Читать книгу Reflexiones para una Democracia de calidad en una era tecnológica - Rosa María Fernández Riveira - Страница 32

III. CONCLUSIONES

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La desinformación y las noticias falsas no constituyen novedad en el proceso electoral, sino que han estado siempre presentes en todos los comicios. Forman parte de alguna forma de lo electoral, pero no es menos cierto que las modernas redes sociales añaden retos y aumentan la complejidad a la hora de atajar estos comportamientos.

Además, las categorías jurídicas empleadas hasta la fecha para regular Internet se muestran ineficaces ante ciertas redes sociales ya que sus promotores les otorgan un rol en la dinamización política y electoral que va más allá de los asignados a los clásicos medios de comunicación o a los servicios de Internet en los primeros formatos aparecidos hace tres décadas aproximadamente.

En este sentido, Twitter constituye un ejemplo particularmente útil dado el énfasis con el que subraya su papel de moderador de un debate público a nivel mundial. Tal rol conlleva una mezcla de derechos, pero también de responsabilidades y se manifiesta a veces mediante medidas severas como el ocultamiento, suspensión o anulación tanto de mensajes como de cuentas de usuarios.

Ni las autoridades electorales ni el resto de actores vinculados a esta temática, como la academia o los observadores electorales, cuentan hoy en día con herramientas metodológicas suficientes para entender los retos de las redes sociales, para evaluar su comportamiento y sobre todo para articular un marco normativo eficaz que combine la libertad de expresión, la formación de una opinión pública informada y finalmente un papel razonable de las redes sociales.

Existen asimismo iniciativas heterogéneas según la jurisdicción a la que acudamos de tal forma que se echa en falta un esfuerzo de armonización y consolidación normativa. Debe concederse finalmente especial importancia a las particularidades de la materia cuando se aplica a los procesos electorales ya que a menudo la discusión sobre la libertad de expresión en las plataformas gira únicamente en torno a contenidos ilegales o desinformación en general, pero no al contexto específico que se da, en un marco temporal muy ajustado, durante las campañas electorales.

Reflexiones para una Democracia de calidad en una era tecnológica

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