Читать книгу El verdadero significado de la pertenencia - Toko-pa Turner - Страница 11

Soñar que estamos en casa

Оглавление

Los seres humanos tenemos una tendencia natural a adorar a ese «algo más grande» que nos une, pero, en la actualidad, vivimos en una especie de callejón sin salida, donde nuestros dones solo nos sirven a nosotros mismos. Los occidentales, a diferencia de muchas culturas chamánicas que practican la interpretación de los sueños, los rituales y el agradecimiento, hemos olvidado algo que los indígenas consideran primordial: que este mundo debe su existencia a lo invisible. Toda cacería y cosecha, muerte y nacimiento, se caracterizan por la creación de belleza y las ceremonias a aquello que no podemos ver, por alimentar a aquello que nos alimenta. Creo que nuestra alienación se debe a nuestra negligencia en sentir esa reciprocidad.

Aunque todas las culturas tienen su propia mitología, la visión animista del mundo se basa en saber que el espíritu está presente en todas las cosas. No solo en los seres humanos, sino en los seres con cuatro patas, en los grandes árboles, en las aves que podemos ver a lo lejos, en el silencioso y fuerte acantilado, en esas durmientes montañas soñadoras y en el pueblo río que siempre está dispuesto a conversar. A veces, hasta podemos percibirlo en la forma curva de una taza de cerámica.

Mientras las culturas animistas viven en la reciprocidad con lo que Martín Prechtel, autor y chamán maya, denomina lo «sagrado en la naturaleza», la nuestra se ha obsesionado con lo literal y lo racional. Divorciados del mito y de la vida simbólica, nuestras historias personales han dejado de tener sentido en el impulso colectivo global. En esta división también se está atrofiando nuestra capacidad para imaginar, asombrarnos y visualizar un camino para seguir adelante.

Pero todos tenemos nuestro propio camino para regresar a nuestro parentesco con el misterio: a través de nuestra vida onírica. La interpretación de los sueños es una forma poderosa de volver a tejer una relación íntima con lo que los sufíes llaman el Amado: la cohesión divina, lo sagrado en la naturaleza, de lo cual se originan todos los seres. Eso que nosotros recordamos también nos recuerda a nosotros. Nuestra conversación, como los puentes vivos entre las dos orillas, es la práctica de nuestra copertenencia. En este libro compartiré sueños, algunos míos y otros de las personas que amablemente me han dado permiso para hacerlo, que ilustran a la perfección las diferentes puertas en el camino hacia la pertenencia.

A mi entender, soñar es la naturaleza naturalizándose a través de nosotros. Igual que un árbol da frutos o una planta se manifiesta a través de las flores, los sueños son nuestros frutos. Generar símbolos e historias es una necesidad biológica. No podemos sobrevivir sin sueños. Y aunque podamos vivir sin recordarlos, una vida que se guía y se deja moldear por los sueños es una vida que sigue el conocimiento innato de la propia tierra. A la par que aprendemos a seguir los instintos de nuestra selva interior, respetando sus acuerdos y desacuerdos, también desarrollamos nuestra capacidad para la sutileza. Esta sensibilidad es lo que nos hace más permeables y políglotas, y nos acerca a conversar en los múltiples idiomas del mundo que nos rodea.

La sensibilidad es el privilegio y la responsabilidad de recordar. Tal como escribió Oscar Wilde: «Un soñador es aquel que solo puede encontrar su camino a la luz de la luna, y su castigo es que ve el amanecer antes que el resto del mundo». Cuando entendemos la simetría entre el paisaje exterior y nuestro mundo salvaje interior, no podemos más que lamentar la forma en que nuestra propia naturaleza ha sido alterada, denigrada, sometida y, en muchas ocasiones, hasta erradicada de nuestra memoria. Empezamos a afrontar las formas en que hemos sido cómplices de este lento apocalipsis, interno y externo. Solo cuando nos encontramos en ese lugar de pérdida y anhelo podemos empezar a recordar nuestro hogar.

Este libro es un intento de exaltar lo que a mi entender es la definición más amplia de trabajo de los sueños: la práctica de entrelazar un puente vivo entre lo visible y lo invisible, empresa que solo se puede lograr con paciencia, aptitud para el duelo y voluntad para asumir la responsabilidad sobre los resultados, aunque no vivamos lo suficiente para ver los beneficios. Esta es la práctica de la pertenencia.

Espero que a través de mis escritos pueda ahorrarte, aguerrido viajero, algunas de las confusiones de este camino iniciático. Te introduciré, tal como me introdujeron a mí, en las diferentes facetas de la pertenencia y te explicaré cómo hemos llegado a alejarnos de ellas. Veremos las influencias que pueden convertirnos en versiones reducidas de nosotros mismos, que es como se nos induce a establecernos en la «falsa pertenencia». Veremos el arquetipo del marginado y descenderemos a las dimensiones del exilio, un viaje agotador y doloroso, pero necesario, hacia la verdadera pertenencia. Allí, nos encontraremos con la otredad interior que quiere pertenecernos. Esta es la gran labor que a mí me gusta llamar «reintegración por recuerdo». La mayoría de nosotros pensamos en la pertenencia como un lugar mítico, que es posible que acabemos encontrando, si somos diligentes en nuestra búsqueda. Pero ¿y si la pertenencia no es un lugar, sino una habilidad: un conjunto de destrezas que hemos perdido u olvidado en nuestra vida moderna? Al igual que con los puentes vivos, estas habilidades son las formas en que podemos orientar, entrelazar y cuidar de las raíces de nuestra separación, y con ello, restauraremos nuestra membresía a la pertenencia.

* Este es un concepto que utiliza la autora a lo largo de todo el libro para indicar que es una pertenencia compartida, es decir, no hay un sujeto al cual pertenezca un objeto, sino que ambas partes son sujetos en igualdad de condiciones, y ambos se pertenecen el uno al otro. en este caso la tierra nos pertenece tanto como nosotros le pertenecemos a ella. (Nota de la T.)

1 Human Planet, «Rivers: friend and foe», 2011, BBC One.

El verdadero significado de la pertenencia

Подняться наверх