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Оглавление1. A MANERA DE INTRODUCCIÓN.
EL EXTERMINIO ARMENIO
Rafael Lemkin fue un jurista polaco-judío nacido en 1900 en una pequeña granja cerca de Wolkowysk. Espectador y estudioso de las violencias desatadas tanto contra las etnias como contra los grupos religiosos y sociales, en 1933 aborda esos problemas en foros internacionales. Emigra a los Estados Unidos de América cuando los nazis invaden Polonia y es nombrado profesor de la Duke University.
En 1942 cumple funciones como analista en el Departamento de Guerra de Washington. En 1944 publica un libro sobre los crímenes nazis y crea el término “genocidio” (genos, “raza/clan”, y cidio, sufijo latino, “matar” “inmolar”) para calificar los asesinatos sistemáticos del nazismo y su decisión de eliminar a las comunidades judías europeas. Años antes se había sensibilizado con los horrores vividos por el pueblo armenio y el aniquilamiento —entre 1915 y 1923— de un millón y medio de armenios a manos del Imperio turco-otomano y de Turquía como su Estado sucesor.
Los líderes nazis reconocieron expresamente su intención de destruir por completo a los polacos y los rusos; de destruir demográfica y culturalmente el elemento francés en Alsacia Lorena y a pueblos eslavos. Casi logran su objetivo de exterminar a los judíos y los gitanos en Europa (...) Obviamente, la experiencia alemana es la más impresionante y más deliberada y completa, pero la historia nos ha proporcionado otros ejemplos de la destrucción de naciones enteras, así como de grupos étnicos y religiosos. Por ejemplo, la destrucción de Cartago; la de los grupos religiosos en las guerras islámicas y las Cruzadas; las masacres de los albaneses y los valdenses, y, más recientemente, la masacre de los armenios.1
Lemkin se pregunta: “¿Será asesinato en masa el nombre adecuado para un fenómeno como éste?”.2 Al preguntarse cómo puede calificarse el intento de destrucción de una nación y de borrar su personalidad cultural, considera inadecuado el término “desnacionalización” porque no resalta la destrucción biológica. Por esa misma razón, no valen los términos “germanización” o “italianización”, porque los alemanes no quieren “germanizar” a los judíos o a los polacos en la Polonia occidental (“Hitler declaró muchas veces que la germanización podría realizarse con la tierra, nunca con los hombres”3), sino erradicarlos por completo. Algo que lograron los turcos en su Imperio al aniquilar físicamente a los armenios y usurpar sus territorios y bienes.
No puede haber armenio en la tierra que no se estremezca por lo acontecido a sus antepasados. La lucha debe continuar, y requiere de todos, más allá de respetar las banderas políticas de cada uno, más allá de los conflictos internos, más allá de cada fecha, de cada discusión ideológica o filosófica, esta fecha es la más importante para los armenios: el 24 de abril marca el intento de aniquilamiento de una nación… pero esta nación no quiso morir, y no murió.4
Quisiera ver a algún poder en el mundo destruir esta raza / esta pequeña tribu de gente sin importancia cuya historia se ha terminado / cuyas batallas han sido combatidas y perdidas / cuyas estructuras han destruido / cuya literatura no es leída / cuya música no es escuchada / cuyas plegarias no se pronuncian más. / Adelante, destruyan esta raza / déjennos decir que otra vez es 1915 / hay guerra en el mundo / destruyan Armenia / a ver si pueden hacerlo / láncenlos de sus hogares al desierto / déjenlos sin pan ni agua / quemen sus casas y sus templos / vean si no viven de nuevo / vean si no ríen de nuevo / vean si logran que dejen de mofarse de las ideas del mundo / Adelante, traten de destruirlos.5
1.1. SENTIDO DEL TÉRMINO “GENOCIDIO”
Lemkin define el término “genocidio” como “un plan coordinado compuesto por diferentes acciones que apuntan a la destrucción de los fundamentos esenciales de la vida de grupos nacionales con el objetivo de aniquilar a esos grupos”.6 El genocidio, agrega, no es un crimen nacional sino que es un crimen en el cual toda la sociedad internacional, en cuanto tal, debería estar interesada. Es legal, moral y humanitariamente un crimen internacional.
Las consideraciones culturales, señala Lemkin, se muestran a favor de la protección internacional de grupos nacionales, religiosos y culturales. Toda nuestra herencia es producto de las contribuciones de todas las naciones.
Podremos entender esto mejor cuando nos percatemos qué tanto se habría empobrecido nuestra cultura si a los pueblos sentenciados por Alemania, como el de los judíos, no se les hubiera permitido crear la Biblia, o dar a luz un Einstein, o un Spinoza; si los polacos no hubieran tenido la oportunidad de darle al mundo un Copérnico, un Chopin; los checos un Huss, un Dvorak; los griegos, un Platón o un Sócrates; los rusos, un Tolstoi o un Shostakovich.7
El genocidio en tiempo de paz crea tensiones internacionales y conduce a la guerra, intuyó acertadamente Lemkin.
1 Lemkin, Rafael, “Genocide”, en revista American Scholar, vol. 15, nº 2, abril de 1946, pp. 227-230. El texto traducido al español por Carlos Mario Molina Arrubla puede leerse en www.preventgenocide.org.
2 Ibíd.
3 Ibíd.
4 Disponible en http://www.armenia.com.uy/genocidio/genocidio_3.htm.
5 Este poema pertenece al célebre poeta armenio William Saroyan (1908-1981). Disponible en http://www.armenia.com.uy/genocidio/genocidio_3.htm.
6 Lemkin, Rafael, El dominio del Eje sobre la Europa ocupada, Fundación Carnegie para la Paz, Prometeo, Buenos Aires, 2009, cap. IX.
7 Lemkin, ob. cit.