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7. La comedia como reflejo de las ideas de la época
ОглавлениеPor otra parte, los fragmentos de la Mésē nos permiten sostener ya para esta época el comienzo de la comedia de tono moralizador, cuya forma más desarrollada puede seguirse en la comedia de Menandro. Cuando la comedia griega deja de ser «política», en el sentido que lo era la de Aristófanes, se inicia un proceso de universalización que hace posible la preocupación ética, cuyos inicios, en el siglo IV a. C., coincidieron con el desarrollo de la filosofía moral, y de forma especial con la obra de Aristóteles. Como ya vio Webster 222 , la visión que de la realidad tiene Menandro está condicionada por tres elementos: la Comedia Media, la tragedia clásica y la filosofía peripatética.
Pues bien, en tres comedias de Plauto para las que postulamos un modelo griego total o parcialmente de la Mésē , El persa, Anfitrión y Los Menecmos, encontramos finales moralizadores. Por otra parte, un grupo de títulos hace referencia a distintos trópoi o caracteres, entre los cuales los más claros son El amante de sí mismo, El que aborrece la ruindad, El parásito o El misántropo . Tres factores contribuyeron a proporcionar una impronta moralizadora a las comedias de esta época: el eco de las ideas filosóficas, propugnadas por la ética aristotélica y las distintas escuelas del siglo IV a. C.; el desarrollo de la comedia de tipos, que no sólo responde a nuevas necesidades dramáticas, sino que también se hacen eco de una determinada concepción de la vida; y el momento histórico de la Atenas del siglo IV a. C., caracterizado por una crisis sin precedentes en el mundo griego. La conjunción de estos factores justifica que, como se ha visto, «pitagoristas» y cínicos, confundidos, se identifiquen a su vez con meros parásitos. Un trasfondo ético-filosófico se desprende de ciertos fragmentos: la concepción de la vida, hedonista unas veces y altruista otras, la valoración moral de riqueza y pobreza, el pesimismo existencial y la llamada al goce de la vida. Además, una quinta parte de los fragmentos conservados de la Mésē son breves sentencias morales, casi siempre faltas de contexto y llegadas a nosotros gracias a Estobeo, que, aunque en muchos casos son un eco de ideas platónicas y aristotélicas, reflejan un saber popular y tradicional.
Un número importante de fragmentos parecen revelar un sentido de la vida donde los grandes ideales han dado paso a una visión hedonista de la realidad aferrada a lo inmediato, como aquel en que se dice que ser infeliz en medio de la abundancia es una gran desgracia (Filetero 13 K.-A). En El maestro de depravación , de Alexis (25 K.-A.), las especulaciones filosóficas son ridiculizadas como meras divagaciones; las virtudes, preocupaciones y glorias humanas son ruidos vacíos como sueños; sólo es real y válido aquello de lo que disfrutamos de forma inmediata, la comida y la bebida. Semejante tono presenta Anfis 33 K.-A. y en Antífanes 142 K.-A. leemos que el oficio de adulador, lejos de otras preocupaciones, es, detrás de la riqueza, lo mejor. Aquí se insertan los fragmentos que elogian el «oficio» del parásito, como Eubulo 72 K.-A., de la comedia Edipo , en el que se dan parabienes al primero en cenar a costa ajena. La búsqueda de placeres se propone como respuesta hedonista ante la experiencia angustiosa de la vida (Anfis 21 y 26 K.-A., Antífanes 133 K.-A.). Los fragmentos de Alexis parecen traslucir, más que los de ningún otro poeta cómico, una visión pesimista de la existencia, que el maestro comparte con su discípulo Menandro 223 : la diversión y el placer constituyen las únicas respuestas ante la vida, considerada en su finitud y como locura (222 K.-A.); la fortuna es fugaz (289 K.-A.), el dolor tiene algo que ver con la locura (298 K.-A.) y, en fin, la vida humana está marcada por la permanente insatisfacción, de manera que, siguiendo el proverbio griego, lo mejor es no haber nacido, pero, una vez nacidos, la muerte prematura (145 K.-A.). En Alexis, en fin, se ha visto el reflejo del hedonismo de la escuela cirenaica y de la escuela de Epicuro 224 . En concreto, en el fragmento 31 K.-A. de este autor se creyó ver elementos epicúreos 225 . Es cierto que el tono aparentemente serio —acentuado por la fuente, el moralista Estobeo (III 29, 34)— invita a considerar que hay en él una cierta reflexión filosófica, e incluso religiosa, en particular a través de ciertas expresiones que pueden considerarse epicúreas y la alusión que en él se hace a los cuerpos celestes. Más parece, con todo, constituir una sutil parodia del lenguaje de los filósofos, y en especial del platonismo: la concepción religiosa de Platón, que suponía la divinidad del sol, la luna y las estrellas, no era original por ello, sino por haber insistido en darles culto 226 (Apología 26d, Crátilo 397c-d, Las leyes 946b-c y 947a). En suma, cierto lenguaje de la filosofía se había hecho popular, y era susceptible de dar un «color gnómico», explotado cómicamente.
Por otra parte, la religiosidad que parece reflejarse en nuestros fragmentos oscila entre una visión negativa de lo divino y una nueva concepción, más moralizadora, de los dioses. En efecto, encontramos auténticas declaraciones de agnosticismo (Anaxándrides 22 K.-A.), que parecen responder a esa misma concepción negativa de la vida, y de nuevo en Alexis se refleja en mayor medida esta mirada pesimista (234 K.-A.) 227 , mientras que en otros lugares, y en fragmentos de tono sentencioso (Antífanes 230 K.-A.), los dioses no resultan especialmente ejemplares.
Algunos títulos de la Mésē sugieren un interés de los poetas por el culto y las prácticas mágicas y supersticiosas: El inspirado por un dios, Los adivinos y Trofonio 228 , de Alexis; El farmacomantis , de Anaxándrides; La iniciada y El sacerdote mendicante de Cíbele , de Antífanes; El hierofante , de Nicóstrato. En Antífanes 152 K.-A., de la comedia El sacerdote mendicante de Cíbele , se describe una cura milagrosa a través del contacto y el uso de ungüentos. En Antífanes 162 K.-A., perteneciente a La iniciada , las palabras de un amo tacaño a la hora de ofrecer un sacrificio, aluden (v. 1) a una sentencia recogida en Sobre la piedad de Teofrasto (fr. 152 Wimmer). Este gusto por semejantes temas, con precedentes aristofánicos 229 , tuvo su continuidad en la comedia de Menandro: los ritos y cultos adquirían mayores posibilidades cómicas cuanto más oscuros y complicados resultaban. Un significativo número de fragmentos versa sobre sacrificios y oráculos, como aquel en que se dice que los dioses asisten a los sacrificios como los parásitos a los banquetes (Antífanes 252 K.-A.), y entre los que debemos incluir la parodia de oráculos, ya comentada. El fragmento 18 K.-A. de Anaxilao menciona una práctica supersticiosa de carácter apotropaico.
Ejemplo de la popularidad de las creencias en la inmortalidad, difundidas especialmente por los pitagóricos y Platón en el siglo IV a. C., lo constituye Antífanes 54 K.-A., donde, según un tópico consolatorio, la inmortalidad complace el noble deseo de reencontrarnos con los amigos. Con todo, la falta de contexto conocido para los fragmentos y la preocupación básica por hacer reír nos obliga a ser muy prudentes sobre una posible pretensión seria en este tipo de afirmaciones.
El culto de Týchē , como divinización de la experiencia de la casualidad y lo imprevisto en la vida humana, se vio favorecido por los trepidantes acontecimientos políticos del último tercio del s. IV a. C., que hacían impredecible el destino de pueblos y personas 230 . De semejante percepción se hace eco la Comedia Media: Anaxándrides 4 K.-A. 231 menciona a una divinidad que gobierna las circunstancias de cada ser humano 232 . Esta personificación, resultado de la conjunción de elementos populares y literarios, nos es conocida en el teatro griego principalmente de la mano de Menandro, que le asignó el prólogo de su comedia El escudo , donde, entre otras cosas, está al servicio de la economía dramática. Sin embargo, las reflexiones moralizadoras sobre la fortuna, en mayúscula o en minúscula, es decir, como divinidad o mero concepto, tienen ya su precedente en la Comedia Media, y son a su vez el reflejo de una larga tradición en la literatura griega: la mutabilidad de la fortuna, frente a la consistencia del trópos o carácter, su imperio frente a la impotencia de la previsión humana, la necesidad de soportar la desgracia con entereza, son el contenido de fragmentos, transmitidos por Ateneo y mayoritariamente de comedias de Antífanes 233 .
Con la percepción, ya aludida, de la existencia humana como algo efímero, hay que relacionar las sentencias moralizadoras sobre la vejez y la muerte, de larga tradición griega, que entre los poetas de la Comedia Media parece haber sido un tema especialmente recurrente en Antífanes 234 .
Como corresponde especialmente a un tiempo de crisis económica y social 235 , la oposición entre riqueza y pobreza fue una de las reflexiones permanentes en los poetas de la Mésē , porque, según Timocles 37 K.-A., la riqueza es la sangre y el alma de los mortales 236 . Que las circunstancias de pobres y ricos debieron de ser del interés de este poeta lo atestiguan fragmentos como el 11 K.-A., donde un parásito, tras preguntar el precio del pescado, ha de conformarse con el más barato, o el 30 K.-A., donde se censuran las malas acciones a las que obliga la pobreza. Aunque desconocemos el contexto cómico de las sentencias, no hay duda de la amargura de ciertas reflexiones (Aristofonte 1 K.-A.), a veces expresadas con una ingeniosa ironía (Antífanes 86 K.-A.). En otras ocasiones la riqueza es situada por los cómicos de la época entre los bienes, por inseguros, menos valiosos, y la pobreza como ascesis y espejo de la nobleza de espíritu, aunque, una vez más, no podemos estar seguros del tono real de estas afirmaciones, que bien podían ser irónicas 237 . Esta dualidad pobreza/riqueza parece haber sido también del gusto de Antífanes (165 K.-A.), y éste haber sido un precedente de Menandro en la idea de que el uso social de los bienes personales es un rasgo positivo de philanthrōpía (226 K.-A.), de inspiración peripatética 238 . Antífanes y Anaxilao representaron sendas comedias intituladas Los ricos , en cuyos fragmentos se adivina una preocupación por las desigualdades sociales. La personificación de la Riqueza y su representación como ciega, que conocemos bien por Aristófanes, tendría su continuidad en Pluto , o La Riqueza , de su hijo Nicóstrato, que bien podría ser una versión revisada de la comedia de su padre, pero de la que conservamos un solo fragmento, sobre parásitos; el motivo vuelve a encontrarse en Anfis 23 K.-A., de La peluquera , donde alguien se queja de la ceguera de Pluto, que sólo reparte sus beneficios entre heteras.
Frente a la visión hedonista arriba mencionada de la vida, otros fragmentos de esta época constituyen un elogio del esfuerzo y el trabajo, en tanto que caminos de adquisición del conocimiento y medio de supervivencia. Una vez más, la falta de contexto no nos permite dilucidar cuánto de serio podía haber en fragmentos como Alexis 31 K.-A., ya mencionado por su hipotética relación con el epicureísmo, o 28 K.-A., que parece ser la reprimenda contra un parásito, en los que Alexis se muestra, una vez más, el precedente más inmediato, por su tono moralizador, de la comedia de Menandro. Lo mismo podemos decir de la sentencia de Antífanes 283 K.-A., recogida por Estobeo, o de la moral de la audacia propugnada en el fragmento 30 K.-A. del mismo autor, de la comedia con el significativo título de Alcestis . El oficio y su aprendizaje resultan un consuelo ante las adversidades, según un fragmento de tono poético, Anfis 3 K.-A., de la comedia El viñador . En otra comedia con título de oficio, El batanero , de Antífanes (121 K-A.), alguien se rebela contra el trabajo como invención de algún dios para los humanos, adelantándose en ello a Menandro 239 .
Otros fragmentos de Comedia Media, también en contraste con aquel sentido hedonista de la vida, proponen la moderación como norma. Leemos consejos contra la bebida, con todos los tópicos sobre las consecuencias de la borrachera 240 ; contra la glotonería como causa de discordia (Alexis 215 K.-A.) y las fiestas prolongadas que acaban a insultos y golpes (Alexis 160 K.-A.) 241 . Al ocuparnos del tipo de la hetera ya hemos mencionado Alexis 103 K.-A. y Anaxilao 22 K.-A. como los ataques más feroces contra ésta, pero tampoco faltan improperios contra el matrimonio 242 ni fragmentos con todos los tópicos misóginos 243 , ya mencionados más arriba, aunque, como ya se ha dicho, con una mayor moderación respecto a la Comedia Antigua.
De otros fragmentos podemos deducir algunas tendencias morales que preludian en gran medida el sistema de valores del mundo helenístico: tal vez cierto tono «pacifista», cierto gusto por la vida rural, la exaltación de la nobleza de carácter y la valoración de todo lo humano 244 . En fin, de diversos aspectos de la virtud, fundamento de la vida individual y social y esencia de la felicidad, según la ética peripatética, rezan otros fragmentos de tono moralizador 245 .