Читать книгу Desde otros Caribes - Raúl Román Romero - Страница 13
Consideraciones finales
ОглавлениеEn este complejo escenario que hemos dibujado, los pueblos mosquitos, ingleses y españoles desarrollaron un juego implícito de relaciones tensas y conflictivas, no exento de prolongados periodos de sosiego en los que establecieron, entre unos y otros, acuerdos comerciales, diplomáticos, colonizadores y sexual-afectivos. La posición de fuerza de los zambos sobre los españoles y otros grupos indígenas se debió al poderío militar que proporcionaban las armas obtenidas en el trato con los ingleses. Así, por más de un siglo, se dedicaron a esclavizar hombres y mujeres nativos; los primeros, para vender a los ingleses y, las segundas, adoptadas como esclavizadas para todo tipo de servicios. Los mosquitos eran polígamos, circunstancia que los volvió un grupo predominante con un fuerte incremento demográfico en el siglo XVIII.
Entre 1687 y 1750, no hubo presencia española en la costa; a pesar de ello, la monarquía hispánica se negaba a no considerar aquellos territorios de su jurisdicción. Así, la economía de este reino de zambos se complementó con los intercambios con Jamaica y otras islas del Caribe, aunque su actividad económica elemental era la de la recolección de productos de la naturaleza que complementaban con la prestación de servicios a los ingleses en la tala, la caza, la pesca y lo militar.
Es importante considerar, entonces, que para interpretar los aconteceres en este Caribe occidental es necesario contemplar las formas en que estos pueblos costeros nativos de Yucatán y la Mosquitia entablaron relaciones complejas con los europeos y cómo estas afectaron las políticas imperiales. Habitantes de un territorio propio, pero disputado por ingleses y españoles y, sobre todo, entre distintas redes de agentes comerciales, unidos por intereses comunes, que provocaron el crecimiento regional y la superación del espacio y tiempo. Sin duda alguna, se trató de territorios transicionales vinculados a la ciudad portuaria de Kingston, donde se permitían intercambios extraimperiales entre agentes de distintas nacionalidades que desarrollaron las conexiones de distintas regiones, más allá de cualquier frontera, entre la competencia y la oposición.