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Las secuencias y los procesos de comprensión

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Como ya se ha ido explicando, los géneros discursivos son el producto de las diferentes esferas de la actividad humana. Ahora bien, desde el punto de vista de su organización interna, los géneros discursivos se definen por el predominio de algún tipo de secuencia: narrativa, descriptiva, argumentativa, explicativa, instruccional y dialogal.

Una breve caracterización de estos seis tipos de secuencias apuntaría lo siguiente:

La secuencia narrativa se organiza básicamente en torno a un eje temporal. Presenta una serie de hechos que se desarrollan sucesivamente. Gramaticalmente, se caracteriza por la presencia de verbos perfectivos (por ejemplo, el pretérito perfecto simple), de adverbios y conectores temporales (“luego”, “más tarde”, “después”).

La descriptiva se estructura sobre la base del eje espacial. Parte de un todo (objeto, palabra clave) para detallar jerárquicamente sus aspectos (propiedad, partes) y sus relaciones (con otros objetos, con situaciones, etc.). Suele presentar verbos imperfectivos (presente, pretérito imperfecto), adverbios de modo y de lugar.

La secuencia explicativa, por su parte, se encuentra ligada al proceso de comprender con la ayuda de los conceptos. Se organiza, por ende, sobre el eje lógico a partir de una estructura elemental que implica la presencia (explícita o no) de un problema y su resolución. Predominan los verbos en presente, en pretérito perfecto compuesto y en futuro imperfecto. La explicación, sobre todo cuando es escrita, se construye a partir de la tercera persona del singular. Tiende a marcar una distancia afectiva entre el que enuncia y el objeto de su explicación. Se emplean conectores de causa, consecuencia, etcétera.

La argumentación también se vincula con el proceso de comprensión pero, sobre todo, con el de juzgar. Se organiza, por ende, sobre un eje lógico-emocional. Su estructura básica supone una relación entre una tesis (o hipótesis) y sus fundamentos. Predominan, como en la explicación, los verbos en presente, en pretérito perfecto y en futuro imperfecto. A diferencia de la explicación, se estructura normalmente a partir de la primera persona del singular. Y la distancia afectiva entre el que enuncia y el objeto de su argumentación es muy escasa. A esto obedece la profusa presencia de palabras cargadas de una valorización subjetiva, verdaderas marcas o huellas enunciativas, llamadas “subjetivemas”. Se emplean preferentemente conectores de causa, consecuencia.

Los enunciados instruccionales (o procedurales), como una receta de comida o un manual de uso de un electrodoméstico, prescriben acciones que se ordenan según un orden lógico y cronológico. Se estructuran sobre la base de la explicitación de una meta (la acción final) y de procedimientos (la serie de acciones parciales que garantizan alcanzar tal meta). Predominan los verbos en imperativo y en infinitivo. Suelen emplearse conectores que marcan orden (“en primer lugar”, “primero”, etcétera).

La secuencia dialogal (o conversacional) se organiza en torno al intercambio de turnos de los sujetos participantes. Los turnos o intervenciones suelen estar formados por un acto de habla principal o director (el que da sentido al turno; por ejemplo: un pedido) y subordinados (que sirven para enmarcar, apoyar, justificar, etc., el acto de habla director; por ejemplo: antes de formular el pedido, elogiar la generosidad de nuestro interlocutor). Abundan las modalidades de enunciación interrogativas, las aseveraciones y las exhortaciones.

En definitiva, los sujetos de una sociedad determinada disponen de formatos y secuencias que tanto en la comprensión como en la producción funcionan como herramientas cognitivas e interaccionales.

¿Qué son estas secuencias desde la perspectiva de la lengua? Son conjuntos relativamente autónomos de oraciones (suboraciones o proposiciones, a veces) imbricados de una manera que les es particular y con propiedades que los distinguen del resto.

Ejemplo 1:

Ezequiel Núñez –preso de un coraje y un temor simultáneos e imprecisos– se abalanzó sobre el joven suicida que vacilaba en lo alto del edificio, frente a Plaza de Mayo. Y lo abrazó fuerte. Poco después, con la silenciosa ayuda de los otros empleados del Banco Nación que fueron llegando, alcanzó a calmar al suicida, definitivamente frustrado, asombrosamente nuevo.

Se puede observar que las oraciones expresan acciones que sucedieron en un tiempo y en un lugar determinados: en el pretérito perfecto simple (“se abalanzó”, “abrazó”, “fueron llegando” y “alcanzó”) y en un edificio situado frente a Plaza de Mayo. Este conjunto de oraciones conforma lo que habitualmente se denomina “secuencia narrativa”.

Ejemplo 2:

El mar era una inmensidad; los pájaros volaban por un cielo oscuro que presagiaba lluvias. De vez en cuando, el graznido de alguna gaviota solitaria y el viento fresco contra los barcos quietos y la dulce soledad de los pescadores en silencio...

Se reconocen dos oraciones que constituyen una secuencia descriptiva, pues se enuncian atributos de un objeto, en este caso el mar, y de otros que se asocian con él, percibidos por medio de diferentes sentidos. Los verbos están en pretérito imperfecto (“era” y “volaban”).

En otras palabras: un enunciado puede ser descompuesto en conjuntos parciales, llamados “secuencias”. Cada secuencia es una unidad parcialmente autónoma y tiene una forma determinada y un sentido que adquiere al ser enunciada. A menudo estas partes o secuencias son reconocidas de manera intuitiva. Si se realiza una comparación parcialmente aproximada, se puede afirmar que las secuencias son como los puntos de un tejido, cuya articulación constituye el enunciado total.

Esta facultad de la lengua de descomponerse en partes estructuralmente semejantes es una de sus propiedades fundamentales; se denomina “recursividad”. En virtud de esta condición, un enunciado puede ser fragmentado en unidades menores y éstas a su vez incluidas en otras.

Los tipos de secuencias son formas relativamente estables y poseen una estructura semántica textual reconocida por quienes emplean esa lengua.

Hay distintas clasificaciones de las secuencias y una de ellas es la que determina, como se explicó antes, seis tipos básicos: 1) narrativa; 2) descriptiva; 3) argumentativa; 4) explicativa; 5) instruccional y 6) dialogal.

La aseveración de que siempre existen secuencias dominantes en los enunciados implica el reconocimiento de la existencia de secuencias no dominantes pero presentes en algunas partes del enunciado.

Manual de lectura y escritura universitarias

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