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Buscar el bien común
ОглавлениеPrimero, aprendemos que las personas fuera de la comunidad de fe tienen el derecho de evaluar a la iglesia en su compromiso por el bien de todos.
Los marineros están en peligro. Han utilizado los recursos tecnológicos y religiosos que tienen, pero no son suficientes. Se dan cuenta de que no pueden salvarse sin la ayuda de Jonás, pero él no hace nada para ayudar. Entonces, tenemos esta imagen memorable de un capitán pagano reprendiendo al santo profeta de Dios. Hugh Martin predicó un sermón sobre este pasaje que se titulaba: “El mundo reprende a la iglesia”5 y concluía que Jonás se lo merecía y que, en gran medida, la iglesia hoy en día también.
¿Por qué reprende el capitán a Jonás? Le reprende porque no le preocupa el bien común. El capitán le dice: “¿No ves que estamos a punto de morir? ¿Cómo puedes ignorar así nuestra necesidad? Entiendo que eres un hombre de fe. ¿Por qué no usas tu fe para el bien de todos?”. Jacques Ellul escribe:
Esos marineros de Jope […] eran paganos o, en términos modernos, no eran cristianos. Pero […] el grupo de no cristianos y cristianos […] está unido; van en el mismo barco. La seguridad depende de lo que cada uno haga […] Están bajo la misma tormenta, bajo el mismo peligro y quieren el mismo resultado […] y este barco representa nuestra situación.6
Todos nosotros, creyentes y no creyentes, “vamos en el mismo barco”. (¡Nunca un refrán había sido tan real como lo fue para Jonás!). Si el crimen, las malas condiciones de salud, la falta de agua o la pérdida de trabajos acosan a una comunidad, si el orden social y económico se rompen, todos vamos en el mismo barco. Durante un tiempo, Jonás vive en el mismo “barrio” que estos marineros y la tormenta que amenaza a una persona, lo hace a toda la comunidad. Jonás huyó porque no quería trabajar por el bien de los paganos, quería servir de manera exclusiva a los intereses de los creyentes. Sin embargo, Dios le muestra aquí que es el Dios de todas las personas y Jonás necesita darse cuenta de que es parte de toda la comunidad humana, no solo miembro de la comunidad de fe.
No se trata de un mero argumento pragmático: “Más vale que los creyentes ayuden a los no creyentes o las cosas no les irán bien”. La Biblia nos dice que somos co-humanos con todo el mundo: hechos a la imagen de Dios y, por lo tanto, infinitamente preciosos para él (Génesis 9:6; Santiago 3:9).
El capitán ruega a Jonás que haga lo que pueda por ellos. Por supuesto, el capitán no tiene una idea precisa sobre quién es el Dios de Jonás. Es probable que solo espere una oración a algún ser poderoso sobrenatural. Sin embargo, del mismo modo que Hugh Martin argumenta, las críticas aún son reales. Jonás no aporta los recursos de su fe para soportar el sufrimiento de sus compatriotas. No les está diciendo cómo relacionarse con el Dios del universo, ni tampoco confía en sus propios recursos espirituales en Dios, amando y satisfaciendo las necesidades prácticas de su prójimo. Dios pide a todos los creyentes que hagan ambas cosas, pero él no realiza ninguna. Su fe privada no sirve a ningún bien común.
Quizás alguien objete que el mundo no tiene ningún derecho de reprender a la iglesia, pero hay una justificación bíblica para esta acción. En el Sermón del Monte, Jesús dijo que el mundo vería las buenas obras de los creyentes y glorificaría a Dios (Mateo 5:16). El mundo no verá quién es nuestro Señor si no vivimos como deberíamos. Según dice un libro, somos “la iglesia ante un mundo que observa”.7 Merecemos la crítica del mundo si la iglesia no exhibe de forma visible amor en las buenas obras. El capitán tenía todo el derecho del mundo de reprender a un creyente que hacía caso omiso a los problemas de las personas a su alrededor y que no hacía nada por ellos.