24 horas, con los cuales las emisoras locales mantienen vínculos de propiedad directa o acuerdos comerciales específicos.

La cobertura de un tema puede frustrarse por cuestiones de distancia y recursos. El audiovisual requiere una narrativa diferente de la de la radio y de la de la prensa gráfica; para confeccionar un informe necesita imágenes y testimonios. En relación con las fuentes de información se advierte que estas se derivan del tipo de delito (violencia, contra la propiedad, corrupción en el ámbito público) y de la denuncia. La recurrencia de determinadas fuentes ajenas a las estructuras del Estado, como familiares de las víctimas o testigos, no se relaciona directamente con el crédito que se les otorga al exponer los hechos (Retegui et al., 2019), tal como se infiere en el capítulo “El rol de las fuentes informativas…”. Por otra parte, a menudo las fuentes consideradas oficiales no aparecen identificadas o citadas en la noticia, aunque hayan aportado información; en las redacciones se preserva el carácter anónimo de las fuentes y de los informantes eventuales.

Entonces, además de la reconstrucción de los hechos y la narración desde cero, se realiza una ecuación costo, tiempo y beneficio (puesta al aire y repercusión) para producir cada nota.

Cabe destacar que en los canales de AMBA la decisión final de aquello que sale al aire recae sobre el jefe de noticias, el productor general, el coordinador o el gerente de noticias, mientras que en el resto de las ciudades estudiadas dicha decisión suele ser tomada, en gran medida, por los productores. Esto se asocia, básicamente, con la cantidad de recursos humanos disponibles y con una división del trabajo más marcada en las emisoras de AMBA. Por el contrario, en el resto de las ciudades que integran el corpus las trabajadoras y los trabajadores son multitasking, es decir que cumplen más de una función a la vez.

En las emisoras de AMBA, los periodistas especializados en policiales y judiciales cumplen un rol destacado en la cobertura de estas temáticas, dada la cercanía que mantienen con las fuentes institucionales. Por el contrario, en el caso de las emisoras de Mendoza, Rosario y Córdoba, la falta de recursos deriva en cierta polifuncionalidad y en una menor especialización temática de los profesionales.

En los temas de delito aparecen diferencias en el tratamiento de la información, con variables socioeconómicas y etarias, fundamentalmente interviniendo en el encuadre desde la producción; un femicidio es abordado de modo diferente según la clase social a la que pertenece la mujer asesinada, por ejemplo. No es lo mismo si el crimen sucedió en un barrio cerrado o en una villa miseria, porque tiene otros “condimentos”, tal como podrá leerse en el capítulo “Periodistas, clases sociales y territorios «inseguros»”.

Con respecto a los delitos de corrupción en el ámbito público o privado –cuyas notas serán trabajadas con detalle en el capítulo “La construcción de la corrupción como problema mediático: contenidos informativos y percepciones de las audiencias”–, los entrevistados no reconocen que exista censura explícita directa, esto es, la negativa a abordar alguna temática porque involucra a funcionarios de gobierno o por la incidencia de la pauta oficial en esos medios.

Por último, se advierte que en la elaboración de las notas se ha extendido el uso de imágenes ilustrativas (propias, de archivo o captadas por cámaras de seguridad) y, también, se utilizan las provenientes de plataformas de redes sociales, como se analiza en el capítulo dedicado a la espectacularización de las noticias. En los casos donde los involucrados cuentan con perfiles abiertos en alguna de dichas plataformas se revisa la “vida en red” de las víctimas/victimarios y se los utiliza como recursos para confeccionar el informe o como material en la puesta al aire del noticiero. Con esto se identifica que el desarrollo tecnológico y la expansión del uso de teléfonos móviles con cámaras digitales permiten a los canales de televisión contar con imágenes en casos en los que no llegan con sus propios recursos. Si bien la calidad de estas imágenes es sensiblemente menor a las generadas por profesionales, se valora la posibilidad de “estar ahí” que ellas ofrecen.

El delito televisado

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