Читать книгу El Capitán Veneno - Pedro Antonio de Alarcón - Страница 19

PARTE SEGUNDA
VIDA DEL HOMBRE MALO
VII
LOS PRETENDIENTES DE ANGUSTIAS

Оглавление

¡Jorge! – dijo el Marqués al Capitán Veneno, penetrando en la alcoba con aire de despedida. – ¡Ahí te dejo! La señora Generala no ha consentido179 en que corran a nuestro cargo ni tan siquiera el médico y la botica; de modo que vas a estar aquí como en casa de tu propia madre, si viviese. Nada te digo de la obligación en que te hallas de tratar a estas señoras con afabilidad y buenos modos, al tenor de tus buenos sentimientos, de que no dudo, y de los ejemplos de urbanidad y cortesía que te tengo dados; pues es lo menos que puedes y debes hacer en obsequio de personas tan principales y caritativas. A la tarde volveré yo por aquí, si mi señora la Condesa me da permiso para ello, y haré que te traigan ropa blanca, las cosas más urgentes que tengas180 que firmar, y cigarillos de papel. Dime si quieres algo más de tu casa o de la mía.

– ¡Hombre! – respondió el Capitán. – Ya que eres tan bueno, tráeme un poco de algodón en rama y unos anteojos ahumados.

– ¿Para qué?

– El algodón, para taparme las orejas y no oír palabras ociosas, y las gafas ahumadas, para que nadie lea en mis ojos las atrocidades que pienso.

– ¡Vete al diantre! – respondió el Marqués, sin poder conservar su gravedad, como tampoco pudieron refrenar la risa Dª. Teresa ni Angustias.

Y, con esto, se despidió de ellas el potentado, dirigiéndoles las frases más cariñosas y expresivas, cual si llevara ya mucho tiempo de conocerlas y tratarlas.

– ¡Excelente persona! – exclamó la viuda, mirando de reojo al Capitán.

– ¡Muy buen señor! – dijo la gallega, guardándose una moneda de oro que el Marqués le había regalado.

– ¡Un zascandil! – gruñó el herido, encarándose con la silenciosa Angustias. – ¡Así es como las señoras mujeres quisieran que fuesen todos los hombres! ¡Ah, traidor! ¡Seráfico! ¡Cumplimentero! ¡Marica! ¡Tertuliano de monjas! ¡No me moriré yo sin que me pague esta mala partida que me ha jugado hoy, al dejarme en poder de mis enemigos! ¡En cuanto me ponga bueno, me despediré de él y de su oficina, y pretenderé una plaza de comandante de presidios, para vivir entre gentes que no me irriten con alardes de honradez y sensibilidad! Oiga usted, señorita Angustias: ¿quiere usted decirme por qué se está riendo de mí? ¿Tengo yo alguna danza de monos en la cara?

– ¡Hombre! Me río pensando en lo muy feo que va usted a estar con los anteojos ahumados.

– ¡Mejor que mejor!181 Así se librará V. del peligro de enamorarse de mí! – respondió furiosamente el Capitán.

Angustias soltó la carcajada; doña Teresa se puso verde, y la gallega rompió a decir, con la velocidad de diez palabras por segundo:

– ¡Mi señorita no acostumbra a enamorarse de nadie! Desde que estoy acá ha dado calabazas a un boticario de la calle Mayor, que tiene coche; al abogado del pleito de la señora, que es millonario, aunque algo más viejo que usted, y a tres o cuatro paseantes del Buen Retiro…

– ¡Cállate, Rosa! – dijo melancólicamente la madre. – ¿No conoces que esas son… flores que nos echa el caballero Capitán? Por fortuna ya me ha explicado su señor primo todo lo que me importaba saber respecto del carácter de nuestro amabilísimo huésped! Me alegro, pues, de verle de tan buen humor; y ¡así esta pícara fatiga me permitiese182 a mi bromear también!

El Capitán se había quedado bastante mohino, y como excogitando alguna disculpa o satisfacción que dar a madre e hija. Pero sólo le ocurrió decir, con voz y cara de niño enfurruñado que se viene a razones:

– Angustias,183 cuando me duela menos esta condenada pierna, jugaremos al tute arrastrado… ¿Le parece a usted bien?

– Será para mí un señalado honor… – contestó la joven, dándole la medicina que le tocaba en aquel instante. – ¡Pero cuente usted ahora, señor Capitán Veneno, con que le acusaré a usted las cuarenta!

Don Jorge la miró con ojos estúpidos y sonrió dulcemente por la primera vez de su vida.184

179

consentido en: consentir takes en, con, a, and sometimes sobre, with different senses.

180

que tengas: omitted in 10th edition.

181

Mejor que mejor, Better and better: so peor que peor, dale que dale, etc., where the much used que is only an emphatic y, and; cf. éranse que se eran, 5, 1.

182

permitiese: -se and -ra forms are still used in wishes [like exclamations]; cf. Así nos diera Dios grandes políticos, Oh, that God would give us great politicians! Diario II, 272. ¡Diérame Dios el numen de Tasso! Oh, that God would give me Tasso's inspiration! Diario I, 320. ¡O Absalom! ¡Quién diera que hubiera yo muerto en lugar de ti! Oh, that I had died for thee! Bible. In Job 3: 1-9 are many examples in Valera's text: these are changed to present subjunctive in the Mexican edition of 1910. -se forms not so often: ¡Fuese ya mañana y estuviésemos en la batalla! Amadís, in Bello-Cuervo, § 701. ¡Quien me diese que me creyeseis! Oh that you would believe me! Ibid. Cf. also the familiar ¡Acabaras! to a child, Hush up!

183

Angustias: he omits señorita this time.

184

la primera vez de su vida, the first time in his life; so in Alarcón often: first tears, first smile, last time in his life, and others.

El Capitán Veneno

Подняться наверх