Читать книгу Qué hacer - Pablo Katchadjian - Страница 5
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Vamos con Alberto a una juguetería a elegir un regalo para un sobrino suyo. Alberto agarra una escoba y me dice: esto es lo que quiero. La compra; cuando salimos parece haber una tormenta. Nos quedamos bajo el techo de la juguetería, pero cada vez estamos más incómodos porque el lugar empieza a llenarse de gente de modo llamativo. Como si estuviéramos en una caja, vamos subiendo empujados por la gente que se va acumulando debajo nuestro. Cuando llegamos arriba, justo antes de caer, aparecemos enseñando en una universidad inglesa. Alberto está explicando la métrica de los limericks de Lear y de alguna manera relaciona todo eso con Lawrence de Arabia. Yo lo interrumpo para explicar lo que Graves dice sobre Lawrence, pero Alberto me mira mal y me dice al oído que no alardee, que no hace falta. Por algún motivo, lo que me dice no me molesta y lo tomo como un buen consejo que él también podría aplicarse a sí mismo. Un alumno se para y pregunta por qué los anarquistas ponían bombas en restaurantes. Alberto empieza a explicarle; mientras, el alumno crece hasta alcanzar el techo. Alberto parece no darse cuenta del peligro y habla muy concentrado sobre las Etimologías de San Isidoro. Para evitar que el alumno alto vuelva a metérselo en la boca, lo agarro a Alberto de la capucha y lo saco de ahí. Aparecemos en un banco; Alberto quiere vender una escoba (que no es la misma que compró aunque él cree que sí). Llegamos a la ventanilla y Alberto empieza a contarle a la chica su problema. La chica está desnuda, pero Alberto parece no darse cuenta. Yo trato de que lo note, pero él me chista a la vez que me hace un gesto con la mano. No sé en qué queda la transacción, pero después Alberto parece hecho de trapo. Trato de moverlo pero sólo logro que parpadee.