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2. TRABAJO SOCIAL Y ORGANIZACIONES RESILIENTES

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La resiliencia, como proceso, también es aplicable a las organizaciones en las que está presente el Trabajo Social, siendo una cualidad deseable y esperable de aquellas que operan en entornos altamente complejos y caracterizados por circunstancias sociales, culturales y económicas adversas. Operar bajo un enfoque de resiliencia organizacional permite la adaptación a situaciones de crisis o cambio, sin que el funcionamiento y los objetivos de la organización se resientan (Starr et al., 2003). Se pretende que las organizaciones sean capaces de prepararse ante posibles eventos traumáticos (crisis económicas, cambios legislativos, ajustes presupuestarios, fenómenos naturales, movimientos migratorios, pandemias, etc.) desde una perspectiva preventiva y anticipatoria, preservando su capital (económico, intelectual, social, cultural) y las posibilidades de continuar funcionando con éxito en el nuevo escenario durante y después de la situación de crisis (Lampel et al., 2014).

El Trabajo Social se encuentra presente en múltiples tipos de organizaciones, aunque en su mayoría enfocadas hacia el cambio y la transformación social a través de la promoción de las personas, grupos, comunidades y el entorno en el que éstas se encuentran, donde un enfoque basado en la promoción y fortalecimiento de la resiliencia organizacional, que adecue la respuesta organizacional a la demanda de la sociedad, resulta fundamental para el éxito de organizaciones y profesión. Se trata de organizaciones que reinterpretan la experiencia desde un punto de vista positivo, cuidando la coordinación, los recursos, los roles de sus actores y la gestión en la toma de decisiones (Mallak, 1998). Las organizaciones que se dedican a la intervención social, al acompañamiento en la resolución de situaciones de vulnerabilidad social, y en definitiva a la mejora de las problemáticas sociales deben centrar sus esfuerzos en incorporar estrategias de funcionamiento resilientes, que les permitan afrontar los eventos traumáticos con garantías de éxito.

Pero el desarrollo de la resiliencia en las organizaciones no es un producto casual o que se genere por la mera exposición a las adversidades, sino que debe ser promovido por la propia organización mediante el desarrollo de acciones específicas (Sutcliffe y Vogus, 2003; Whitman et al., 2014). En un contexto de transformación digital, las organizaciones cuya misión es la intervención social, deben centrarse en mejorar aquellas dimensiones que tienen una mayor influencia en los procesos de digitalización. En este sentido, la creatividad y la innovación ocupan un papel importante, en la forma en que la organización facilita y refuerza a sus miembros para abordar los problemas de manera alternativa y haciendo un uso más eficiente de los recursos. En el abordaje de una situación de crisis el uso de este conocimiento será clave, siendo necesario definir previamente dónde se almacena la información crítica que permite a la organización mantener su funcionamiento y qué roles van a desempeñar sus miembros en estas circunstancias. Además de esto, la ruptura de barreras disciplinares dentro de la organización son un factor fundamental para lograr un enfoque cooperativo para la resolución de problemas y un funcionamiento eficaz, especialmente en contextos digitalizados (Ruiz-Falcó Rojas, 2019). No obstante, la transformación digital, como proceso de cambio cultural y de funcionamiento, es una cuestión que no ha sido abordada todavía en las organizaciones centradas en la intervención social (Pacheco-Mangas et al., 2020), donde el Trabajo Social tiene un papel prioritario en la conformación de espacios de equilibrio entre el desarrollo social y el nuevo escenario que provee la digitalización.

Hacia la disrupción digital del trabajo social

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