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3.2. LA CULTURA SEGÚN LAS REGIONES

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La división territorial marcó de diferente forma a las expresiones culturales: Armenia occidental, bajo ocupación turca, y Armenia oriental, territorios armenios anexados al Imperio ruso zarista en el principio del siglo XIX, por un lado, y, por el otro, la diáspora formada como consecuencia del genocidio —de hecho, el tercer territorio—, que hizo un importante aporte cultural.

La cultura de Armenia oriental recibió la influencia de Rusia. Los principales centros fueron Tiflis y Moscú, y en menor medida Bakú, Petrogrado o Crimea. Los gimnasium rusos eran tan importantes como los de Europa occidental; de allí los alumnos pasaban directamente a las universidades. Los armenios y personas de otras nacionalidades tenían expedito el acceso a la educación media, pero ese camino no se abría para la educación terciaria. Un hecho relevante fue que tras casi una década de compartir la enseñanza secundaria con los rusos, en los alumnos armenios se debilitaban las tradiciones culturales nacionales, lo cual evidencia un proceso asimilacionista natural.

La excepción en cuanto a cerrar el paso a la enseñanza terciaria fue el Instituto Lazarian de Moscú, donde los alumnos recibían educación rusa y armenia. Un egresado del Lazarian podía ingresar en la universidad rusa sin examen previo de admisión.

El sector de la Armenia oriental proyectó su influencia sobre Irán y el Asia sudoriental; el sector occidental, sobre Medio Oriente, Egipto y América. En Europa, fue París un centro relevante por los jóvenes armenios que estudiaban los problemas políticos y sociales de la madre patria armenia; también lo fueron Ginebra, Londres y Berlín, y, en América del Norte, Boston y Nueva York. En Venecia, la investigación en ciencias humanas tuvo asiento en la Congregación Mekhitarista, cuyos clérigos analizaron científicamente la historia, filología y la pedagogía; un mérito no menor fue la creación de obras propias y la traducción de otros autores.

En la Armenia oriental, bajo los rusos funcionó un sinnúmero de establecimientos educacionales, la mayoría dependientes de los obispados. Había escuelas armenias en Crimea y en Nor Najichevan, y centros en Samarkanda, Kokand, Merv y otras ciudades. En 1915, las escuelas rusas tenían alrededor de 40.000 alumnos armenios. Los establecimientos religiosos aglutinaban al pueblo que carecía de poder político.

El Cáucaso fue otro centro educacional para 8.000 estudiantes armenios. Se abrieron colegios secundarios parroquiales. Se inauguró el gimnasium en el Instituto Aghababian, de Astrakán. Kervokian, un centro de investigación armenia, fue clausurado en 1917, a poco de creado. En el Cáucaso, cerca de cien entidades armenias de beneficencia eran el sustento de la educación regional. Había unas 500 escuelas religiosas armenias con un alumnado de 31.000 educandos (un tercio eran mujeres).

La Armenia occidental tuvo una clase intelectual europeizante, particularmente influenciada por París, pero los turcos de esa zona descreían de la fidelidad patriótica de los armenios, a quienes consideraban espías o colaboracionistas de los rusos enfrentados a los turcos. Exacerbada esa desconfianza, se llegó al extremo de la desaparición física de intelectuales armenios.

El epicentro de la cultura armenia occidental estaba en Constantinopla y Esmirna. En sus centros educacionales se aceptaron los principios pedagógicos modernos, pero convivían con las raíces tradicionales, que trababan la modernización.

Constantinopla albergó desde 1886 al Colegio Central, de donde egresó una pléyade de intelectuales de alto nivel, políticos, filólogos y profesionales de otras disciplinas.

En la vecindad de Constantinopla se fundó en Izmit, en 1889, el convento de Armash, que luego alcanzó la categoría de Escuela Superior de Teología. No se dedicó exclusivamente a la enseñanza de la religión, sino también al conocimiento filosófico, el estudio de las ciencias naturales y de los idiomas armenio, francés y turco. Muchos de sus alumnos fueron protagonistas activos de la vida cívica. El terror turco destruyó en 1915 el convento de Armash y deportó a los miembros de la congregación religiosa.

Constantinopla fue también sede de la escuela Hindlian-Malatian. En Aintab funcionó una institución educativa con tres niveles (magisterio, medicina, seminario religioso).

Cuando los turcos desencadenan el genocidio, cierran las escuelas armenias y los institutos nacionales de los países aliados enfrentados con Turquía. La matanza o los orfanatos fueron el destino de miles de niños escolares.

Los turcos de la Armenia occidental no fueron ajenos ni indiferentes a esos signos de progreso —para ellos, peligroso—, sino que decidieron exterminar al pueblo armenio, y en la primea línea del genocidio cayeron los intelectuales.

El genocidio silenciado

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