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INTRODUCCIÓN 1

La disertación trata, en general, del lugar del discurso filosófico entre los demás géneros; cf. I y XXV. Sin embargo, la perspectiva que adopta es la propia de su oficio de orador, la que considera la aceptación de los discursos que él sustancia en el momento del disfrute o goce que brindan, para lo cual Máximo elige el venerable término euphrosýnē , un disfrute propio de la situación convival. El desarrollo que Máximo hace de la cuestión presupone el conocimiento de este contexto distendido, donde, desde Platón, se toman los discursos como único medio digno de diversión. Cuando Máximo se pregunta en § 3 por los discursos adecuados para el «banquete», evoca directamente el final del libro I de la República platónica, donde Sócrates acepta de un desdeñoso Trasímaco esa imagen para sus diálogos 2 . La comparación que Máximo ha introducido previamente, en ese mismo párrafo, con el fin de distinguir entre lo que aporta la música —el aroma— y lo que aporta la palabra —el alimento— depende, en definitiva, de esta imagen platónica.

Por otro lado, ya Platón en el Protágoras había presentado a Pródico señalando la diferencia entre este disfrute digno, vinculado a la inteligencia, y el placer (hēdonḗ) que se da en el cuerpo 3 , y en el Timeo hacía uso de esta diferencia dentro de la explicación de cómo percibimos los sonidos, para distinguir la sensación de la gente vulgar frente a la de los inteligentes 4 . Máximo, por tanto, construye su disertación sobre una larga tradición platónica, literaria y conceptual.

El desarrollo inicial, dedicado a aclarar el presupuesto de que el goce apropiado es el que deriva de los discursos (dià lógōn) , tiene cierta autonomía como problema filosófico, pues la presentación es heredera de un venerable debate sobre el valor de unos famosísimos versos de la Odisea , interpretados por Platón en clave hedonista y, por tanto, como argumento para cuestionar la poesía (véanse las referencias infra , pág. 80, en la nota 6). Mucha discusión han provocado las alusiones en § 2 a los episodios de las sirenas y los lotófagos. Bignone había prestado atención a esta conferencia en el contexto de la discusión que sobre el supremo bien mantuvieron la Academia y la escuela de Epicuro, provocada por el Protréptico de Aristóteles, que sería el ancestro más antiguo de la defensa de los placeres espirituales 5 . La reseña de Tescari de este importante libro apuntaba que la interpretación del paso señalado no era adecuada: sirenas y loto debían referirse alegóricamente a la poesía, y remitía a un trabajo del reseñante que no había sido tenido en cuenta por Bignone. Éste contestó revalidando la opinión expuesta en su libro —que era ya la de Hobein— de que la alegoría hay que referirla a los placeres del vientre 6 .

La parte central de la disertación se dedica a la comparación con otras formas de discurso, tomando como centro el criterio de utilidad que de ellas se deriva. Máximo destaca, tras los discursos forenses y simposíacos (§§ 3-4), los méritos de la historia (§ 5). Sin embargo, en § 6 cuestiona el valor de ésta, y las razones que aduce son también de estirpe platónica: la historia no aporta sólo modelos de virtud, sino, sobre todo, de vicio y maldad, con lo que se hace peligrosa su imitación.

El § 7 puede parecer desconectado del resto 7 , pues Máximo pasa a preguntarse dónde encontrar y de quién solicitar semejantes discursos. En realidad, el asociar siempre los discursos a la persona o instancia que los puede pronunciar autorizadamente es una preocupación inseparable de su planteamiento oratorio filosófico, ya bien presente en la Disertación I.

SINOPSIS

El provecho del discurso (1 -3 ).

Homero presenta a Odiseo alabando el placer de los banquetes en la corte de Alcínoo, rey de los feacios (1 ).

Esta alabanza es impropia de Odiseo, de modo que Homero estaría aludiendo a otra cosa: al desprecio de los placeres de la mesa y a la necesidad de moderarse (2 ).

Las melodías son al aroma lo que el discurso razonable al alimento. Hay necesidad de que el disfrute del oído proporcione al mismo tiempo alimento (3 ).

Los diferentes discursos (4 -7 ).

Los discursos retóricos y judiciales, que imitan disputas y diferencias.

Los discursos simposíacos. Excelencia de las costumbres persas frente a las atenienses en materia de deliberación (4 ).

Los discursos históricos, que permiten experiencia sin penalidades (5 ).

Los discursos que añora el alma buena no son los históricos, que no separan lo bueno de lo malo (6 ).

Los discursos sobre el alma. Su materia habrá de ser el alma del hombre, sus desórdenes y enfermedades, con la intención de sanarla (7 ).

Hay que buscar a quien pueda pronunciarlos o cantarlos, sea hombre o dios.


1 Discusiones: E. BIGNONE , L’Aristotele perduto e la formazione filosofica di Epicuro , vol. I, Florencia, 1936, págs. 310-312; A. TESCARI , Lucretiana , Torino, 1936, págs. 69 ss.; E. BIGNONE , «A proposito della polemica di Eraclide Pontico e di Massimo Tirio contro Epicuro», Convivium XIV (1936), 445-450; A. TESCARI , «Per la interpretazione di un passo di Massimo di Tiro: Epicuro e la poesia», Convivium XV (1937), 212-214; E. BIGNONE , «Ancora di Epicuro e di Massimo di Tiro», Convivium XV (1937), 345-347; PUIGGALI , Études , págs. 67-77; SZARMACH , Maximos , págs. 97-100; TRAPP , Maximus , págs. 194-186.

2 Cf. PLATÓN , República I 354b. Sobre la actualidad de la relación entre palabra y alimento en el contexto convival, vid . L. ROMERI , Entre mots et mets. Plutarque, Lucien et Athénée autour de la table de Platon , París, 2002, págs. 68-103.

3 Cf. PLATÓN , Protágoras 337c.

4 Cf. PLATÓN , Timeo 80b.

5 BIGNONE , L’Aristotele perduto , vol. I, págs. 310-312. Epicuro habría contestado el Protréptico de Aristóteles, y Heraclides Póntico habría, a su vez, contestado a Epicuro en defensa de Aristóteles.

6 TESCARI remitía a su Lucretiana , págs. 69 ss. BIGNONE contestó en «A proposito de la polemica di Eraclide Pontico», al que siguieron sendos escritos de TESCARI («Per la interpretazione di un passo di Massimo di Tiro») y Bignone («Ancora di Epicuro e di Massimo di Tiro»). A. ALFONSI , «Traces du jeune Aristote dans la Cohortatio ad Gentiles faussement attribuée à Justin», Vigil. Christ . II (1948), 65-88, esp. pág. 87 y nota 77, se adhiere a la posición de Bignone. Cf. la completa revisión de la polémica en PUIGGALI , Études , págs. 69-71 nota 5.

7 PUIGGALI , Études , pág. 73, califica de «assez deroutante» esta sección. TRAPP , Maximus , pág. 187, se pronuncia en términos análogos.

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