Читать книгу La inquisición española - Miguel Jiménez Monteserín - Страница 9
ОглавлениеPREÁMBULO
Este libro se gestó y editó hace ya cuarenta años, en una época de amplias incertidumbres y esperanzas, cuando la Inquisición española dejaba de ser un tema ideológico controvertido para animar la fecunda tarea de un buen número de historiadores jóvenes. En los archivos les aguardaban, casi del todo inéditos, innumerables papeles y no eran muchas las guías que ayudaban a moverse entre ellos. Como principiante comencé yo también a frecuentar los excepcionales fondos inquisitoriales del Archivo Diocesano de Cuenca. Allí, a la vez que aprendía en ellos, pensé en la utilidad de dar a conocer, reunidos, los documentos básicos del quehacer inquisitorial a lo largo del tiempo. Un instrumento de trabajo al que acudir en la <investigación y un material documental desde el que acercarse de primera mano a una institución tan controvertida. No cabe duda de que era aquella la obra de un aprendiz que hoy ve con nostalgia sus muchos defectos y carencias. Formaba parte de un grupo de universitarios, guiados por los profesores Joaquín Pérez Villanueva, Miguel Avilés y Bartolomé Escandell, que hicieron posible la celebración en 1978 del «congreso de Cuenca», cuyas actas aparecieron en 1980 con el título: La Inquisición Española. Nueva visión. Nuevos horizontes, la publicación de los tres tomos de la Historia de la Inquisición Española (1984-2002) y no consiguieron, por desgracia, que cuajase el proyecto de un ambicioso Centro de Estudios Inquisitoriales.
La desaparición de Editora Nacional impidió haber revisado el libro hace años. Hubo después un intento de reedición en la Universidad de Córdoba, fallido por mi parte, y ahora, gracias a la generosa amistad de los doctores José María y Enrique Cruselles, de la Universidad de Valencia, que muestran un encomiable y renovado interés hacia la historia del Santo Oficio y me han brindado la oportunidad de sumarme a su proyecto de investigación, se publica esta nueva edición corregida y aumentada, que ha contado además con la generosa ayuda financiera del equipo LLACS, centro de investigación perteneciente a la Universidad Paul Valery de Montpellier, dirigido por la profesora Anita González-Reymond.
Es muchísimo lo que han avanzado desde entonces los estudios acerca del Santo Oficio, gracias a lo cual, también ha mejorado en gran medida mi propio conocimiento del tema. Sin embargo y precisamente por ello, dado que, junto a muchísimas monografías, diversas en tamaño y calidad, tampoco faltan ahora las síntesis, como entonces, he renunciado a realizar ahora aquí ningún género de recapitulación bibliográfica. El libro y su propósito siguen siendo los mismos de antaño: ayudar a comprender la institución. Además de mejorar las transcripciones documentales y traducir varios textos, tan sólo he procurado en esta nueva edición aclarar algunas palabras o conceptos buscando las referencias implícitas o explícitas, de carácter teológico o jurídico, que se ofrecen, en un intento de acercar al interesado en el tema estos documentos ampliando, con las de otros, el eco de su voz propia.
No ha tenido mucha fortuna crítica este libro. Publicado en una editorial ligada aún al aparato institucional del Estado franquista, ya en sus estertores, tan sólo la prensa y radio todavía oficiales hicieron alguna reseña de él. Cierto es también que el profesor José María Díez Borque le dedicó una inesperada recensión encomiástica en el diario El País (13.XII.1981) mientras las revistas especializadas lo ignoraron. Con todo, evocando la ignaciana santa indiferencia a que hice alusión entonces, me cabe la satisfacción de pensar que, aun sin elogios ni críticas, mi trabajo de principiante haya podido sido útil, como me consta a partir de las citas de que ha sido objeto en muy numerosos trabajos de investigación, y confío en que, con las mejoras introducidas, lo siga siendo, después de superarse el remanso en que el tema inquisitorial se halla al presente.
La fuente principal de donde proceden la mayoría de los documentos transcritos ha seguido siendo el citado Archivo Diocesano de Cuenca y a sus responsables de ayer y a los actuales doy aquí las gracias por la ayuda prestada. Si bien el esquema inicial del libro se ha mantenido, me ha parecido útil incorporarle como aportación nueva sendas series de regestos documentales, realizados, a partir sobre todo de cartas acordadas dirigidas desde la Suprema al tribunal inquisitorial de Cuenca, por los propios oficiales de este. La intención es que puedan servir de guía, en la medida que la legislación inquisitorial permanece aún casi del todo inédita. Las introducciones a cada sección se han mantenido en lo sustancial.
La redacción, la relectura y la revisión de este libro llevan cada una la impronta de un momento de mi vida: el de la ilusión esperanzada ante un futuro inédito, la tribulación de un momento doloroso y la serenidad de quien, soslayada ya la ambición, mira atrás y no halla de qué envanecerse, bastante sí de qué arrepentirse y mucho que agradecer a la amistad y al amor. Quede este en la gozosa intimidad cotidiana, mientras rindo tributo a la antigua y fraterna amistad del profesor Rafael Carrasco que ha querido introducir ahora estas páginas remozadas.
Valdemoro de la Sierra, mayo de 2020