Читать книгу Solo se lo diría a un extraño - Varios autores, Carlos Beristain - Страница 12

Siete

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Juan me contó que existían asociaciones anónimas para adictos a las relaciones. Sin entender bien a qué se refería, no tuve dudas de que yo cumpliría con todos los requisitos para ocupar una de las sillas, acomodadas en círculo, en alguna cancha de básquet venida a menos.

El sexo me fascina, me permite deshacerme de la banda presidencial y cumplir el rol del subordinado. Pero el sexo nunca será tan sexy como las relaciones; esas que incluyen despedidas desgarradoras, peleas a los gritos, cartas de amor, rupturas para siempre que jamás son para siempre.

Conmigo nunca nada termina.

Colecciono hombres que tuve que dejar ir pero nunca abandoné del todo. Son mi archipiélago de endorfina, mi hamaca para un ego insaciable que, lejos de engordar con la lista de asociados, se adelgaza y pide más.

Pero no se confundan: mi corazón es noble y mi contrato, justo. A mis chicos los cuido y los quiero; me preocupo por sus mujeres, sus hijos, sus trabajos. En ocasiones, los busco. Les devuelvo un poco de vida mientras les lamo las heridas que solo me dejan ver a mí.

Para el día en que vaya a una de esas reuniones para adictos a las relaciones, ya tengo planeado mi debut. Empezaré confesando mi mayor fantasía erótica, esa que nunca le he dicho a nadie. Quiero morirme de pronto, para que mis chicos se junten en una sala fría de velatorio y, como masones, se reconozcan. Quiero que se emborrachen y me lloren juntos: Juan y el resto de mis apóstoles.

Solo se lo diría a un extraño

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