Читать книгу La piedra lunar (texto completo, con índice activo) - Уилки Коллинз - Страница 11
IV
ОглавлениеMe permito aclarar que lo que narro aquí acerca de mi primo (a menos que una necesidad imprevista me obligue a hacerlo público) tiene sólo por objeto informar a mis familiares. Nada me ha dicho Herncastle que pueda impulsarme a hablar del asunto con el comandante en jefe. Más de una vez ha sido vilipendiado a causa del diamante, por quienes recuerdan su colérico estallido de la víspera del ataque. Pero, como es fácil imaginar, el mero recuerdo de las circunstancias en las cuales lo sorprendí en la armería ha bastado para silenciarlo. Dícese ahora que anhela un traslado a otro regimiento, con el propósito, confesado por él, de hallarse lejos de mí.
Sea ello cierto o no, no consigo persuadirme de que tenga yo que trocarme en su acusador... Y creo que por muy buenas razones. De hacerse público el asunto, no me hallo en condiciones de exhibir otras pruebas que no sean las morales. No solamente carezco de pruebas en cuanto a la muerte de los dos hombres de la entrada, sino que tampoco podría afirmar que es él quien mató al tercer hombre que se hallaba en el interior... ya que no podría afirmar que he visto con mis propios ojos cometer tales crímenes. Cierto es que escuché las palabras pronunciadas por el hindú moribundo, pero si se demostraba que éstas no habían sido más que dislates proferidos en pleno delirio, ¿cómo lograría yo rebatir tal aserción con lo que sabía? Dejemos que nuestros parientes de cada rama se formen su propia opinión sobre lo que acabo de narrar y decidan por sí mismos si la aversión que me inspira este hombre se halla o no justificada.
A pesar de no darle crédito alguno a la fantástica leyenda hindú que se refiere a la gema, debo reconocer, antes de terminar, que me hallo influido por cierta superstición, respecto a este asunto. Tengo la convicción, o la ilusión, lo mismo da, de que el crimen encierra en sí mismo su propia fatalidad. No sólo estoy persuadido de la culpabilidad de Herncastle, sino que soy tan audaz como para creer que vivirá lo suficiente para lamentar su delito, si es que insiste en conservar el diamante, y que habrá quienes también lamenten haberlo recibido de sus manos, si es que alguna vez decide desprenderse de él.