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La recuperación de la verdad del arte
ОглавлениеPara superar la conciencia estética, que separa el arte de la moral y del conocimiento, Gadamer se plantea el objetivo de recuperar la experiencia de la verdad, postulando la superioridad de las humanidades a la aproximación metódica de la ciencia. La necesidad de fundar el valor epistemológico de las ciencias humanas es ejemplar en el arte y por esto Gadamer otorga a la crítica de la conciencia estética un valor que interesa a la cultura en general.
Gadamer demuestra la existencia de verdades extrametódicas (no demostrables científica y objetivamente) mediante un análisis fenomenológico del arte. Gadamer dice entonces que la experiencia del arte es un proceso que modifica realmente a quien la vive, y que esta experiencia no se reduce al rango de ilusión o sueño (problema implícito en la conciencia estética), porque permanece como un hecho en el individuo. La modificación del sujeto por la obra de arte quita a esta sus pretensiones de autonomía y de pureza abstracta, porque implica evidentemente el contacto con algún factor concreto y real. Mediante este contacto, que es el contacto con la cultura, la historia, el sentido común (análogamente al gusto y al hic et nunc de Benjamin), la obra de arte vuelve a encontrarse con la verdad. Y, como comenta justamente Vattimo, este encuentro modifica no solo la obra de arte, sino el concepto mismo de verdad, sea científica (objetiva y demostrable) o metafísica (en cuanto universal).
La experiencia del arte puede, además, reincorporar, sin caer en la aporía del genio, los aspectos válidos de la conciencia estética: lo que separa el arte del mundo real, como la belleza y la perfección de las formas, se presenta así como aquel agregado de verdad que no existe constitutivamente en la experiencia común. Gadamer denomina este agregado incremento ontológico y lo pone como fundamento de la “transmutación en forma”, un proceso que permite a la obra de arte, por medio de la belleza, revelar y donar lo que en la realidad se sustrae y se esconde. Veremos enseguida cómo Gadamer, analizando el juego, sustenta y explica este mecanismo.