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Ídolos de barro

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El Club del Clan también fue criticado por producir música complaciente sin mayores innovaciones y aportes estéticos; en este sentido, aunque contribuyó en la castellanización del pop, las canciones seguían siendo copias de los temas de base. Y aunque hubo propuestas musicales propias en términos de composición, los chicos estaban demasiado atados al estilo norteamericano.

Pablo Alabarces (1993) plantea que el rock nacional de la década de 1960 se instaló en la Argentina en contraposición al fenómeno nuevaolero de El Club del Clan, que al estar manejado por el mercado del disco no ofreció propuestas originales.

A partir de 1965, un pequeño grupo de músicos y poetas entre quienes se contaba a Mauricio “Moris” Birabent, Félix “Litto” Nebbia, Miguel “Abuelo” Peralta, Javier Martínez, Alberto “Pipo” Lernoud, Alberto “Tanguito” Iglesias, Luis Alberto Spinetta y Claudio Gabis, entre otros, emprendieron una renovación en las formas de hacer música juvenil y convirtieron la música rock en la vía de expresión de una juventud inconformista poseedora de una retórica distante del característico lenguaje del discurso político. (Sánchez, 2014: 177)

El movimiento del rock nacional puso en tensión la idea de ídolo juvenil comercial y mediático promovida eficazmente por las empresas discográficas a través de programas de televisión como El Club del Clan o películas como Escala musical, un film dirigido por Leo Fleider bajo el guion de Emilio Villalba Welsh, estrenado el 21 de julio de 1966 que incluyó a artistas nuevaoleros como Raúl Lavié, Yaco Monti, Los Shakers, Los Gatos Salvajes, entre otros; de igual modo, el rock nacional cuestionó la creación de algunos grupos inspirados en la onda beatle –la generación beat–, que interpretaban en castellano, componían sus propias letras y melodías, y transmitían un mensaje de rebeldía. La invasión británica con agrupaciones como The Beatles fue mucho más influyente que la ola del rock and roll estadounidense en el surgimiento de la música beat. La canción melódica italiana también contribuyó en fomentar la balada romántica. Para Raúl Abramzon,2 la balada es la denominación que propiamente tomó la canción lenta y melódica en la década de 1970.

El fenómeno de imitación musical también ocurrió en los demás países de América Latina donde tuvo auge la Nueva Ola y se crearon versiones de El Club del Clan, como Chile, Colombia, México, Perú, Puerto Rico, entre otros. Sobre el caso de Chile, Silvia Lamadrid Álvarez (2014: 82-83) plantea:

La primera reacción de los jóvenes chilenos fue imitativa, sin mayor reflexión contracultural, y se expresó en el movimiento musical conocido como la Nueva Ola y en algunos intentos de traducir el rocanrol al gusto de los jóvenes chilenos. La Nueva Ola fue masiva y exitosa, adaptándose a los requerimientos de la industria cultural que deseaba controlar los posibles excesos juveniles; pero, por un breve momento, dio lugar a una expansión de la escena musical juvenil.

Colombia y México tampoco fueron países ajenos a esta estrategia comercial imitativa (Londoño, 2012; Martínez, 2013).

Los mismos procesos de comercialización musical que constituyeron El Club del Clan pusieron en evidencia la acción de la industria cultural para crear ídolos. Al respecto, Luis Santagada (1967) plantea:

El mayor fenómeno de venta popular de discos y suceso público, la “nueva ola”, ha sido barrida por el olvido. Nada queda de Nicky Jones, Tanguito, Jolly Land, Johny Tedesco, Rocky Pontoni. Solo Palito Ortega ha sobrevivido, trabajosamente.

Muchos lo predijeron. Fue fugaz, pero… ¿Por qué? ¿Qué había en la nueva ola para motivar un triunfo tan avasallador? ¿Qué había para explicar ese olvido súbito y total? ¿Qué es lo que pasó?

De igual modo, aunque existía una distinción entre música complaciente –Nueva Ola, canción melódica y un sector de la música beat– y música progresiva –rock nacional–, polarizadas a partir de una fuerte posición ideológica, en los inicios la claridad de esta división no era tan marcada, porque a pesar de que algunos exponentes del rock nacional rechazaban los mecanismos comerciales de la música complaciente, ellos también querían grabar y tener difusión.

Incluso la historia de la discografía evidencia la existencia de discos que presentan artistas tanto de balada como de rock argentinos. Por ejemplo, RCA Victor puso en circulación trabajos, como Música Joven Argentina (1973), que presentaban en un solo disco artistas de estos géneros; en el caso referido, Palito Ortega (“Para llegar a ti”), Juan Eduardo (“Como este amor”), Heleno (“No son palabritas”), Tormenta (“Volveré a Buenos Aires en primavera”), Juan Marcelo (“Si por esas cosas que tiene la vida”), Donald (“Dicen que Paula”), Silvana Di Lorenzo (“Me muero por estar contigo”), Robert Livi (“Amor regresa ya”), Litto Nebbia (“Vals de mi hogar”), Almendra (“Muchacha –Ojos de papel–”), Alma y Vida (“El gemido de un gorrión”), entre otros, coexisten en un mismo álbum.

Balada a 22 voces

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