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PARTE SEGUNDA
VIDA DEL HOMBRE MALO
III
PODER DE LA ELOCUENCIA

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– Señores: en medio de la tribulación que nos aflige, y prescindiendo de consideraciones políticas acerca de los tristísimos acontecimientos de ayer, paréceme que en modo alguno135 podemos quejarnos…

– ¡No te quejes tú, si es que nada te duele!.. Pero ¿cuándo me toca a mí hablar? – interrumpió136 el Capitán Veneno.

– ¡A ti nunca, mi querido Jorge! – le respondió el Marqués suavemente. – Te conozco demasiado para necesitar que me expliques tus actos positivos o negativos. ¡Bástame con el relato de estos señores!137

El Capitán, en quien ya se había notado el profundo respeto… o desprecio con que sistemáticamente se abstenía de llevar la contraria a138 su ilustre primo, cruzó los brazos a lo filósofo, clavó la vista en el techo de la alcoba, y se puso a silbar el himno de Riego.139

– Decía… – prosiguió el Marqués – que de lo peor ha sucedido lo mejor. La nueva desgracia que se ha buscado mi incorregible y muy amado pariente don Jorge de Córdoba, a quien nadie mandaba echar su cuarto a espadas140 en el jaleo de ayer tarde (pues que está de reemplazo, según costumbre, y ya podía haber escarmentado141 de meterse en libros de caballerías), es cosa que tiene facilísimo remedio, o que lo tuvo, felizmente, en el momento oportuno, gracias al heroísmo de esta gallarda señorita, a los caritativos sentimientos de mi señora la generala de Barbastro, Condesa de Santurce, a la pericia del digno doctor en medicina y cirugía Sr. Sánchez, cuya fama érame conocida hace muchos años, y al celo de esta diligente servidora…

Aquí la gallega se echó a llorar.

– Pasemos a la parte dispositiva… – continuó el Marqués, en quien, por lo visto, predominaba el órgano de la clasificación y el deslinde, y que, de consiguiente, hubiera podido ser un gran perito agrónomo.142– Señoras y señores143: supuesto que, a juicio de la ciencia, de acuerdo con el sentido común, fuera muy peligroso mover de ese hospitalario lecho a nuestro interesante enfermo y primo hermano mío don Jorge de Córdoba, me resigno a que continúe perturbando esta sosegada vivienda hasta tanto que pueda ser trasladado a la mía o a la suya. Pero entiéndase que todo ello es partiendo de la base,144 ¡oh querido pariente!, de que tu generoso corazón y el ilustre nombre que llevas sabrán hacerte prescindir de ciertos resabios145 de colegio, cuartel o casino, y ahorrar descontentos y sinsabores146 a la respetable dama y a la digna señorita que, eficazmente secundadas por su activa y robusta doméstica, te libraron de morir en mitad de la calle… – ¡No me repliques! ¡Sabes que yo pienso mucho las cosas antes de proveer,147 y que nunca revoco mis propios autos! Por lo demás, la señora Generala y yo hablaremos a solas (cuando le sea cómodo, pues yo no tengo nunca prisa) acerca de insignificantes pormenores de conducta, que darán forma natural y admisible a lo que siempre será, en el fondo, una gran148 caridad de su parte… – Y, como quiera que ya he dilucidado por medio de este ligero discurso, para el cual no venía preparado, todos los aspectos y fases de la cuestión, ceso por ahora en el ejercicio de la palabra. He dicho.

El Capitán seguía silbando el himno de Riego, y aun creemos que el de Bilbao149 y el de Maella, con los iracundos ojos fijos en el techo de la alcoba, que no sabemos como no principió a arder o no se vino al suelo.

Angustias y su madre, al ver derrotado a su enemigo, habían procurado dos o tres veces llamarle la atención, a fin de calmarlo o consolarlo con su mansa y benévola actitud; pero él les había contestado por medio de rápidos y agrios gestos, muy parecidos a juramentos de venganza, tornando en seguida a su patriótica música, con expresión más viva y ardorosa.

Dijérase que era un loco en presencia de su loquero; pues no otro oficio que este último representaba el Marqués en aquel cuadro.

135

alguno after its word = ninguno.

136

interrumpió: a marked trait of Jorge.

137

señores: includes señoras; cf. los reyes católicos de España, the Catholic king and queen of Spain, i.e. Ferdinand and Isabel.

138

la contraria [razón]: Alarcón uses el contrario, lo contrario, in the same sense.

139

himno de Riego: not so much that he indorsed Riego, as to be mean and pique the marquis. Alarcón would not have a hero too radical. He tells us Jorge had never been a revolutionist (lo que nunca ha hecho ha sido pronunciarse). He tells us of himself that he was anti-royalist only a little while: his democratic impulses (pujos democráticos) were sudden and fleeting (repentinos y fugaces). See Diario I, p. 11.

140

a quien nadie mandaba echar su cuarto a espadas, whom nobody told to bet his money on spades, i.e. he had no business to get into the fray: the figure is of betting on cards.

141

podía haber escarmentado, he might have known better.

142

perito agrónomo, land expert, surveyor: agrónomo is an adjective.

143

Señoras y señores: addressed to the same ones he called señores before.

144

partiendo de la base, starting from the basis = taking for granted.

145

resabios, tricks: note the sense flavor, taste, bad taste, of the stem saber, to taste, smack, flavor, here and in sinsabores, desabrimiento, desabor. Cf. English disgusting [gust, 'taste'].

146

ahorrar descontentos y sinsabores, to spare the lady annoyances and offenses.

147

proveer = resolver, deciding.

148

gran: apocopated, instead of grande as usual whether before masculine or feminine noun.

149

Bilbao: one would think first of the famous Chilean patriot, Francisco Bilbao, after mention of Riego; but as there was no man Maella corresponding, the two names must refer to the towns. Bilbao was besieged several times, and as late as 1874, in the Carlist wars. The Bilbaínos are sturdy and brave, love liberty, and easily join against the government. The battle of Maella was won by General Cabrera in 1830.

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