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4. La comedia como reflejo de la realidad

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Si la fantasía y la metáfora constituyen la base de la poética y dramática de Aristófanes 102 , su manera de expresar su visión de la realidad, al servicio de la idea dominante 103 , en la comedia postaristofánica se advierte, por el contrario, el abandono de elementos irreales e improbables. Se abre camino el interés por la representación realista de la sociedad ateniense de la época, la exposición de la vida cotidiana, el acercamiento sin pretensiones redentoristas a los conflictos domésticos y a los vicios de toda una galería de personajes y tipos bien conocidos por los espectadores.

La comedia ática fue siempre actual, frente a los referentes atemporales de los argumentos trágicos, pero cada etapa de la comedia se acerca a la actualidad de manera diferente. La Comedia Media parte de la anécdota cotidiana universalizada y es la universalización su camino de acercamiento a la realidad. Liberada la comedia de las restricciones impuestas por la función política, recupera, en una primera etapa, el mito, no como planteamiento de grandes cuestiones, sino como paradigma de comportamientos humanos, y su desarrollo desembocará en la creación de tipos sólidamente construidos. Con esa capacidad de simbolización y tipificación tienen que ver las máscaras, cuyo desarrollo se completará en generaciones sucesivas.

Los títulos conocidos de comedias de la Mésē testimonian ya el gusto de sus poetas por los temas de la vida cotidiana. Entre sus títulos abundan los nombres de artesanos y oficios en general 104 ; etnias griegas y bárbaras 105 ; parentescos 106 ; caracteres o conductas humanas 107 ; motivos de confusión, en estrecha relación con el desarrollo de una intriga 108 . Menos frecuentes son los títulos sobre cosas o acontecimientos 109 ; o los participios que designan acciones o estados 110 .

Los fragmentos recogen los más diversos aspectos de la realidad cotidiana y social de la Atenas del siglo IV a. C., de la que nos ofrece un abigarrado cuadro: los problemas generacionales, los tópicos sobre la vida conyugal, los banquetes, el mercado y la cesta de la compra, la glotonería y la afición al vino, las burlas personales…

Aristóteles, en la Ética a Nicómaco (IV 1128a), al distinguir entre el verdadero ingenio y la mera bufonería, testimonia que un cambio de gusto se había producido ya entre los espectadores del teatro de su época, aplicado al decoro externo y más dado a la moderación. Así, los motivos del ámbito sexual y la escatología, tan próximos a los orígenes yámbicos del género, quedan desplazados. Lo divertido (tó geloîon) no se construye ya sobre lo francamente obsceno (aischrología) , sino más bien sobre la insinuación (hypónoia) . Sin embargo, también en esto la Mésē constituye una fase de transición: a través de los fragmentos de dos poetas tan diferentes como Eubulo y Alexis podemos seguir una paulatina evolución.

No encontramos apenas alusiones a temas como la masturbación o las ventosidades 111 , que tan frecuentes eran en Aristófanes; y el verbo binéō sólo aparece en una ocasión 112 . De los temas de la pederastia y de la homosexualidad 113 —que, según Plutarco (Charlas de sobremesa 712c), estaban ausentes en los poetas de la Comedia Nueva— tratan algunos fragmentos que tienden a ofrecer la caricatura del tipo del filósofo afeminado.

Los testimonios arqueológicos nos permiten afirmar la persistencia de elementos fálicos en el atuendo de los actores cómicos todavía en el siglo IV a. C. 114 Sin embargo, es probable que a lo largo de este siglo, y al mismo tiempo que las distintas máscaras se estandarizaban, se tendiera progresivamente a una cierta decencia en el disfraz cómico.

La enumeración de defectos femeninos es otro de los tópicos, bien conocidos en la comedia y, en general, en la literatura griega precedentes, que aparece frecuentemente en los fragmentos conservados 115 . Como ya había hecho Aristófanes 116 , las mujeres son calificadas cómicamente de aficionadas al vino 117 y charlatanas: en dos fragmentos se compara su locuacidad con las de las hembras de algunos animales 118 , en otro se bromea sobre la incapacidad femenina de guardar secretos 119 y de la falta de validez de sus juramentos 120 .

Anfis y Alexis recrearon probablemente el tema del gobierno de las mujeres, del que conocemos los precedentes aristofánicos de Las asambleístas y Lisístrata , en sendas comedias tituladas La ginecocracia , pero los fragmentos conservados 121 apenas nos permiten concluir nada más.

Aunque en la Comedia Media y en la Nueva las acusaciones a mujeres casadas son mucho más moderadas 122 , otro de los tópicos que encontramos en los fragmentos cómicos es el vituperio del matrimonio. De los inconvenientes de tomar como esposa a una mujer rica o pobre, fea o guapa, nos habla probablemente un incomodado esposo en el fragmento 53 K.-A. de Anaxándrides; en otro lugar se alude al tópico del matrimonio como privación de la libertad (Alexis 264 K.-A.); en otros versos, alguien desaconseja el matrimonio entre una joven y un viejo (Teófilo 6 K.-A.); en fin, maldiciones recibe quien, no aprendiendo de su predecesor, fue el segundo en casarse (Aristofonte 6 K.-A.). Por el contrario, como resultado de esa evolución que se advierte a lo largo de la Mésē , y que culmina con Alexis, el amor idealizado encuentra también su lugar entre los fragmentos, anticipando los temas habituales de la Comedia Nueva (Alexis 70 K.-A.).

Uno de los temas con mayor fortuna entre los poetas de la Comedia Media es el sympósion o banquete 123 , del que proceden un buen número de motivos atestiguados en los fragmentos conservados. Aunque la tradición simposial en la literatura es larga 124 , esta frecuencia de contextos simposiales está en consonancia con el florecimiento de la prosa simposial precisamente en el siglo IV a. C., con obras como El banquete de Platón, el de Jenofonte o el de Aristóteles. Por otra parte, el interés de Ateneo por estos temas nos ha permitido la conservación, en su Banquete de los eruditos , de numerosos fragmentos relacionados con muchos aspectos convivales.

El sympósion , momento en que, retiradas las viandas de la cena, los comensales se disponen a beber, cantar y charlar, se centraba en torno a dos grandes motivos, el vino y el amor 125 . Al primero pertenece el ritual de los brindis: la primera copa en honor de Zeus Olímpico, la segunda por los héroes y la tercera por Zeus Salvador 126 . Un buen número de fragmentos aluden a esta tercera copa 127 . Otros, también numerosos, recuerdan 128 la copa metaniptrís , que se bebe después de lavarse las manos al final de las comidas y se dedicaba a la Salud. Otras copas se dedicaban a la Buena Divinidad 129 o la Buena Fortuna 130 . De los recipientes para la bebida, la copa llamada «tericlea» es la mencionada con más frecuencia 131 . A propósito del vino, los poetas de la Comedia Media se hacen eco de una larga tradición gnómica y moralizadora, reflejada, por ejemplo, en la elegía de Teognis (627-628) y con tratamiento cómico ya en Las avispas de Aristófanes (1253-1255). Un fragmento de Eubulo (93 K.-A.) describe las diversas consecuencias, cada vez peores, que va produciendo la ingestión de copas; y en algunos fragmentos de Alexis 132 se reflexiona en torno a diversas situaciones relacionadas con el vino. De las proporciones en la mezcla de vino y agua tratan también algunos fragmentos 133 . De la fama de determinados vinos, de acuerdo con su origen, da testimonio igualmente la Comedia Media, siendo especialmente citados los de Tasos, Lesbos y Quíos (juntos en Eubulo 121 K.-A.), y también los de Eubea, Icaria y Corinto.

También al contexto festivo del banquete pertenecen los juegos, la música y el baile. De los primeros, el más conocido y citado es el cótabo 134 .

Un buen número de títulos conservados que bien podrían tener una relación directa con el sympósion hacen referencia a la música: El flautista (Antífanes y Anaxilao), La flautista (Antífanes), El citarista (Antífanes), La citarista (Anaxándrides), El citaredo (Antífanes, Alexis, Clearco, Sófilo, Teófilo, Nicón), El fabricante de liras (Anaxilao), Orfeo (Antífanes), El flautófilo (Filetero, Teófilo), La arpista (Eubulo), La danzarina (Alexis). El fragmento 5 K.-A. de Teófilo, perteneciente a la comedia El citaredo , constituye todo un elogio de la música. La inclusión de flautistas en la enumeración de los elementos del banquete se lee, por ejemplo, en un fragmento de Locura por las mujeres de Anfis (9 K.-A.) o en otro de Críside de Antífanes (25 K.-A.) 135 . Del mutuo acompañamiento de flauta y lira son testimonios unos versos de Efipo (7 K.-A.). Que algunos de estos profesionales de la música adquirían un cierto renombre, parece deducirse de unos versos de Anaxándrides (22.16-22 K.-A.), donde se menciona, junto al poeta Argas, al flautista Antigenidas y al cantante acarniense Cefisódoto.

La vinculación de las flautistas con otros menesteres distintos de la música la encontramos ya en Las avispas de Aristófanes (1341) y queda confirmada por una noticia de Ateneo (XIII 607DE), según la cual al final del banquete la flautista era subastada para acompañar a un comensal durante el resto de la noche; y lo mismo puede decirse de las citaristas (Teófilo 12.5-6 K.-A.). De manera que, tras títulos en la Comedia Media como La flautista. La citarista, La arpista o La bailarina , hay que suponer la presencia significativa de una hetera en la trama.

De otros elementos del banquete se hacen eco también los fragmentos conservados de la Comedia Media. Un grupo de individuos bien conocidos en la sociedad de la época bailan en la comedia Isos-tasio de Alexis (102 K.-A.). En otro fragmento del mismo autor (63 K.-A.) alguien cuenta, como ejemplo de sofisticación y lujo, que cuatro palomas rociaban con perfume a los participantes en un banquete.

Junto al sympósion propiamente dicho, la comida constituye uno de los motivos más frecuentes en la Comedia Media; circunstancia favorecida, sin duda, por el hecho de que sea Ateneo la principal fuente de los fragmentos conservados. La abundancia alimentaria es un componente esencial de la eudaimonía utópica 136 , que la comedia recoge de buen grado 137 . Así, la comedia posterior a Aristófanes mantuvo con vitalidad frecuentes exhibiciones de gula. Por una parte, en una sociedad empobrecida, éstas suponen una propuesta fantástica, residuo de las propuestas de una sociedad ideal y satisfecha; por otra parte, brindan al espectador la posibilidad de identificarse con los personajes.

En numerosas ocasiones, estos fragmentos consisten en listas abrumadoras de condimentos, verduras, pescados y carnes, y constituyen una interesante fuente de literatura gastronómica. En el Protesilao de Anaxándrides (42.37-66 K.-A.) encontramos el ejemplo más extremo de estas acumulaciones de alimentos —frecuentemente caóticas—, en dímetros anapésticos, y cuyo efecto, dejando sin aliento a quien las recitara, debía de ser semejante al producido por el pnîgos de la Comedia Antigua 138 . Tales retahílas corresponden a descripciones de grandes banquetes o a listas de la compra, y resultan doblemente cómicas, por una parte, por su misma acumulación ad absurdum y, por otra, por generar una situación utópica, en una época de profunda crisis económica y social.

En relación con la comida, los poetas de la Comedia Media, siguiendo una tradición bien conocida, se burlan de quienes sucumben al vicio de la glotonería. En la proverbial voracidad de los beocios se extiende Ateneo (X 417 B), quien transmite sobre todo fragmentos de Eubulo 139 . Por otra parte, la tragonería aparece vinculada a un tipo cómico cuyo desarrollo en esta etapa de la comedia griega es especialmente importante, el parásito. Y, finalmente, la relación de personajes reales aficionados a la buena mesa no es pequeña entre nuestros fragmentos, y supone con frecuencia un pretexto para la ridiculización y el ataque personal.

En relación con el comercio y la preparación de la comida, encontramos dos grupos sociales y profesiones bien definidos, los pescaderos y los cocineros, de los cuales estos últimos constituyen propiamente un tipo cómico. Las burlas contra los pescaderos se derivan de su comercio fraudulento: los altos precios y las malas condiciones de su género (Antífanes 123 K.-A.). Son considerados una maldición social: se les compara con las Gorgonas (Antífanes 164 K.-A) y son especialmente divertidas las estratagemas que usan para hacer pasar su pescado por fresco (Jenarco 7 K.-A.).

Con la desaparición de la comedia de tema político, la burla de individuos bien conocidos de la sociedad ateniense, denominada onomastì kōmōideîn y procedente de la tradición yámbica, se amplió tanto a otros grupos sociales como a individuos de procedencia geográfica diversa. El número de títulos de comedias que se refieren a personajes contemporáneos es más alto en la etapa de la Comedia Antigua 140 , aunque en Timocles, poeta del último período de la Media, la proporción —diecinueve sobre cuarenta y dos— es especialmente alta.

Sin embargo, el onomastì kōmōideîn cumple ahora una función diferente y obedece a un nuevo modelo de comedia. Los poetas de la Mésē continúan las burlas a destacados personajes contemporáneos. Filósofos como Platón 141 , poetas como Eurípides 142 y políticos como Demóstenes 143 e Hiperides 144 son objeto de burla; aunque ésta no parece al servicio de la crítica de ideas y valores, a la manera de las comedias de Aristófanes. Ahora, un tropel de personajes bien conocidos del público desfila en las comedias, puestos en la picota por sus vicios, ya sean gastronómicos o sexuales 145 ; por su forma de vivir, picaresca, pedante, austera o lujuriosa hasta el ridículo… 146 En realidad, se trata de un retrato de la sociedad ateniense del siglo IV a. C., donde los personajes satirizados son más bien paradigmas de ciertos usos y costumbres risibles, a los que se ha puesto «nombre y apellidos».

Los poetas de la Comedia Media se hacen eco del progresivo fraccionamiento de la vida política y social de Atenas, que se consumaría con la llegada de las monarquías macedónicas. Así, los problemas de la polis van dejando de ser objeto de la discusión y de la decisión colectiva, y los poetas, consiguientemente, quedando desplazados de su primitiva labor educadora del demos. Por otra parte, los autores cómicos de esta época ya no proceden sólo de Atenas, al tiempo que muchas de sus obras se representan también fuera de esta ciudad.

No obstante, siguen perviviendo restos de sátira política mediante alusiones a personajes y sucesos históricos: en Protesilao de Anaxándrides (41 K.-A.) se menciona a Calístrato, organizador de las finanzas de la Segunda Confederación Ateniense, del que también se burla Antífanes como cocinero (293.4 K.-A.) y Eubulo como vicioso ( 10.1 y 106.5 K.-A.). Parece que Timocles fue aficionado a incluir alusiones políticas en sus comedias (14-17 K.-A.). Asimismo, dos comedias de la primera mitad del siglo IV a. C. tuvieron quizá un tema propiamente político, Filipo de Mnesímaco y Dionisio de Eubulo 147 , la primera dedicada al rey de Macedonia (8 K.-A.) y la segunda a Dionisio I de Siracusa, al que tal vez se refieran unos versos conservados (25 K.-A.). En otros casos nos es posible, al menos, reconocer alusiones a la situación política de cada momento 148 . Difícilmente, en fin, la comedia del siglo IV a. C. podía quedar al margen de la polémica surgida con la aparición de Filipo entre los sectores pro y antimacedónicos, hasta el punto de poder reconocer incluso ciertos posicionamientos entre los poetas cómicos 149 .

Fragmentos de la comedia media

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