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EN UN CONCIERTO DE SONIC YOUTH
ОглавлениеFERNANDO GEGÚNDEZ: Entre el 86 y el 90 trabajé en la emisora Txomin Barullo Irratia. También había colaborado en muchos fanzines. En el mío, Síntoma Rock, que antes había sido Sintonía y aún antes Sintonía cerebral, hablábamos básicamente de grupos vascos; muchos de ellos siniestros. En Euskadi había muchos grupos siniestros, pero no se les hacía ni puto caso. Estaban ensombrecidos por el rock radical vasco.
El rollo siniestro había contagiado el ambiente. Ibas a Donosti y la gente estaba seria y triste, porque había que estarlo. En Arrasate estaba Matrona Impúdica, de donde salió El Desvän del Macho. Y, a caballo entre Eibar y Arrasate, estaba Jugos de Otros, con Josetxo Anitua y José Gregorio Izkue, de Matrona Impúdica.
Josetxo Anitua había empezado en La Tercera en Discordia. Quizá eran un poco afterpunk, pero no eran siniestros de catecismo. Josetxo era de Eibar, la ciudad armera. Es famosa por las armas y las bicicletas. Su padre era empresario de armas y la madre, de bicicletas; o al revés. Era de muy buena familia y se llevaba bien con ellos, pero en Eibar lo pasó muy mal. Siempre decía que de pequeño se habían metido mucho con él, aunque nunca especificó. No era un gay de pluma, pero se le veía muy distinto. Un borono de Eibar y él en el mismo local era un contraste excesivo.
IÑIGO PASTOR: Nunca dejó de interesarme lo que se hacía en España, pero en esa época tampoco había mucho donde escoger. Era una época muy extraña. No había grupos y no estaban las cosas muy definidas. Iba a ver grupos en locales de ensayo de Bilbao. En uno de ellos estuvo tocando Jon Zamarripa antes de meterse en Los Raros y Cancer Moon. Decían que sonaban como la Velvet, pero era algo muy precario.
FERNANDO GEGÚNDEZ: Los Extraños, que luego fueron Los Raros, venían de una banda absolutamente seminal: Los Primitivos. Eran de Bilbao y se llamaban así porque eran muy velvetianos y superpunk; letras como de cómic, canciones de minuto y pico… Una cosa irrepetible. En todos estos grupos estuvo Jon Zamarripa.
Jon también era de buena familia. Vivía en una casa gigante en el centro de Bilbao. Todos los hermanos trabajaban de pilotos, así que lo criaron su madre y su tía monja. A él no le dio por la aviación.
IBON ERRAZKIN: Íbamos mucho a ver conciertos a Vitoria. Había una sala, The End, y por allí pasaron todos los grupos pequeños que solo iban a Madrid y Barcelona. Allí vimos a The Gun Club, a los Weather Prophets, a Primal Scream tocando su primer disco, a The Dream Syndicate…
FERNANDO GEGÚNDEZ: En el año 88, Bilbao era garajeo total. Pero ya empezaba a tenerse en cuenta esta plaza y comenzaban a pasar grupos. Primero por Vitoria y luego por Bilbao. Vinieron los Fleshtones, Robyn Hitchcock, los Flamin’ Groovies…
IBON ERRAZKIN: Sonic Youth tocaban en Madrid y Barcelona48, y la fecha que tenían libre era un miércoles. Les dijeron que era bastante posible que no viniera mucha gente al concierto de Vitoria y les propusieron abaratar un poco el precio de la entrada. Costó quinientas pesetas, un precio ridículo por aquel entonces. Precisamente por eso nos animamos mucha gente. Ir de Donosti a Vitoria, si al día siguiente tenías que trabajar o estudiar, era complicado. Cuando llegué estaba toda la gente de Bilbao. Fue un evento, aquello. A Josetxo Anitua, que estaba allí, ya lo conocía.
ROBER!: Yo no pude ir porque era muy joven y vivía en Barakaldo. Me había comprado el Bad Moon Rising poco antes porque había leído sobre ellos en algún fanzine. Estaba alucinado con ese grupo, pero nadie los conocía. Yo era el pequeñín y siempre me llevaban en coche, pero ese día no fue nadie de Barakaldo.
FERNANDO GEGÚNDEZ: The End era una sala para quinientas o seiscientas personas. No sé si estaba llena, pero no estaba desangelada. Yo no era muy aficionado a Sonic Youth, pero me quedé con la boca abierta. Probablemente hasta entonces aún no les entendía, pero aquel concierto cambió completamente mi predisposición hacia ellos. Vi que ahí había otro concepto de todo. Y el poderío de Kim Gordon me dejó flipado. Recuerdo el comentario de Josetxo: «Ya sabemos quién manda en casa».
IBON ERRAZKIN: Me gustó mucho el concierto. Me encantaban Sonic Youth. Posiblemente fui al concierto con Peru49 y con Javi Pez50. Javi adoraba a Sonic Youth. Tenía toda su discografía. Conocíamos el EVOL y el Sister, pero no tocaron ninguna canción de esos discos. Tocaron Daydream Nation entero. Fue un flash.
FERNANDO GEGÚNDEZ: A Josetxo le encantaba Sonic Youth. Más que a Jon. Josetxo sabía lo que iba a ver. Jon iba por influencia mía, era como muchos músicos: tenía cuatro o cinco iconos y no investigaba mucho más. Pero Josetxo era un fan diletante total de la música.
Yo era amigo de Jon y a Josetxo lo conocía de mis historias periodísticas. Ya lo había entrevistado varias veces. Les presenté ese día en la The End. Tuve el presentimiento de que se podían caer bien y fue un flechazo brutal. Josetxo vio en Jon a un Lou Reed. Y físicamente había algo: Jon tenían un aspecto loureediano.
Josetxo me comentó que se venía a vivir a Bilbao por los estudios. Estudió Económicas, aunque no llegó a ejercer. Le dije en qué bar de Bilbao nos podría localizar. Era el Kubil. No tardó nada en aparecer. Al siguiente sábado ya estaba por allí.
UNAI FRESNEDO: A ese concierto de Sonic Youth del 88 no fui, pero a la segunda gira, la del 90, sí. Tengo una foto de ese día con Thurston Moore. Nos la hicimos en los camerinos de la sala Txitxarro, cuando le estábamos dando un recopilatorio de Munster.
Unai Fresnedo, de Radiation, Thurston Moore, de Sonic Youth, y Gorka Pastor, de Munster, en la sala Txitxarro en septiembre de 1990. (Cedida por Unai Fresnedo.)