Читать книгу Psicopoética - Raúl Ernesto García - Страница 7
Transformación
ОглавлениеCada enunciación individual vigente en el diálogo constituye de alguna manera la resonancia de aquellos mandatos colectivos e impersonales. La producción de subjetividad es, en cierto modo, un proceso relativo que se vincula con los requerimientos de los ejes discursivos que se extienden por la socialidad. No obstante, el momento enunciativo no se agota por la confirmación de constantes del discurso (es decir, por la aceptación, el reconocimiento y la subordinación a los cursos de la realidad establecida), sino que implica también, como aspecto inaccesible a las determinaciones normativas, el surgimiento de la transformación del mundo mismo, un acto que, al realizarse, constituye “lo expresado” por el enunciado. Se trata de esos actos instantáneos en virtud de los cuales, por ejemplo, el acusado se convierte en condenado por lo dicho en la sentencia de un juez; el joven obtiene la mayoría de edad por lo estipulado en determinada regulación de carácter civil, o los pasajeros de un avión secuestrado se convierten en rehenes por la declaración de los secuestradores.
Deleuze y Guattari hablan así de las transformaciones incorporales. Aluden a los actos de transformación de realidades que, si bien se atribuyen a los diversos cuerpos que en sí experimentan esos cambios (“cuerpos” entendidos en sentido amplio, no solo como cuerpos anatómico-fisiológicos, sino como cuerpos sociales tales como los aparatos jurídicos, morales, psicológicos, etc.), ocurren, más bien, como un atributo no corporal porque son precisamente lo expresado por el enunciado con relación a tales cuerpos sociales.
La transformación incorporal se reconoce en su instantaneidad, en su inmediatez, en la simultaneidad del enunciado que la expresa y del efecto que ella produce […] El amor es una mezcla de cuerpos, que puede ser representado por un corazón atravesado por una flecha, por una unión de las almas, etc.; pero la declaración “te amo” expresa un atributo no corporal de los cuerpos, tanto del amante como del amado.3
La transformación de tales realidades se dice de los cuerpos involucrados, pero la transformación es ella misma incorporal y remite a la enunciación correspondiente. De este modo, se distinguen las modificaciones corporales de las transformaciones incorporales: se trata de dos fórmulas diferentes, una de contenido y otra de expresión. Deleuze y Guattari señalan que tanto el contenido como la expresión tienen su propia forma; esto significa que la expresión no es algo que represente, describa o constate algún contenido previo o simultáneo; entre contenido y expresión (aun presuponiéndose recíprocamente) no habrá correspondencia cerrada ni conformidad plena porque ambas fórmulas plantean su independencia y su heterogeneidad. Así, la expresión estará constituida por la concatenación de “los expresados”, es decir, por el encadenamiento de los diferentes elementos de lo expresado; y, por su parte, el contenido estará constituido por “la trama de los cuerpos”. Por ejemplo: “Cuando el cuchillo penetra en la carne, cuando el alimento o el veneno se extienden por el cuerpo, cuando la gota de vino se vierte en el agua, se produce una mezcla de cuerpos; pero los enunciados «el cuchillo corta la carne», «yo como», «el agua enrojece» expresan transformaciones incorporales de naturaleza completamente distinta”.4 Justamente, lo que se revela con tales transformaciones incorporales es la noción de acontecimiento.