Читать книгу Disertaciones filosóficas XVIII - XLI - Máximo de Tiro - Страница 7

Оглавление

SOBRE EL ARTE AMATORIA DE SÓCRATES

Un ciudadano de Corinto llamado Esquilo tenía un hijo, [1] Acteón, mozo dorio que sobresalía en belleza 1 . De Acteón se enamora un joven corintio del linaje de los Baquíadas 2 — los Baquíadas eran los señores de Corinto 3 —. Como el muchacho se mostraba recatado y desdeñaba al amante soberbio, acudió el amante de parranda a casa de Acteón en compañía de los jovenzuelos Baquíadas, quienes, envalentonados por la borrachera, la tiranía y la pasión amorosa, irrumpieron en su estancia y trataban de raptarlo, mientras que los familiares, de retenerlo. Despedazado el mozo por la fuerza bruta de unos y otros, muere por sus manos. Y se comparó este suceso de Corinto con el de Beocia por la coincidencia de los nombres de los mozos, dado que ambos murieron destrozados, el uno por obra de unos perros en una cacería, el otro por la de amantes en una borrachera 4 .

Periandro, el tirano de Ambracia, tenía como amado a un joven de la ciudad 5 , pero, dado que no había establecido la relación con justicia, el asunto era lujuria, no amor 6 . Periandro, envalentonado por su poder, insulta al mozo 7 , y el propio insulto puso fin a la lujuria de Periandro y convirtió al mozo, de enamorado, en tiranicida. He aquí el justo castigo de los amores injustos.

[2] ¿Quieres que te describa una o dos imágenes del otro modo de amor, el justo? Un mozo ateniense tenía dos amantes, un particular y un tirano 8 . El uno era justo por ser de su misma dignidad, mientras que el otro, injusto por su licencia. Pero el joven era verdaderamente hermoso y digno de ser amado, de modo que desdeñó al tirano y acogió gozoso al particular. El otro, empero, encolerizado, cubrió de oprobio a ambos; para deshonrarlos, llegó incluso a expulsar a la hermana de Harmodio cuando vino a portar una cesta en la procesión de las Panateneas 9 . A raíz de esto reciben su castigo los Pisistrátidas, y fueron principio de la libertad para los atenienses la insolencia del tirano, el arrojo del mozo, el amor justo y la virtud del amante.

Epaminondas libera Tebas de los lacedemonios con una estratagema amorosa 10 . Muchos eran los jóvenes de Tebas que estaban enamorados de otros tantos mozos hermosos. Armas dio Epaminondas a los amantes y dispuso a sus amados conjuntamente en un sagrado batallón del amor, terrible, imbatible, con los escudos perfectamente trabados e inquebrantable, como ni siquiera logró formarlo en torno a Ilión Néstor, el más diestro de los estrategas 11 , ni tampoco los Heraclidas en torno al Peloponeso ni los peloponesios en torno al Ática. Pues todos y cada uno de los amantes estaban obligados a ser los más excelentes, combatiendo por pundonor a la vista de sus amados mancebos y protegiendo por necesidad a sus seres más queridos. Y los mozos trataban de emular a sus amantes en las virtudes, como en una cacería los cachorros que corretean junto a los perros de más edad 12 .

[3] Entonces, ¿qué quiero dar a entender con Epaminondas, Harmodio y los relatos de un amor injusto? Que a un asunto que es doble —uno, en posesión de la virtud, y otro, connatural al vicio— los hombres lo denominan ‘amor’ con un solo vocablo, llamando así tanto al dios como la enfermedad 13 , y que se engalanan los amantes viciosos por el título que comparten con el dios, mientras que los buenos son objeto de desconfianza por lo ambiguo de su pasión 14 . Pero, del mismo modo que, 〈si〉 hubiera que indagar a propósito de los inspectores de la ceca cuál de ellos reconoce las monedas auténticas y cuál no, situaríamos muy lejos del arte al que acepta lo que parece auténtico en lugar de aquello que lo es, mientras que al otro que realmente reconoce las monedas verdaderas lo relacionaríamos con el arte, así también hemos de aplicar el arte amatoria a la naturaleza de lo bello, comportándonos como con una moneda 15 . Pues si dentro de éste está, por un lado, lo que parece bello pero no lo es y, por otro, lo que es bello y lo parece, forzosamente los que ansían la belleza aparente, pero no real, son una especie de amantes ilegítimos y falsos, mientras que los que ansían la que lo es y lo parece son legítimos amantes de la belleza verdadera.

Sea. Dado que de este mismo modo hay que poner a [4] prueba y examinar minuciosamente el discurso amoroso y al hombre enamorado, habremos de atrevernos a reflexionar también, a propósito de Sócrates, sobre qué fueron aquellas palabras tan conocidas de sus discursos, como aquello que dice sobre sí mismo de que es servidor del amor, un cordel blanco con los bellos mozos y experto en este arte 16 . Pero también ha dejado registrados a los maestros del arte, Aspasia de Mileto y Diotima de Mantinea 17 , y consigue como discípulos del arte al orgullosísimo Alcibíades, al hermosísimo Critobulo, al exquisito Agatón, a la inspirada testa de Fedro 18 , al mancebo Lisis y al hermoso Cármides 19 . Y no oculta nada del amor, ni obra ni emoción, sino que, como hombre franco que era, daba la impresión de ser alguien que contaba todo con franqueza, una cosa tras otra: que le saltaba el alma y le sudaba el cuerpo por Cármides 20 , se sentía excitado y poseído como las bacantes por Alcibíades 21 y volvía sus ojos hacia Autólico como hacia la luz en la noche 22 . Y cuando funda una ciudad de hombres buenos, al establecer leyes para los personajes destacados, no les regala una corona ni estatuas, las fruslerías de los griegos, sino que daba al que se distinguía la posibilidad de besar a quien quisiera entre los jóvenes hermosos 23 . ¡Admirable recompensa! ¡Y cómo cuenta que es el Amor, cuando forja una fábula sobre él 24 ! De fea apariencia y pobre —especialmente cercano a su propia suerte—, descalzo, durmiendo en el suelo, acechante, cazador, envenenador, sofista, hechicero, justamente como los comediógrafos se burlaban del propio Sócrates en las Dionisias 25 . Y estas cosas no las decía en las reuniones de los griegos, pero sí en casa y en público, en los banquetes, en la Academia, en el Pireo, en un camino bajo un plátano, en el Liceo 26 . Y todo lo demás niega conocerlo, tanto las teorías sobre la virtud como las opiniones sobre los dioses, así como todo lo demás de lo que los sofistas se ufanaban, pero encarnaba el arte amatoria y decía que era experto en ella y a ella se dedicaba 27 .

¿Qué quieren decir estas ingeniosidades de Sócrates, [5] sean enigmas o ironías? Que nos responda en favor de Sócrates Platón o Jenofonte o Esquines o cualquier otro de los que tienen su misma voz. Pues, en efecto, me admira y sorprende que expulsara los versos de Homero de su maravillosa república y de la crianza de los jóvenes junto con el propio Homero, tras coronar al poeta y ungirlo de mirra 28 , imputándole la franqueza de sus versos, porque presenta a Zeus uniéndose a Hera en el Ida, mientras los cubría una nube sobrenatural 29 , la relación amorosa de Ares y Afrodita y las ataduras de Hefesto 30 , los dioses bebiendo y riendo con una risa inextinguible 31 , Apolo escapando y Aquiles persiguiéndolo 32 ,

él, que era mortal, a un dios inmortal 33 ,

y dioses lamentándose:

¡Ay de mí! Que a Sarpedón, de los hombres el más amado 34 ,

dice Zeus; y a continuación, de nuevo,

¡Ay de mí, cobarde! ¡Ay de mí, desdichada madre del mejor! 35 ,

dice Tetis; y todos los demás relatos que, además de éstos, Homero dio a entender veladamente y Sócrates censuró 36 . Pero, ciertamente, el propio Sócrates, el amante de la sabiduría, superior a la pobreza, enemigo del placer y amigo de la verdad, entremezcló con sus charlas tan escurridizos y peligrosos discursos que los sentidos velados de Homero, comparados con sus discursos, quedan muy lejos de la imputación. Pues, por ejemplo, quien escucha semejantes afirmaciones sobre Zeus, Apolo, Tetis y Hefesto adivina que una cosa es lo que se dice, pero otra lo que se quiere decir; deja lo placentero para el oído, comparte la tarea con el poeta, se eleva con él con su imaginación y modela con él el relato, desconfiando y gozando a un tiempo de la licencia de la mitología 37 . Pero Sócrates, afamado en honor a su veracidad, es más peligroso en lo que nos quiere decir por la confianza que merecen sus relatos, por lo poderoso de su imitación y por lo incongruente de sus actos. Pues en nada se parecía el Sócrates enamorado al casto, ni el impresionado por los jóvenes hermosos al que refutaba a los insensatos, el que rivalizaba con Lisias en cuestiones amorosas 38 , el que se arrima a Critobulo 39 , el que se presenta de la cacería de la belleza de Alcibíades 40 , el que queda sobrecogido ante Cármides 41 . ¿Cómo va esto a asemejarse a la vida filosófica? Nada que ver con su franqueza ante el vulgo ni con su libertad ante los tiranos 42 , con su actuación destacada en Delio 43 ni con su desprecio de los jueces, con su marcha a la prisión ni con su preparación para la muerte 44 . Nada más lejos. Si todo eso es verdad, merece el silencio; pero si mediante palabras vergonzosas quiere significar acciones hermosas, el asunto es tremendo y peligroso, pues poner lo hermoso debajo de lo feo y exponer lo beneficioso mediante lo nocivo es acción propia no de quien quiere beneficiar —pues lo beneficioso queda invisible—, sino perjudicar —pues esto es accesible—. Estas cosas son, en mi opinión, las que dirían Trasímaco o Calias 45 o Polo o cualquier otro contrincante de la filosofía de Sócrates.

[6] Ea, pues, socorramos al argumento y no parloteemos en vano 46 . Ciertamente, me da la impresión de que eso quiero, pero mi poder es menor, y hace falta querer y poder por igual. Pues bien, actuemos así: 〈demos〉 47 al argumento la misma licencia que quienes se ven en el trance de ser denunciados ante los tribunales: no se defienden sólo del hecho en sí por el que tuvo lugar la denuncia, sino que sutilmente vuelven la acusación contra otros más distinguidos y van aminorando su parte mediante su asociación con ellos. Así pues, también nosotros, por el momento, pospondremos un poco el analizar, a propósito de Sócrates, si hizo bien o no 48 y hablaremos del siguiente modo a aquellos terribles acusadores: «Nos parece, ¡oh, ciudadanos!, que sois acusadores más inusuales que Ánito y Meleto 49 . Cuando éstos decían en el escrito de acusación que Sócrates cometía una ilegalidad y corrompía a los jóvenes 50 , decían que Sócrates cometía una ilegalidad porque Critias se convirtió en tirano, porque Alcibíades fue convicto de ultraje 51 , porque hace fuerte el discurso débil 52 y porque jura por el plátano y por el perro 53 . Pero de las actividades amorosas de Sócrates incluso esos terribles sicofantas se mantuvieron al margen. No, ni siquiera Aristófanes, el más terrible de sus acusadores, escarneció el amor de Sócrates cuando hizo burla de las actividades de Sócrates en las Dionisias 54 , y ello a pesar de llamarlo pobre, charlatán y sofista y cualquier cosa antes que mal amante. Pues el asunto no era, al parecer, reprensible ni para los sicofantas ni para los cómicos».

Por eso salió absuelto del teatro de los atenienses y del [7] tribunal de justicia. Contra estos acusadores actuales —ya que no son menos combativos que aquéllos— pugnemos, en primer lugar, sobre este punto: que la ocupación amorosa no es exclusiva de Sócrates, sino mucho más antigua. Y presentemos como testigo al propio Sócrates, que elogia y admira la actividad, pero niega que el hallazgo sea suyo 55 . Pues cuando Fedro de Mirrinunte le hizo una recitación del discurso amatorio elaborado por Lisias, hijo de Céfalo 56 , dijo que no se admiraba de que tuviera el pecho colmado, cual tinaja, de corrientes ajenas, «sea de la bella Safo —así se complace en llamarla por la belleza de sus canciones, aunque ella fuera baja y atezada 57 — o bien —continúa— de Anacreonte el sabio» 58 . El discurso del Banquete en alabanza del amor lo atribuye a una mujer de Mantinea 59 , pero, ya fuera de Mantinea ya de Lesbos la madre del discurso, en cualquier caso los discursos amatorios de Sócrates no son de su exclusividad ni de él el primero. Así pues, examinemos cómo se originan, empezando por Homero.

[8] Éste me parece a mí que, siendo como era el que de más voces estaba dotado y el más diestro en narrar lo innoble a la vez que lo hermoso, con el fin de obtener éste y rehuir aquél, enseñaba de un modo especialmente sencillo y arcaico las restantes cosas: curar, guiar un carro y disponer un ejército, exhortando a que el caballo de la izquierda pase casi rozándose en la meta 60 , dando a los extenuados la poción de vino pramnio 61 , disponiendo a los cobardes en medio de los valientes y separando a los jinetes de los soldados de infantería 62 —la verdad es que estas ingeniosidades se harían acreedoras de la risa de los actuales estrategas 63 , médicos y aurigas—. Sin embargo, todo lo del amor lo expone de forma detallada: hechos, edades, tipos y pasiones, las hermosas, las vergonzosas, el amor prudente, el incontinente, el justo, el abusivo, el enloquecido, el sosegado, y entre tales ya no hay artesano arcaico sino diestro,

cuales son ahora los mortales 64 .

Por ejemplo, al comienzo del relato hay dos amantes en liza por una cautiva 65 , el uno, osado y enloquecido, el otro, pacífico y sensible; el uno tiene los ojos enardecidos y a todos escarnece y amenaza 66 ; el otro se retira con tranquilidad, llora recostado, es presa de la turbación y afirma que va a marcharse, pero no se marchará 67 . Otra imagen del amor incontinente: para él Alejandro era tal como para retirarse de la batalla al tálamo y asemejarse constantemente a un adúltero 68 . Hay en él también un amor justo, igual por ambas partes, como 〈el〉 de Andrómaca y Héctor: la una llama al esposo padre, hermano, amante y todos los nombres más afectuosos; él dice que ni siquiera su madre le preocupa tanto como ella 69 . Mostró también el amor terreno en las figuras de Hera y Zeus 70 , el insolente en las de los pretendientes 71 , el hechicero en la de Calipso 72 , el mágico en la de Circe 73 y el valeroso en la de Patroclo, que se adquiere con esfuerzo y tiempo y progresa hasta la muerte, entre dos jovenes hermosos y recatados, siendo uno el que educa y otro el que aprende 74 . El uno está afligido, el otro lo consuela 75 ; el uno canta, el otro escucha 76 . Muestra de amor fue también el hecho de que llorara 77 cuando quería obtener el permiso para el combate, en la idea de que su amante no consentiría, pero éste lo deja partir y lo engalana con sus propias armas, se llena de espanto cuando aquél se demora 78 y, cuando muere, ansía morir 79 y depone su enojo 80 . De amante son también los ensueños, los sueños 81 , las lágrimas y el postrer regalo de la cabellera al que está siendo ya enterrado 82 . Hasta aquí los relatos amorosos de Homero.

En Hesíodo, ¿qué cantan las Musas sino amores de mujeres [9] y amores de hombres y de ríos, reyes y plantas 83 ? El amor de Arquíloco, por ser abusador, lo mando a paseo 84 . Pero el de la Lesbia —si hay que comparar lo más antiguo con lo más reciente—, ¿qué podría ser sino lo mismo que el arte amatoria de Sócrates? Me parece que una y otro cultivaron una peculiar amistad, la una de mujeres, el otro de varones. En efecto, decían amar a muchos y consumirse por todas las bellezas. Lo que para aquél fueron Alcibíades, Cármides y Fedro, eso fueron para la Lesbia Girina, Atis 〈y〉 Anactoria 85 , y lo que para Sócrates fueron sus rivales de profesión Pródico, Gorgias, Trasímaco y Protágoras, eso fueron para Safo Gorgo y Andrómeda 86 . A éstas unas veces las censura, otras las refuta y les dirige aquellas mismas ironías de Sócrates:

¡Bienvenido, Ión! 87 ,

dice Sócrates;

Muy bienvenida sea por mí

la hija de Polianacte 88 ,

dice Safo. Dice Sócrates que no se acercó a Alcibíades, aunque lo amaba desde hacía mucho tiempo, antes de considerarlo apto para los razonamientos 89 :

Me parecías una niña pequeña y sin gracejo 90 ,

dice Safo. Ridiculiza el ademán y la manera pretenciosa de recostarse:

¿quién es ésa, la que lleva puestas ropas de aldeana 91 ?

Dice Diotima a Sócrates que el amor no es un niño, sino un «acompañante y servidor de Afrodita» 92 ; y también dice Afrodita en un canto de Safo:

Mi servidor Amor y tú 93 .

Diotima dice que el amor florece con la prosperidad y muere con la escasez 94 . Eso mismo captó aquélla y lo llamó agridulce y dador de dolores 95 . Al amor Sócrates lo llama sofista; Safo, urdidor de palabras 96 . Él delira por Fedro bajo el efecto del amor 97 , mientras que a ella

el amor sacude

las mientes cual viento que se abate sobre las encinas del monte 98 .

Él se enoja con Jantipa cuando se lamenta por su muerte 99 y ella, con su hija:

No debeen casade siervos de las Musas

durar el duelo; para nosotras eso no es correcto 100 .

El arte del sabio de Teos es del mismo carácter y el mismo tipo. En efecto, ama a todos los mozos hermosos y a todos los alaba; rebosan sus canciones de la cabellera de Esmerdis, los ojos de Cleobulo y la lozanía de Batilo 101 . Pero mira 102 también en ellas el recato:

Deseo compartir tu juventud ,

dice,

pues me agrada el carácter que tienes 103 .

Y, de nuevo, dice que para el amor las acciones justas son hermosas 104 . E inmediatamente, en otro pasaje, llegó incluso a desvelar su arte:

Por mis palabras los jóvenes podrían amarme ,

pues mi canción tiene encanto y sé decir cosas

encantadoras 105 .

Eso mismo era lo que Alcibíades decía de Sócrates, comparando su encanto con los sones de la flauta de Olimpo y de Marsias 106 . ¿Quién, ¡oh, dioses!, podría dirigir reproches a un amante así, salvo Timarco 107 ?


1 Cf. DIODORO DE SICILIA , Biblioteca histórica VIII, fr. 10 y PLUTARCO , Narraciones de amor 772e-773b; ambos llaman Arquias al amante violento y Meliso, no Esquilo, al padre. Como las coincidencias verbales, sobre todo con el pasaje de Plutarco, son palmarias, HOBEIN (p. 216) y KONIARIS (p. 218) han propuesto, para evitar la disensión, que paîs no significa aquí ‘hijo’, sino ‘amado’, de manera que Esquilo sería el amante mesurado frente al abusador Arquias. Así lo traduce F. SCOGNAMILLO , L’arte erotica , pág. 3.

2 Aceptamos el texto génous toûtônBakchiadôn , sugerido por KONIARIS (pág. 218, app. cr .) y aceptado por F. SCOGNAMILLO , ibid ., pág. 2, quien ofrece el paralelo sintáctico de la versión paralela de PLUTARCO (Relatos de amor 772e) génous mè nṑn toû tôn Hērakleidôn .

3 Lo fueron hasta el ascenso al trono de Cípselo hacia 657 a. C.; cf. HERÓDOTO , V 92b, 1 ss.

4 Sobre la existencia de los dos Acteones, cf. PLUTARCO , Vida de Sertorio I 4. DIODORO DE SICILIA (Biblioteca histórica VIII, fr. 10) incluye la misma comparación con el destino del otro Acteón, convertido en ciervo por haber contemplado desnuda a la diosa Ártemis. Sobre este episodio cf. PS . APOLODORO , Biblioteca III 4, 4; DIODORO DE SICILIA , IV 81; OVIDIO , Metamorfosis III 3, 131 ss.

5 Cf. ARISTÓTELES , Política V 10, 1311a39 ss.; PLUTARCO , Narraciones de amor 768f. Según DIÓGENES LAERCIO , I 94 ss., era sobrino de Periandro de Corinto.

6 El amor justo aspira a disfrutar del amado sin hacer uso de la violencia; cf. DEMÓCRITO , fr. 68 D.-K. La expresión «el asunto era lujuria, no amor» evoca el verso «Lujuria es esto, no obra de Cipris» (Fragmento trágico anónimo 409 K.-SN . = PLUTARCO , Narraciones de amor 768e); vid . F. SCOGNAMILLO , L’arte erotica , págs. 50-51.

7 Le pregunta si ya está embarazado de él.

8 El mozo es Harmodio, el amante particular, Aristogitón y el tirano, Hiparco, hijo de Pisístrato. Los dos primeros fueron un símbolo para los atenienses de la lucha contra la tiranía. Cf. TUCÍDIDES , VI 54-59; PLATÓN , Banquete 182c, Hiparco 229b s., y, para las demás fuentes, F. SCOGNAMILLO , L’arte erotica , pág. 54.

9 En dicha procesión sólo podían participar las parthénoi , de modo que la exclusión daba a entender que la joven había perdido su doncellez; cf. B. M. LAVELLE , «The Nature of Hipparchus’ Insult to Harmodios», Amer. Journ. Philol . 107 (1986), 318-331, esp. pág. 327.

10 Cf. PLATÓN , Banquete 178e ss.; JENOFONTE , Banquete VIII 32-33. Epaminondas formó esta «Liga Sagrada» para la batalla de Leuctra contra Esparta (371 a. C.). Otros autores (PLUTARCO , Vida de Pelópidas 18, 1; POLIENO , II 5, 1) atribuyen la constitución del batallón a Górgidas. Cf. MÁXIMO , XXXVII 5.

11 Cf. Ilíada IV 293-310 (sobre Néstor) y II 553-555 (sobre Menesteo, segundo en este quehacer); MÁXIMO , XV 6.

12 Cf. PLATÓN , República VII 537a.

13 Cf. PLATÓN , Banquete 180c ss.; PLUTARCO , fr. 135 SANDBACH ; APULEYO , Sobre Platón y su doctrina II 14. Es significativo que Máximo llame a Eros dios, como Fedro y Agatón en el Banquete platónico, y no demon, como Sócrates en el mismo diálogo (201e ss.). No hay que olvidar que éste es el primer discurso de una tetralogía que culmina con la exposición del verdadero amor en la Disertación XXI.

14 Cf. MÁXIMO , XX 3, XXI 3 y DEMÓSTENES , LXI 3.

15 Mantenemos el texto tinì nomísmati (R), en vez de la corrección de Stephanus aceptada por TRAPP tinà nomísmata , que habría que traducir: «…como si lleváramos unas monedas». Para la imagen, cf. MÁXIMO , XI 2, XXXI 2. El inspector de la ceca o contraste es parangonado con el juez por ARISTÓTELES (Retórica 1, 1375b 5 s.) y con el filósofo por EPICTETO (Diatribas I 20, 8); cf., además, PS . PLATÓN , Sobre la virtud 378d s.; LUCIANO , Sobre el parásito 4, así como el rico comentario de F. SCOGNAMILLO , L’arte erotica , págs. 61-62.

16 Máximo toma estas tres descripciones de PLATÓN , Banquete 203c, Cármides 154b y Banquete 198d, 207c, respectivamente. Un cordel blanco en vez de rojo sobre el mármol blanco no sirve para medir, ya que no se distingue; cf. HESIQUIO , s. v. en leukôi líthōi leukḕ stathmḗ , y SÓFOCLES , fr. 330 RADT . Sócrates emplea el proverbio para indicar la falta de criterio con los jóvenes, dado que le gustan todos.

17 Sobre el magisterio de Aspasia, cf. PLATÓN , Menéxeno 235e; ESQUINES DE ESFETO , frs. 60 y 66 GIANN .; SINESIO , Dión 38; ATENEO , Banquete de los euriditos V 219d. Aspasia de Mileto fue la segunda esposa de Pericles, a la que los socráticos ESQUINES (= frs. 59-71 GIANN .) y ANTÍSTENES (frs. 142-144 GIANN .) dedicaron sendos diálogos. Sobre Diotima, cf. PLATÓN , Banquete 201d ss.

18 Cita de PLATÓN , Fedro 234d.

19 Sobre Alcibíades, cf. PLATÓN , ibid . 215a ss. y los dos Alcibíades que se le atribuyen; también se conservan fragmentos de los diálogos homónimos de los socráticos Antístenes y Esquines. Sobre Critobulo, cf. e.g . JENOFONTE , Banquete I 3, III 7 y Recuerdos de Sócrates I 3, 8. Sobre el tragediógrafo Agatón, cf. PLATÓN , Banquete 198b ss. Fedro es protagonista del diálogo platónico homónimo y participa en el Banquete . Sobre Lisis, cf. PLATÓN , Lisis 204d ss. Finalmente, sobre Cármides, cf. PLATÓN , Cármides 153d ss., Teages 128d; JENOFONTE , Banquete VIII 2.

20 Cf. PLATÓN , Cármides 155d; Banquete 215e. Con la descripción de los symptomata amoris que provoca la contemplación de los amados se anticipa la comparación de Sócrates con Safo (cf. fr. 31 L.-P. e infra , § 9).

21 Cf. ESQUINES DE ESFETO , fr. 53, 20 ss. GIANN .

22 Autólico fue el atleta vencedor del pancracio en 422 a. C. Su victoria se festeja en un banquete sufragado por el adinerado Calias y descrito por Jenofonte; cf. Banquete I 9. ÉUPOLIS dirigió sus burlas contra él en la comedia titulada Autólico (frs. 48-75 K.-A.). Murió durante el régimen de los Treinta Tiranos; cf. PLUTARCO , Vida de Lisandro XV 5.

23 Cf. PLATÓN , República V 468b.

24 Cf. PLATÓN , Banquete 203ce.

25 Máximo se refiere a las Nubes de ARISTÓFANES , pero no sólo a ellas: seguramente lo había atacado anteriormente en Los comensales , en 429 a. C., y sabemos también de las burlas que le dirigió ÉUPOLIS (fr, 386 K.-A.). Vid ., al respecto F. SCOGNAMILLO , L’arte erotica , págs. 74-75.

26 Son diferentes ambientaciones de algunos diálogos: Lisis tiene lugar en una palestra cercana a la Academia, cuando Sócrates se dirige al Liceo; el Banquete , en un simposio en casa del tragediógrafo Agatón; en el Pireo, la República , en un camino, las Leyes , bajo un plátano junto al Iliso, el Fedro , y en el Liceo, Eutidemo , por ejemplo.

27 Cf. e.g . PLATÓN , Banquete 177c, Teages 128b.

28 Cf. PLATÓN , República II 377a ss., III 398a, pasaje imitado por DIÓN DE PRUSA , Discursos LIII 5; ELIO ARISTIDES , Discursos III 326, 8-11 DINDORF .

29 Cf. Ilíada XIV 292-353; PLATÓN , República III 390bc.

30 En Odisea VIII 266-366, el aedo Demódoco cuenta cómo Hefesto sorprendió a su adúltera esposa Afrodita con Ares, dios de la guerra, e ideó un mecanismo para atraparlos en el lecho y convertirlos en objeto de escarnio ante todos los dioses. Cf. PLATÓN , República III 390c.

31 Cf. Ilíada I 597 ss.; PLATÓN , República III 389ab. Para la «risa inextinguible», cf. Odisea VIII 326, XX 346.

32 Cf. Ilíada XXI 599-XXII 20; PLATÓN , República III 391a.

33 Ilíada XXII 9.

34 Ilíada XVI 433; cf. PLATÓN , República III 388bc.

35 Ilíada XVIII 54; cf. PLATÓN , ibid .

36 Sobre el intento de conciliación de Homero y Sócrates, cf. MÁXIMO , XVII.

37 Cf. MÁXIMO , IV 2 ss. y XVII 4.

38 Cf. PLATÓN , Fedro 227a s.

39 Cf. JENOFONTE , Banquete IV 28.

40 Cita libre de PLATÓN , Protágoras 309a; cf. PLUTARCO , Vida de Alcibíades VI 1.

41 Cf. PLATÓN , Cármides 154b s.

42 Cf. PLATÓN , Apología 32cd; JENOFONTE , Recuerdos IV 6, 12.

43 Cf. PLATÓN , Laques 181b.

44 Cf. e.g . PLATÓN , Apología, Critón, Fedón .

45 Puede que el nombre de Calias esté corrupto y oculte el de Calicles, severo contrincante de Sócrates al final del Gorgias , como propuso Markland y acepta Koniaris; cf. EPICTETO , Diatribas IV 5, 3 y MÁXIMO , XXVI 5.

46 Kená , «en vano», es corrección de Reiske y Markland a partir de hikaná (R). Hernández Muñoz propone un error de copia que encubriría kainá , con el cual el sentido sería: «no parloteemos con afán de novedad».

47 Suplemento de Trapp.

48 Es, justamente, el tema de la Disertación III de Máximo.

49 Cf. PLATÓN , Apología 18bc, y MÁXIMO , III. Como en la Apología platónica, Máximo construye la defensa de Sócrates en dos momentos, rebatiendo sucesivamente a los acusadores antiguos y a los modernos.

50 Cf. PLATÓN , ibid . 24b.

51 Sobre estos dos malos discípulos de Sócrates, cf. JENOFONTE , Recuerdos I 2, 12; MÁXIMO , I 9 y la introducción a la Disertación III.

52 Cf. PLATÓN , Apología 18b s., 19b s.

53 Por el plátano, en Fedro 236ce; por el perro, en Gorgias 461a, 466c, 482b, Apología 21e, etc.

54 Referencia a las Nubes de Aristófanes. El ataque al maestro causó un enorme impacto en los discípulos de Sócrates, que trataron de contrarrestar la comedia con sus diálogos. Sin embargo, SEGOLONI , (Socrate a banchetto [cit. supra , nota 11], págs. 140-148) entiende la exaltación de la castidad de Sócrates al final del Banquete como una contestación a los Comensales de ARISTÓFANES , donde la katapygosýnē era un rasgo distintivo de la escuela de un mal maestro, muy probablemente Sócrates.

55 Creemos con TRAPP que la corrección exarnoúmenon (DAVIES ) da mejor sentido que el auxanómenon del manuscrito R, defendido por F. SCOGNAMILLO , L’arte erotica , pág. 95.

56 Es el primero de los tres discursos recitados en el Fedro platónico; cf. 230e ss.

57 Las noticias sobre la fealdad de Safo, aunque relativamente antiguas (cf. e.g . la Vida de Safo del Pap. Oxy . 1800, fr. 1; escolio a LUCIANO , Las imágenes 18), no parecen tener ninguna base histórica.

58 PLATÓN , Fedro 235c.

59 Diotima; cf. la nota 17 a XVIII 4.

60 Cf. Ilíada XXIII 306-348, donde se lee este consejo que Néstor da a su hijo Antíloco (v. 338) para que venza en la carrera de carros en honor de Patroclo; PLATÓN , Ión 537ab.

61 Cf. Ilíada XI 638-641; PLATÓN , Ión 538bc.

62 Cf. Ilíada IV 293-300; DIÓN DE PRUSA , Discursos LVI 8; MÁXIMO , X 6.

63 Cf., por ejemplo, PLATÓN , Ión 540d ss.

64 Ilíada V 304, XII 383, 449, XX 287.

65 Es la causa de la cólera de Aquiles en la Ilíada: Agamenón, forzado a devolver a su concubina, Criseida, se queda con la de Aquiles, Briseida. Cf. MÁXIMO , VIII 5 y XXVI 5.

66 Agamenón llama a Calcante «adivino de males» (Ilíada I 101) y amenaza con quitar a otro guerrero su parte de botín si no recibe de inmediato una compensación por la pérdida de su concubina (I 135-139). Tras la discusión con Aquiles, «ardía de cólera» (I 247; cf. I 104).

67 Amenaza con marcharse en Ilíada I 169-171; se retira a llorar en I 348-350.

68 Cf. Ilíada III 380 ss.

69 El canto VI de la Ilíada contiene la famosa «Despedida de Héctor y Andrómaca». Para las palabras de Andrómaca, cf. VI 429-430; para las de Héctor, VI 450-455.

70 Cf. Ilíada XIV 152-353.

71 Se refiere a los pretendientes de Penélope.

72 Cf. Odisea I 14-15, V 55 ss.

73 Cf. Odisea X 135 ss.

74 Cf. Ilíada XI 785-789; PLATÓN , Banquete 179d-180b (habla Fedro). Por su parte, Sócrates en JENOFONTE , Banquete VIII 31, niega que en Homero pueda hablarse de otra cosa que de camaradería. Fue ESQUILO en su tragedia titulada Los Mirmidones (frs. 131-142 RADT ) quien tradujo la relación de camaradería en amor, asignando el papel activo de la relación al joven Aquiles. Cf. PLUTARCO , Erótico 761d y PS . LUCIANO , Amores 54. Vid . SZARMACH , Maximos , pág. 76; F. SCOGNAMILLO , L’arte erotica , págs. 102-103.

75 Cf. Ilíada XVI 1 ss., donde Aquiles consuela a Patroclo.

76 Cf. Ilíada IX 185-191.

77 Quien llora es Patroclo. Cf. Ilíada XVI 1 ss., 64, 130 ss.

78 Cf. Ilíada XVIII 6-14.

79 Cf. Ilíada XVIII 98 ss.; PLATÓN , Banquete 179e; PS . LUCIANO , Amores 46.

80 Cf. Ilíada XIX 56 ss.

81 Cf. Ilíada XXIII 62 ss., donde el fantasma de Patroclo se aparece en sueños a Aquiles.

82 Cf. Ilíada XXIII 140-153.

83 Referencia al Catálogo de las mujeres de HESÍODO (= test. 3 M.-W.); cf. MÁXIMO , XXXV 1.

84 Arquíloco se describía en sus poesías perpetrando escandalosas aventuras de naturaleza sexual, como la seducción de la hermana de su antigua prometida; cf. fr. 196a WEST y el severísimo juicio de CRITIAS , fr. 44 D.-K..

85 Cf. SAFO , frs. 8, 3; 49, 1; 90(10a), 15; 96, 16; 131, 1 (Atis) y 16 L.-P. (Anactoria).

86 Cf. SAFO , frs. 144, 2; 213, 3 (Gorgo); 68a, 5; 131, 2; 133, 1 L.-P. (Andrómeda).

87 PLATÓN , Ión 530a.

88 SAFO , fr. 155 L.-P., dirigido a Gorgo o a Andrómeda. Hay un juego de palabras en Máximo: el verbo chaírein se usa tanto para saludar a alguien como para mostrar el agrado que produce una persona.

89 Cf. PLATÓN , Alcibíades I , 103a-105e. Puede que esta relación se desarrollara en el Alcibíades de ESQUINES DE ESFETO .

90 SAFO , fr. 49, 2 L.-P., dirigido a Atis por una traición amorosa o, más probablemente, al recordar la hermosa mujer en que se ha convertido la niña desgarbada de otros tiempos; cf. F. SCOGNAMILLO , L’arte erotica , págs. 106-107, con bibliografía.

91 SAFO , fr. 57, 1-2 L.-P., dirigido a Andrómeda; cf. la descripción de Pródico en PLATÓN , Protágoras 315c-316a.

92 PLATÓN , Banquete 203e.

93 SAFO , fr. 159 L.-P.

94 PLATÓN , Banquete 203de.

95 SAFO , frs. 130 y 172 L.-P., respectivamente.

96 PLATÓN , Banquete 203d y SAFO , fr. 188 L.-P., respectivamente.

97 Cf. PLATÓN , Fedro 253a.

98 SAFO , fr. 47 L.-P.

99 Cf. PLATÓN , Fedón 60a.

100 SAFO , fr. 150 L.-P.

101 Cf. ANACREONTE , frs. 357, 359, 366 PAGE .

102 Hóra (imperativo) por horâis (indicativo) es corrección de Davies.

103 ANACREONTE , fr. 402a PAGE . Nos separamos de él, siguiendo a GENTILI , en la consideración de que la cita no alberga ninguna corrupción.

104 ANACREONTE , fr. 402b PAGE .

105 ANACREONTE , fr. 402c PAGE .

106 Cf. PLATÓN , Banquete 215c.

107 En 346 a.C. Timarco, con Demóstenes, acusó de haberse prostituido a Esquines, partidario de la paz con Macedonia. El orador rebatió la acusación en su discurso Contra Timarco .

Disertaciones filosóficas XVIII - XLI

Подняться наверх