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Multilinealidad

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La situación comunicativa adquiere cierta condición espacial compleja en cuanto acaece en términos de longitud de las líneas de relación; área de las superficies temáticas desarrolladas y volumen de los cuerpos (físicos, sociales o simbólicos) involucrados. Comunicarse, dialogar implicará una permanente movilidad y variaciones en el tiempo y en el espacio que también pueden ser bruscas o repentinas. Esta reflexión resulta relevante para el replanteamiento conceptual de la noción de diálogo y para la exploración de nuevas posibilidades de comprensión teórica del propio encuentro dialógico. Serres mismo hace un ejercicio comparativo entre este modelo diagramático de la comunicación y el modelo dialéctico tradicional. Según los argumentos del autor,19 las diferencias entre un modelo y otro son las siguientes:

1 El argumento dialéctico marca un solo camino para ir de una tesis a otra: el camino de la lógica, es decir, el que resulta “lógicamente necesario” y que “pasa por el punto único de la antítesis o de la situación opuesta. En este sentido, el razonamiento dialéctico es unilineal y se caracteriza por la unicidad y la simplicidad de la vía, por la univocidad del flujo de determinación que transporta”.20 Por el contrario, el modelo del diagrama en red implica una infinita y compleja pluralidad de las vías de relación. Habrá muchos caminos para ir de una tesis a otra y será posible pasar por cualquier cantidad de puntos o cimas intermedias según la situación interactiva concreta. Esto lo que significa es la posibilidad de la digresión: en efecto, ningún camino será en este caso una vía lógicamente necesaria. Puede suceder que el camino más corto entre dos puntos cualesquiera, “es decir, el circuito más corto entre los dos puntos en cuestión”, sea eventualmente “más difícil o menos interesante (menos practicable) que otro más largo, pero puede transportar más determinación y abrirse momentáneamente por tales o cuales razones”.21 Cualquier camino que se siga entonces en una conversación será seleccionado entre otros posibles según las circunstancias de la situación móvil. Se rechaza, pues, la necesidad de una presunta mediación única en el transcurso de la interlocución y se asume la posibilidad de seleccionar una mediación x entre otras mediaciones también practicables por derecho. Se piensa la interlocución en términos de un modelo tabular más que en términos de un modelo lineal. Este último no sería más que una reducción o caso particular del modelo tabular. Al razonamiento dialéctico (lineal y de mediación única) se opone, pues, “un razonamiento con muchas entradas y conexiones múltiples […] más rico y más flexible que un encadenamiento lineal de razones, cualquiera que sea el motor de ese encadenamiento: deducción, determinación, oposición”. Para encontrar el argumento dialéctico será suficiente “homogeneizar la red y cortar sobre ella una secuencia única con flujo determinante fijo, o también proyectarlo sobre una línea única”.22 El diagrama comunicativo en red implica, por el contrario, una diversificación (una apertura múltiple) de la secuencia dialéctica: es multidimensional más que unidimensional, va de la línea al espacio.

2 En el modelo diagramático de la interlocución, se incrementa el número de mediaciones posibles: los caminos practicables entre una tesis y otra aumentan por supuesto en número; pero, además, se ofrece la posibilidad de diferenciar ya no solamente el número, sino también la naturaleza y la fuerza de tales vías de relación. El argumento dialéctico, en cambio, traslada en su linealidad solo un tipo unívoco de determinación, a saber, la negación, la oposición y la superación dialéctica de la tesis, determinación que en efecto existe, pero a la cual se maximiza siempre globalmente de modo desproporcionado. El modelo de la red compleja habrá de introducir “en la multilinealidad de sus vías la plurivocidad de los tipos de relaciones y la evaluación de su fuerza respectiva, eventualmente diferenciada”.23 Así, cada camino o relación entre una tesis y otra habrá de transportar “un flujo dado de una acción o reacción cualquiera: causalidad, deducción, analogía, reversibilidad, influencia, contradicción, etcétera”.24 Y, por otro lado, una tesis cualquiera puede recibir varias determinaciones al mismo tiempo, o bien constituir la fuente –específica y diferenciada– de tales determinaciones. Cada tesis (punto o cima del diagrama) involucra entonces una conexión con la pluralidad. Dicho de otro modo: cada tesis o elemento definible en la conversación constituye un punto que puede ser simultáneamente plurideterminado y plurideterminante.

3 En el diagrama en red de la comunicación no se asume la presunta equivalencia o equipotencia de unas u otras líneas, caminos o relaciones en la determinación de las tesis. Incluso si se piensa en términos de piezas iguales en un tablero de ajedrez: “[S]obre él existen peones con un poder equivalente en derecho, pero cuyo poder actual es variable según su situación recíproca en un momento dado, de acuerdo con la disposición del conjunto de las piezas y de su distribución compleja con respecto a la red de juego opuesta”.25 En ese complejo y mutante tablero ajedrecístico, habrá también piezas con poderes diferenciados (caballo, rey, torre, reina) que implican determinaciones distintas tanto por su naturaleza como por los caminos abiertos en su vinculación específica. Sus poderes también dependerán de la situación y distribución provisionales en la dinámica (más o menos azarosa) del propio juego. Cada encuentro comunicativo, cada intercambio verbal, involucrará entonces una red compleja en movimiento perpetuamente inestable ante los incalculables o sutiles cambios expresivos en el espacio irregular de la interlocución. Así, las redes diferenciadas y móviles en su poder se entrelazan con otras redes complejas en todas las direcciones posibles del espacio comunicativo. Con ello, cada dialogante se pluraliza y se interconecta en el hablar. El modelo dialéctico será, por el contrario, el caso restringido y singular de una confrontación permanente (pero) que tiene una dirección constante o unívoca entre dos tesis (o peones), que se asumen equipotentes en principio. Se trata en este caso de una lucha entre dos elementos separados por una presunta distancia constante, sobre una vía privilegiada de antemano. El conflicto dialéctico terminará con la toma de posesión de un punto ocupado hasta ese instante por un predecesor ahora vencido.

4 Sucede también que el modelo de la comunicación en red permite concebir “asociaciones locales y momentáneas de puntos y contactos particulares que forman una familia muy definida de poder determinante original”.26 Se trata de asociaciones específicas de unas u otras tesis y relaciones que organizan series de subconjuntos localmente más importantes que el conjunto total, cualquiera que este sea. Tales subconjuntos conforman familias de poder que pueden coexistir con otros agrupamientos de ese tipo y generar una complicada y desigual interferencia recíproca. El argumento dialéctico tradicional, en cambio, no distingue entre lo local y lo global, pues se limita a promover totalidades en su dicotomía con la contradicción. De este modo, Serres reivindica la noción de “pluralidad de subtotalidades originales”,27 la cual deviene fundamental porque permite enfocar sutilezas, relieves o aspectos muy específicos en el encuentro comunicativo, ignorados o excluidos por una perspectiva dialéctica en sentido estricto.

5 El modelo de diagrama en red del encuentro comunicativo transforma globalmente cualquier situación ubicada en un espacio-tiempo. Tal transformación puede concebirse análogamente, desde la perspectiva de una situación de juego. En efecto, en la realización de un juego de mesa ocurrirá una compenetración más o menos elaborada de redes diferenciadas de elementos puntuales. “En el espacio-tiempo del juego”, afirma Serres, “hay transformación por parte de cada red, cada una para sí, y cada una según la transformación de la otra. La situación de conjunto resulta así de una movilidad muy compleja, de una fluidez tal que es prácticamente imposible prever lo que pasará después de dos turnos”.28 Aquí parece reivindicarse una imprevisibilidad clave en el pluralismo infinito de lo acontecional;29 en oposición a una concepción, digamos, legislativa y soberana que valora los diferentes momentos de la secuencia del juego comunicativo como un encadenamiento riguroso y reiterado, es decir, que obtiene leyes o regularidades del proceso por selección arbitraria de unos u otros momentos decisivos diacrónicamente proyectados, produciéndose una determinación unívoca y fija.

6 La pluralidad de conexiones que vinculan unas y otras tesis (puntos o cimas) en el modelo diagramático permite el fenómeno de la retroacción, esto es, “una resonancia inmediata del efecto sobre la causa, digamos más bien la retroacción de la cima-recepción sobre la cima-origen”. Y continúa Serres: “El flujo causal ya no es tal, porque la causalidad ya no es irreversible: lo que quiere influenciar inmediatamente es influenciado por el resultado de su influencia”. Con esto se rompe, pues, “la irreversibilidad lógica de la consecuencia y la irreversibilidad temporal de la secuencia: la fuente y la recepción son al mismo tiempo efecto y causa”.30 Lo que sucede, por tanto, es que se fractura cualquier linealidad conceptual. La complejidad deja de ser un juicio descriptivo para convertirse en un aspecto consustancial al saber y a la experiencia en el encuentro comunicativo y dialógico.

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