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1.3.1 Misión Currie.

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En medio del contexto de inestabilidad que vivía Colombia como consecuencia del Bogotazo, el gobierno solicitó al Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento, Birf, un crédito, enviaron a la Misión Currie para estudiar las condiciones de desarrollo del país, entre mediados de 1949 y julio de 1950. Esta misión fue financiada por el Banco Mundial y el Banco de la República.

Figura 1. Informe Bases de un Programa de Fomento para Colombia (1951).

La misión, integrada por expertos en diferentes áreas, elaboró el informe, Bases de un programa de fomento para Colombia, con primera versión en 1950 y final en 1951. En este informe se establece, “El cometido de la Misión aparecía sencillo y a la vez muy amplio: en esencia, era formular un programa de desarrollo para elevar el nivel de vida del pueblo colombiano” (Birf, 1951, p. XIII).

El texto del informe final se presentó en 713 páginas, con dos partes conformadas por capítulos. En la primera parte, el capítulo XII se refirió a la Educación, desde la perspectiva de la planeación:

La educación, como la salud, es factor y elemento de juicio del nivel de vida. Tiene relación directa con el nivel de productividad y al mismo tiempo contribuye a la completa apreciación y al goce

de la vida. Extender la educación a todo el pueblo debe, sin duda, constituir parte principal de todo programa de desarrollo en Colombia (Birf, 1951, p. 275).

El diagnóstico presentado en materia educativa, señaló aspectos críticos en los distintos niveles escolares, mencionó que el problema de la educación primaria se debía principalmente al analfabetismo, a la escasez de instalaciones escolares y de maestros con preparación, a los bajos salarios, así como al no cumplimiento de disposiciones legales.

En relación con la educación secundaria, la misión expuso las dificultades de acceso a este nivel, así como el escaso número de estudiantes en los establecimientos públicos en comparación con los privados: estos últimos recibían subsidios del Ministerio de Educación. De igual manera, la escasez de instalaciones y de un número de maestros graduados para este nivel.

Respecto de la educación normalista, además de lo mencionado en los niveles anteriores, se sumaba un número significativo de estudiantes graduados de estas escuelas, que buscaban realizar otros estudios u oficios para trabajar dados los bajos salarios. Las dificultades de la educación vocacional, se relacionaban con la escasez de escuelas industriales, de artes y de oficios6, agrícolas, comerciales, como de personas preparadas para trabajar en el sector industrial.

La segunda parte, relacionada con el programa formulado por la misión, en el capítulo XXV, denominado “Educación y preparación”, además de señalar nuevamente las dificultades del país, enfatizó realizar otros estudios.

El campo de la educación requiere un estudio mucho más prolongado y detallado del que la misión pudo llevar a cabo. Ojalá que se haga pronto una inspección a fondo de todo el organismo educativo. En este Informe sólo es posible indicar las medidas más obvias y fundamentales que deben tomarse. Siendo así que un sistema educacional adecuado es base principal del éxito de cualquier programa de fomento, debe mejorarse tanto la cantidad como la calidad de la enseñanza (Birf, 1951, p. 629).

Las recomendaciones de la misión se dirigieron a que el país debía invertir mayores recursos económicos al mejoramiento de la educación, en particular a la primaria y a la secundaria; los demás niveles debían modificar pensum e intensidad horaria, así como aumentar la preparación de maestros. Según la misión, la educación primaria debería extenderse en particular a las zonas rurales y hacer uso de los medios modernos como la radio y películas educativas; además, construir escuelas, implementar transporte escolar, alimentación y servicio médico. Igualmente recomendó la adopción de un sistema “nuclear” predominante en otros sistemas educativos latinoamericanos, “[…] en este sistema, una escuela central está encargada de vigilar y administrar un grupo de escuelas más pequeñas, situadas en las regiones circunvecinas” (Birf, 1951, p. 630).

En cuanto a la educación vocacional, la misión sugirió establecer convenios entre el gobierno, las organizaciones de educación y la industria, para

6 Los cursos o especialidades que se ofrecían en estas escuelas eran: mecánica, fundición, herrería, soldadura, electricidad, plantería, sastrería, motores, trabajo en metales y electricidad, carpintería, ebanistería, zapatería, talabartería, tenería, tipografía, cerámica y dibujo industrial.

facilitar instructores, ayuda económica y espacios para la experimentación y el empleo, poniendo como ejemplo el caso de Estados Unidos con la utilización de técnicas para la preparación industrial en corto tiempo.

De acuerdo con lo anterior, fue evidente la inserción del discurso de la planeación en la educación que acompañó la organización del sistema educativo en los diferentes niveles justo cuando el país atravesaba por un proceso de expansión urbana, congruente con los problemas relacionados con el alto nivel de analfabetismo, las brechas entre la educación rural y la urbana, y el acceso desigual a la educación secundaria, entre otros. De esta manera, tomaron como referentes los desarrollos de otros países, que luego se vieron reflejados en la conformación de una identidad nacional.

[…] la institucionalización de la planeación en el país estuvo acompañada por la internacionalización de la educación nacional, con la adopción gradual de los lineamientos de la Unesco y el diseño, en 1949, de un programa nacional de desarrollo basado en el diagnóstico de la Misión Currie del Banco Internacional de la Reconstrucción y Fomento. Estos organismos internacionales dirigieron la mirada de los gobiernos nacionales hacia la dimensión cuantitativa de la educación, como los niveles de cobertura, de deserción y repetición, y la relación cuantitativa docente-alumno […] (Quiceno, Sáenz y Vahos, 2004, p. 145).

Educación en Colombia siglo XX. Entre cooperación y configuración

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