Читать книгу Historias Hilvanadas - Silvana Petrinovic - Страница 10

Amigos para siempre

Оглавление

Dedicado a Congo

La noche se desploma sin pedir permiso y con ella, el indeseado rocío. Sí, es difícil para mí soportarlo, pero debo acompañar a mi amigo y estas molestias son parte del sacrificio de amarlo.

Es extraño, parece estar más demorado que de costumbre; tal vez no ha podido con la ingrata botella que lo envuelve trago a trago o quizás algún programa nuevo en la televisión lo retiene.

No importa, una de mis cualidades es la paciencia, así que lo voy a esperar. Han sido días difíciles, duermo en la planta baja y escucho sus pasos sobre mi cabeza en medio de la noche, hasta podría asegurar que llora.

Está muy triste, la soledad no le sienta bien a pesar de compartir conmigo momentos inigualables cuando salimos a correr o a caminar por la plaza. Me esfuerzo mucho para que aprecie mi presencia, pero creo que hoy no le soy suficiente.

¡Un momento! Está bajando la escalera, ahora sí.

—Es tiempo de caminar, amigo mío, y de movernos un poco antes de dormir —me dice con voz ronca.

Allá vamos los dos, amigos para siempre, inseparables como pocos, en silencio, sintiéndonos en cada paso y en cada respiración…

Llegamos al pequeño parque, él no ha dicho ni una palabra. Mientras tanto voy hacia el arenero, que es mi perdición.

Ah, hay poca maravilla en este mundo que supere el bienestar que me provoca esta tibieza acolchonada cuando piso la arena húmeda. ¡Es tan grato!

Alguien me habla desde allá lejos, me voy a acercar porque no escucho qué me dice.

—¡Qué bonito! Sos muy lindo —exclama una voz femenina.

Mi amigo llega primero, tal vez él tampoco ha escuchado con claridad lo que la dama está diciéndome con tanta dulzura.

¡Están conversando! Al fin se decidió a hablar.

¡Qué alegría!

Esto sí es una buena señal. Me acerco a los dos y espero que me presenten.

—Bueno, bueno…ya era tiempo. Pensé que jamás me llamaría. —Se lo ve muy entretenido esta noche.

Al fin escucho su voz clara y segura diciéndole a la dama:

—Te presento a mi amigo, a mi compañero. Vivimos juntos no muy lejos de aquí. Te presento a “Congo, mi perro”.

Historias Hilvanadas

Подняться наверх