Читать книгу Solo se lo diría a un extraño - Varios autores, Carlos Beristain - Страница 15

Diez

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Soy como un porfiado: no me puedo caer. Además, nadie me va a sostener. Me inclino de un lado a otro, buscando contención, pasando por mi centro, sintiendo siempre el golpe, hasta estacionarme y entenderlo otra vez. He aprendido a convivir con el hecho de tener que hacerme cargo de mí misma.

He crecido en una familia impulsiva, inestable, dramática, pero principalmente plagada de artistas. Cargo una mochila con muchos duelos. Pérdidas y ausencias que me generan dolor y un vacío que me habita.

Los libros para mí han sido un tibio refugio. También escribirme cartas, en las que huía y me abrazaba. Soy la que sostiene y la que se encarga. En mi familia no encuentro soporte, pero sí en mis buenos amigos, los que nunca se van, los solitarios. Me ha costado años darme cuenta y aceptar que compartíamos tanto. Cada uno en su casa vacía, con sus cajones vacíos, con sus familias ausentes.

Descubrí mi necesidad de analizarlo todo, de llegar a la médula, a la verdad, a la justicia de las cosas. Detesto la mentira porque he vivido en ella: mi papá tenía dos familias. Nadie hablaba del tema. La mentira nos alejó y, como decía mi viejo, el cáncer nos volvió a unir. Todavía puedo escucharlo agradeciéndole a la enfermedad. Aprendí a perdonar sin juzgar. En poco tiempo, logramos ser una familia disfuncional que partía del amor. Duró poco, y ese recuerdo es mi gran tesoro.

El cáncer nos enseñó a estar unidos. La muerte me enseñó que uno se puede reír de todo.

Por eso me río de mí, de mis propias desgracias, de la espinaca que siempre se aferra terca a mis caninos, de las gotas de sudor en mi bozo cada vez que me pongo nerviosa, de que me dejen plantada en un avión con el anillo de compromiso olvidado en mi dedo. Me río siempre.

Soy la que sostiene y la que se encarga. Soy como un porfiado: no me puedo caer.

Solo se lo diría a un extraño

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