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La capacidad anti o pro capitalista de los derechos humanos

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De la misma forma que no hay un solo concepto unívoco de capitalismo neoliberal, tampoco lo hay respecto de qué son o cómo miramos los DH. Cada autor expone su propia visión de DH: si son adjudicaciones jurídico-morales, construcciones sociales a través de normas o de las luchas de los movimientos sociales, o tecnologías de poder.

Más allá de qué son los DH, la principal pregunta es si estos son una plataforma antisistémica o parte de la tecnología de la dominación. Como se dijo anteriormente, en el seminario proponemos como hipótesis que como hay más de un discurso de DH, los derechos son funcionales lo mismo para la sociedad civil que para los poderes de dominación capitalista. Esta es una disyuntiva política que no tiene solución en el plano teórico y que en lo político se refleja en tensiones constantes entre la emancipación y la funcionalidad; entre el uso defensivo del discurso por medio de herramientas técnicas y la despolitización; entre el uso de herramientas profesionales y la tecnificación del discurso, y entre la repolitización de este y su nulo impacto en las condiciones de vida. Depende de cada caso.

Por ello lo que sí se puede hacer para ir perfilando un discurso de DH más efectivo frente a los efectos perniciosos del capitalismo neoliberal es configurar distinciones analíticas que nos permitan identificar cuándo y por qué el discurso de DH promueve la emancipación o la dominación, reparando en niveles de acción, grados de éxito y sectores del capitalismo en los que el uso de la plataforma de DH resulta más efectiva; así como en variables como la epistemología o marco teórico, los mecanismos de DH desplegados, si el discurso está desempeñando una función jurídica o política, y en los actores o agentes sociales que lo instrumentalizan.

Los niveles se refieren al nivel jurisdiccional en el que un grupo o individuos se movilizan para impugnar una u otra dinámica capitalista, y pueden ser locales (comisiones estatales de DH, procuraduría estatal), nacionales (Suprema Corte, Sistema Nacional de Víctimas, Comisión Nacional de Derechos Humanos), internacionales (sistema universal de derechos humanos, sistema interamericano) o transfronterizos o transnacionales (mecanismos vinculados con los acuerdos comerciales, justicia transnacional).

Los distintos grados de éxito se refieren a que las luchas emancipadoras no pueden ser totalmente negativas sino que su incidencia llega a tener grados de emancipación o resistencia a partir de lo que entendamos por cada una de ellas. Los distintos sectores del capitalismo que se impugnan: la acumulación originaria y por despojo (megaproyectos), y procesos de producción; capital financiero y gobierno en red transnacional (comercio y finanzas mediante multilaterales, gobiernos y transnacionales); organización del trabajo gracias a las migraciones internacionales; delincuencia organizada, y producción cultural e ideológica. Los casos de DH pueden incluir uno o varios sectores de producción capitalista, y cada uno de estos tiene sus propios actores, lógicas y dinámicas; además, es importante ubicar qué sector se analiza, cuáles son sus dinámicas y cómo opera ahí la emancipación o resistencia.

En cuanto a las variables, la perspectiva epistemológica y el marco teórico son fundamentales para entender desde dónde está hablando el analista. Se debe establecer desde qué disciplina(s) de las ciencias sociales se está escribiendo, y qué perspectiva o qué marco teórico se está utilizando pues este define la teoría del poder, la relación sujeto-estructura, y la emancipación o resistencia. Este punto no es menor, ya que, dependiendo de ello, la apreciación de los niveles de acción, el sector del capitalismo que se analice y los grados de incidencia serán distintos. El análisis de un mismo fenómeno no será igual desde la teoría pluralista del poder, que desde la teoría foucaultiana, como observa Vázquez en su capítulo.

En los casos analizados en el libro se utilizan marcos teóricos que presuponen entendimientos diferenciados de poder, entre los que destacan las distintas apropiaciones del trabajo biopolítico de Michel Foucault, las diferentes lecturas políticas del marxismo, como las perspectivas gramscianas y el posmarxismo, y el pensamiento decolonial, que parte del marxismo pero incorpora el criterio de subordinación política por raza y etnia.

En cuanto a los mecanismos de derechos humanos desplegados, se reflejan en la intencionalidad de la estrategia del sujeto, e incluyen los DH como el discurso político, el andamiaje legal internacional o nacional, la administración pública nacional, las condiciones materiales de las personas como individuos o colectivos, y las condiciones estructurales económicas o políticas a nivel macro. Sobre si el discurso está desempeñando una función jurídica o política, estaremos viendo: cabildeo o negociación legislativa o corporativa para la regulación (relación con gobernanza), formas de resistencia a través de la acción directa, litigio estratégico a nivel nacional, en cortes internacionales, frente a entidades no estatales o necropolíticas, y construcción de identidad para cambiar los imaginarios vigentes. Finalmente, sobre los actores sociales que instrumentan los DH, encontramos: individuales, movimientos de base (incluye pastoral social, así como organizaciones campesinas y de otra índole), organizaciones nacionales de DH, financiadoras y organizaciones internacionales, redes nacionales y transnacionales, e instituciones gubernamentales o públicas.

Distinguir analíticamente estas variables nos ayuda a examinar en qué situaciones los DH son una herramienta emancipadora y cuándo sostienen contextos de opresión estructural. Por ejemplo, frente a la economía delictiva, los DH pueden ser un discurso político y un andamiaje legal que sirve al gobierno en red de transnacionales y gobiernos corruptos debido a su estadocentrismo metodológico. Este uso es más complicado, aunque no inevitable, en el caso de las organizaciones comunitarias que litigan contra un megaproyecto minero. Encontrar y sistematizar las distinciones nos indicarían también qué debemos cambiar del discurso de DH en los planos teórico, de litigio y producción legal y de política de los movimientos sociales y otras organizaciones, para asegurarnos de que sea lo más emancipador posible y se incline menos a ser funcional para el poder de dominación social, política, económica y cultural.

9 razones para (des)confiar de las luchas por los derechos humanos

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