Читать книгу El verdadero significado de la pertenencia - Toko-pa Turner - Страница 21
Curar la herida
ОглавлениеLa regeneración de la herida de la carencia creada por la cultura de la Madre Muerte es un trabajo lento e importante. El primer paso para la sanación es negarnos a seguir restándole valor al impacto que la negligencia y la denigración de lo femenino tiene en nuestras propias vidas y en el mundo en general. En el ámbito personal, podría ser como reivindicar esos aspectos de lo femenino que no tiene la Buena Madre: antipatía, impaciencia, ira, aislamiento y desesperación por sentirnos respaldadas. En estos aspectos se oculta un poder que, si lo manejamos conscientemente, puede convertirse en un aliado, en vez de en un impulso destructivo.
Cerca de cumplir los treinta, fui becaria durante algunos años en la Fundación Jung de Ontario, una organización por la que han pasado todos los grandes junguianos contemporáneos. Fue una etapa muy fructífera en la que no solo me relacioné con personas como Marion Woodman, James Hollis y muchos otros, sino que fueron mis mentores. Aunque era demasiado joven para que me admitieran en el programa de formación de psicoanálisis, cooperaba como voluntaria y, de este modo, pude aprovechar la beca al máximo. Sin embargo, llegó un momento en que me di cuenta de que, por sus prohibitivos precios y por los requisitos que exigían, era imposible que alguna vez llegara a tener el privilegio de realizar la formación. Siempre estaría fuera de ese círculo interno, a pesar de que tenía mucho que ofrecer.
Aunque aprendí mucha teoría sobre lo femenino, necesitaba encontrar a alguien que me hablara desde lo femenino. Empecé a sentir que la visión analítica de la interpretación de los sueños era demasiado limitada. Necesitaba contactar con prácticas indígenas más centradas en la tierra, que vuelven a poner los sueños en manos del pueblo.
Un día, a mitad de un taller de fin de semana, tuve el siguiente sueño:
La tumba de la bruja: sueño de Toko-pa
Soñé que algunos de los analistas masculinos de la Fundación Jung estaban en medio de un bosque construyendo una plataforma de madera. Pero no se daban cuenta de que la estaban construyendo sobre la tumba de una poderosa bruja, que se estaba despertando rabiosa. En lo que me pareció tan solo un instante, salió de su tumba y dio rienda suelta a su furia, asesinando a los hombres y a todo aquel que se cruzara en su camino. Fue un terrorífico baño de sangre.
Me desperté sobresaltada por este sueño, mojada por el sudor y con el corazón acelerado, supe que había algo que estaba intentando captar mi atención. Esa mañana, auné fuerzas para arrastrar a mi pálido y tembloroso cuerpo hasta el lugar donde se realizaba el taller e intenté estar atenta a las explicaciones, pero la furia de la bruja seguía recorriendo mis huesos. Estaba muy claro. ¡Estaba harta de que los junguianos construyeran una plataforma sobre su tumba! ¿Y si hubiera algún camino más antiguo, que se hubiera dado por muerto, un camino femenino para los sueños y la magia que fuera más veraz que el que estaba siguiendo? Ese día me marché y nunca he regresado.
El año siguiente, lo dediqué a profundizar sobre las prácticas indígenas y chamánicas. Pero lo más importante es que reconocí que mis sueños eran mis mejores maestros. Mis sueños eran la gran Madre unificada.
Aunque se nos induce a pensar lo contrario, creo que el yo es el macrocosmos a través del cual se forma la cultura externa. De modo que, en vez de considerar el trabajo interior como un acto egoísta, podemos considerarlo un servicio a la conciencia cultural. Para sanar la herida de la carencia –generada por la falta de atención por parte de nuestra familia y nuestra sociedad– hemos de aprender a ser la madre amorosa que nunca tuvimos con nosotras mismas. Esta «rematernización» es la práctica constante, infinitamente más sencilla con la ayuda de un mentor, de aprender a cuidar de nuestras necesidades corporales, de validar y expresar nuestros sentimientos (aunque no sean bien recibidos), de poner límites saludables a los demás, de apoyar nuestras decisiones y, lo más importante, de aceptar todo lo que todavía está por resolver en nuestro corazón.
La razón por la que me gusta trabajar con los sueños para sanar traumas es que estos proyectan nuestros problemas en imágenes comprensibles. Dan forma a nuestros patrones, de modo que podemos empezar a entenderlos como una psicodinámica. Como la manzana envenenada que expulsa Blancanieves de su garganta al recibir el beso del príncipe, el veneno deja de actuar desde dentro, y se convierte en algo con lo que podemos trabajar activamente desde fuera. Desde esta perspectiva tangible, no es tan terrible y es más asequible. Y aunque puede ser un proceso aterrador, cada vez que nos enfrentamos a él, pierde su poder sobre nosotros.
A tu rematernizado yo le ofrezco esta futura bendición:
A través de las pruebas y el fuego, contra todo pronóstico, has llegado a confiar en que el mundo puede ser un lugar seguro y que tienes todo el derecho a caminar sobre él. Has convertido en padres a tus instintos, intuición y sueños; has permitido que llegue el amor donde nunca había llegado antes; has creado vida donde antes era tierra yerma. La entrega de tus dones y de tu bondad es una bendición para todos nosotros. Te ha bastado encontrar unas pocas semillas de confianza para recoger la mayor cosecha de todas, tu humilde vida en la pertenencia.
1 Marie-Louise von Franz, El puer aeternus, Barcelona, Kairós, 2006.
2 Daniela F. Sieff, «Confronting the Death Mother. The Psychology of Violence», A Journal of Archetype and Culture, edición de primavera, 2009, p. 177.
3 Daniela F. Sieff, «Trauma-worlds and the wisdom of Marion Woodman», Psychological Perspectives, número 60 (2). En imprenta, 2017.
4 Marion Woodman entrevistada por Daniela F. Sieff, Understanding and Healing Emotional Trauma, Londres y Nueva York, Routledge, Taylor & Francis Group, 2015, p. 66.
5 Daniela F. Sieff, «Trauma-Worlds».
6 Ibíd.
7 Daniela F. Sieff, The Death Mother as Nature’s Shadow: Infanticide and the Deep History of Humankind [La madre muerte como sombra de la naturaleza: infanticidio y la historia profunda de la humanidad], manuscrito entregado para su publicación, 2017.
8 Ibíd.
9 Alice Walker, El templo de mis amigos, Barcelona, Plaza & Janés, 1992.