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El arquetipo del marginado

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Los seres humanos, al igual que otros cazadores en manada, están en guardia y desconfían de los que son diferentes. Tanto si has cometido un delito o eres de otro país como si posees habilidades, características u orientaciones diferentes –o incluso por ser pobre, estar enfermo o herido–, puede que acabes ­identificándote con el arquetipo del marginado: un huérfano, una oveja negra, un rebelde, un forastero, un disidente, un chivo expiatorio, un bicho raro, un sin techo, un mendigo, un inadaptado. No importa qué nombre reciba, el marginado desempeña un papel importante en la mitología y en la vida.

En todas las familias y en muchas leyendas populares, existe la figura de la oveja negra. Este forastero carga con la proyección de la sombra de todo el grupo. En ese rechazo colectivo hacia la oveja negra, esta última actúa como fuerza de unión. Es decir, se convierte en la portadora de las piezas rechazadas, encubiertas y olvidadas de la historia familiar, y al vivir la vida a su manera, esta oveja negra suele ser la responsable de concienciar a la familia.

Pero, por heroico que parezca, es un camino difícil y solitario. Ya sea por abandono o por voluntad propia, ser excluido de una familia o carecer de ella hace que el desarraigo se convierta en un factor fundamental de nuestra vida. El sentimiento de ser un sin techo puede suponer un estado mental crónico que influye en todo lo que hacemos.

En algunas culturas, ser huérfano significa que serás rechazado por la sociedad. En Zambia, por ejemplo, los huérfanos son humillados y se los llama «cabras», porque se considera que no pertenecen a ninguna cultura, ya que no han pasado por las iniciaciones correspondientes y las costumbres del colectivo. 1 Sin embargo, en otros lugares, se los considera los guardianes especiales de la tribu, se los protege e incluso venera. Los aka de Ghana tienen una antigua canción folclórica que se titula Sansa Kroma en la que «a los niños que cantan esta canción se les recuerda que si algo les sucediera a sus padres y se quedaran huérfanos... serían protegidos por el resto de la aldea». 2 Cuando revisamos las leyendas populares del mundo que nos rodea, descubrimos muchos de los mismos motivos recurrentes. «Los huérfanos son a la vez dignos de lástima y nobles –escribe Melanie Kimball, profesora de literatura infantil del Simmons College de Boston–. Son una manifestación de la soledad, pero también representan la posibilidad de que los humanos se reinventen a sí mismos». 3

Imaginemos por un momento que pudiéramos depurar nuestras distintas historias de exilio hasta llegar a su esencia básica, para descubrir qué es lo que compartimos con todas las personas que han experimentado algo similar. Este conjunto de patrones y redenciones es lo que denominamos «arquetipo».

Los arquetipos, palabra que proviene del griego archetypos, que significa ‘primer molde’, son el prototipo de nuestras experiencias innatas universales. El ­héroe, la anciana sabia y el embaucador son arquetipos habituales que se encuentran en los mitos y cuentos de hadas de todo el mundo, que, aparentemente, carecen de fronteras geográficas, son atemporales y sus patrones aparecen en nuestros sueños en las etapas de transición importantes de nuestra vida. Los arquetipos no solo nos revelan la insignificancia de nuestra vida tal como la estamos viviendo, sino que atraviesan las mismas puertas con valentía y desesperación, asombro y triunfo, como los héroes o heroínas, que hemos admirado desde nuestra infancia a través de nuestros libros de cuentos.

Ann Belford Ulanov, como analista junguiana, lo describe así: «Como los instintos son para el cuerpo, los arquetipos son para la psique». 4 Es decir, los arquetipos son reflejos innatos que se activan al propiciarse ciertas condiciones en nuestro entorno y, para bien o para mal, determinan nuestra forma de reaccionar y nuestra conducta.

Al estudiar cómo funcionan los sueños y los cuentos de hadas, podemos seguir sus mapas arquetípicos hacia lo desconocido con mayor eficacia, porque nos ayudan a ver la dimensión significativa de nuestra experiencia personal. Nos muestran cuándo estamos atravesando un rito de paso, como una iniciación, un exilio, una muerte simbólica y un renacimiento.

El arquetipo del Marginado/Huérfano aparece en cientos de fábulas populares, libros de ficción e incluso películas. Personajes de la literatura como Cenicienta, la cerillera, Jane Eyre, Frodo Bolsón y Harry Potter son algunos Marginados famosos. El Marginado suele ser un huérfano que vive fuera de la casta o clase social. Se lo considera diferente del resto o peligroso para las costumbres y normas sociales. Es el molesto otro, único e inconfundible en el mundo, que nos recuerda lo cerca que estamos todos de sufrir el mismo destino, de que nos retiren el apoyo. Pero desde los andrajos hasta las riquezas, también nos inspira a recordar que se pueden superar incluso las historias más trágicas de aislamiento.

Estos arquetipos no son solo imágenes o personajes, sino patrones de desarrollo. El huérfano o la huérfana de estas historias siempre sufre algún tipo de maltrato, abuso o negligencia en su lugar de origen. Entonces, tiene que emprender una búsqueda o viaje para hallar su verdadero lugar en el mundo. Sin embargo, para ello, deberá abandonar su hogar, romper con el grupo o familia establecidos y soportar un largo periodo de exilio.

Durante su deambular, habrá momentos en que se sentirá abrumado por las dificultades y estará a punto de tirar la toalla. Pero si consigue aunar la astucia y la virtud para defender su propia postura, los aliados mágicos vendrán en su ayuda. Al final, su triunfo consistirá en hallar un lugar en el mundo al que pertenecer, que sea intachable, no solo porque lo habrá forjado desde cero, sino porque será lo bastante grande como para albergar a otros.

* Palabra árabe que designa los actos devocionales islámicos, caracterizados por las repeticiones de los nombres de Dios, textos sagrados y cánticos. (Nota de la T.)

** Es un tipo de puerta hecho con un material que combina hormigón y textil, es ligero, robusto y resistente al agua. (Nota de la T.)

1 Agnes Ngubeni (Kabwe, Zambia), entrevistada por IRIN, http://www.irinnews.org/report/87056/zambia-orphansgrow-without-cultural-identity.

2 Abraham Adzenyah y otros, «Let Your Voice Be Heard! Songs from Ghana and Zimbabwe», World Music Press, 1997, p. 43.

3 Melanie A. Kimball, «From Folktalkes to Fiction: Orphan Characters in Children’s Literature», Library Trends 47 (3), 1999, p. 599.

4 Ann Belford Ulanov parafrasea a Carl Jung en The Feminine: In Jungian Psychology and in Christian Theology [Lo femenino: en la psicología junguiana y en la teología cristiana], Northwestern University Press, 1971, p. 48.

El verdadero significado de la pertenencia

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