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PARTE PRIMERA
HERIDAS EN EL CUERPO
IV
EL PELLEJO PROPIO Y EL AJENO

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Poco tardaron en conocer44 las caritativas hembras que el gallardo Capitán no estaba muerto, sino meramente privado de conocimiento y sentidos por resultas de un balazo45 que le había dado de refilón en la frente, sin profundizar casi nada en ella. Conocieron también que tenía atravesada46 y acaso fracturada la pierna derecha, y que no debía descuidarse ni por un momento aquella herida, de la cual fluía mucha sangre. Conocieron, en fin, que lo único verdaderamente útil y eficaz que podían hacer por el desventurado era llamar en seguida a un facultativo…

– Mamá – dijo la valerosa joven, – a dos pasos de acá, en la acera de enfrente, vive el doctor Sánchez… ¡Que Rosa vaya y le haga venir! Todo es asunto de un momento, y sin que en ello se corra ningún peligro…

En esto sonó un tiro muy próximo, al que siguieron cuatro o seis, disparados a tiempo y a mayor distancia. Después volvió a reinar silencio.

– ¡Yo no voy! – gruñó la criada. – Esos que oyéronse ahora fueron también tiros, y las señoras no querrán que me fusilen al cruzar la calle.

– ¡Tonta! ¡En la calle no ocurre nada! – replicó la joven, quien acababa de asomarse a una de las rejas.

– ¡Quítate de ahí, Angustias! – gritó la madre, reparando en ello.47

– El tiro que sonó primero – prosiguió diciendo48 la llamada Angustias, – y a que han contestado las tropas de la Puerta del Sol, debió de dispararlo desde la buhardilla del número 19 un hombre muy feo, a quien estoy viendo volver49 a cargar el trabuco… Las balas, por consiguiente pasan muy altas,50 y no hay peligro ninguno en atravesar nuestra calle. ¡En cambio, fuera la mayor de las infamias que dejásemos51 morir a este desgraciado por ahorrarnos una ligera molestia!

– Yo iré a llamar al médico – dijo la madre, acabando de vendar a su modo la pierna rota del Capitán.

– ¡Eso no! – gritó la hija, entrando en la alcoba. – ¿Qué se diría de mí?52 ¡Iré yo, que soy más joven y ando más de prisa! ¡Bastante has padecido tú ya en este mundo con las dichosas53 guerras!

– Pues, sin embargo, ¡tú no vas! – replicó54 imperiosamente la madre.

– ¡Ni yo tampoco! – añadió la criada.

– ¡Mamá, déjame ir! ¡Te lo pido por la memoria de mi padre! ¡Yo no tengo alma para ver desangrarse a este valiente, cuando podemos salvarlo! ¡Mira, mira de qué poco55 le sirven tus vendas!.. La sangre gotea ya por debajo de los colchones.

– ¡Angustias! ¡Te he dicho que no vas!

– No iré, si no quieres: pero, madre mía, piensa en que mi pobre padre, tu noble y valeroso marido,56 no habría muerto,57 como murió, desangrado, en medio de un bosque,58 la noche de una acción, si alguna mano misericordiosa hubiese restañado la sangre de sus heridas…

– ¡Angustias!

– ¡Mamá!.. ¡Déjame! ¡Yo soy tan aragonesa como mi padre, aunque he nacido en este pícaro Madrid! – Además, no creo que a las mujeres se nos haya59 otorgado ninguna bula, dispensándonos de tener tanta vergüenza y tanto valor como los hombres.

Así dijo aquella buena moza; y no se había repuesto su madre del asombro, acompañado de sumisión moral o involuntario aplauso, que le produjo tan soberano arranque, cuando Angustias estaba ya cruzando impávidamente la calle de Preciados.

44

conocer, perceive: shows here the typical (inceptive) meaning of verbs in -cer.

45

balazo, a shot, literally, a blow with a bullet (bala + -azo): lately in Kansas City, a woman entered a saloon (where her husband got drunk), seized a chair (silla) and damaged the place "a sillazos", as the Spanish weekly Cosmopolita reported.

46

atravesada, pierced; fracturada, broken: the past participle must show gender and number, except with haber.

47

reparando en, noticing: the idea is first stop: so pararse, posarse; cf. also the noun reparos, remarks, objections, where one stops or hesitates.

48

primero is one of the few adverbs without -mente.

49

volver a (tornar a): again is often expressed as here without an adverb, otra vez, de nuevo, etc.

50

muy altas: note adjective for English adverb, as often.

51

dejásemos morir and (15,4) déjame ir: dejar, to leave, allow, let, becomes an auxiliary verb like may, can, etc., so takes the infinitive: déjalo dormir, hacérmelo ver in Alarcón's Sombrero, and so often. Also deja que te dé un abrazo, let me give you a hug. Like dejar, its opposite impedir is construed: me impedía desahogar, kept me from soothing [my soul in yours].

52

se diría, would be said: the reflexive form is commoner than the passive. The little bootblacks in Buenos Aires, instead of saying "Shine, Mister?" say: ¿Quiere el señor servirse? Cf. the striking case quoted by Bello, § 908: Llevose el cadáver al templo.

53

dichosas, literally, happy, but meaning unhappy, awful, accursed. This story is full of the disguised (encubierto) oath, or euphemism, as well as of real oaths: say here these blessed wars. Cf. the use of santa, 85, 2.

54

no vas, you are not going: the indicative either present or future (cf. the future in the ten commandments) is strong for the imperative. But notice that here, and through the story, Angustias has her own way.

55

de qué poco: de because with servir, how little use are your bandages.

56

tu… marido, thy husband: in plays and novels the author must make sure the reader or hearer gets the point; hence the insistence here upon the two relationships of the one man.

57

no habría… si… hubiese: in this text there are many substitutes for this typical or chief form of the condition [si-clause] and conclusion [habría here].

58

medio (or mitad in the sense of medio) seldom has the article.

59

haya: even such words as creer, ver, saber, verbs that usually have que and the indicative, will take the subjunctive after a negative word or sense.

El Capitán Veneno

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