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5. Los tipos cómicos

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Superada la comedia de la idea dominante, los tipos cómicos —algunos de ellos ya presentes en la Comedia Antigua— adquieren una importancia cada vez mayor 150 . Su desarrollo durante el siglo IV a. C. se vio beneficiado por tres factores: la evolución temática hacia un mayor realismo; la creciente importancia de los actores, que favoreció la especialización en tipos de personajes, y, finalmente, el contexto social de la época, marcada por un significativo empobrecimiento favorecedor del desarrollo de formas de vivir que subrayan las más diversas limitaciones humanas.

Por otra parte, los tipos cómicos están íntimamente ligados a la evolución de los argumentos: la hetera, el parásito, el cocinero, el esclavo, el joven enamorado, el soldado fanfarrón, el viejo, la vieja… son, al tiempo que personajes del cuadro de la sociedad de la época, elementos obligados de la comedia de intriga, que llegará a su total desarrollo en la Néa .

El término parásitos designaba en origen al acólito del templo de Heracles en Cinosarges, a las afueras de Atenas, que recibía comida a cambio de ciertos servicios. Araros, en El himeneo (16 K.-A.), o Alexis, en El parásito (183-185 K.-A.) 151 , fueron los primeros en utilizar el vocablo «parásito» con el sentido que conocemos como tipo cómico, probablemente en la década del 360-350 a. C., desplazando al kólax o adulador de la comedia anterior 152 . Las condiciones económicas y sociales del siglo IV a. C. favorecieron que el kólax degenerara en parásitos y ambos se confundieran, primero evocando a personajes de carne y hueso, y después, en Alexis, como tipo, muy productivo en la Comedia Nueva 153 . Antífanes representó otra comedia intitulada El parásito , posterior a la de Alexis, cuyos fragmentos (180-184 K.-A.) demuestran la vinculación de este tipo cómico con los contextos culinarios.

El motivo del prôtos heuretḗs se aplica cómicamente también al arte de los parásitos: en una comedia de Eubulo titulada Edipo (72 K.-A.), y en otro fragmento de Anaxándrides (10 K.-A.), de la comedia Locura de viejo , se establece como nobles antepasados a dos héroes, Radamantis y Palamedes 154 . Por otra parte, los fragmentos cómicos nos permiten conocer a parásitos reales, personajes de la época famosos por hacer de la adulación un modus vivendi , entre los cuales los más mencionados son Titimalo y Querefonte 155 . Semejante forma de vida, de la que se ocupa Teofrasto (Caracteres 5), consiste esencialmente en agradar a los demás (Anaxándrides 43 K.-A) y llega a convertirse en téchnē u oficio (Antífanes 142 K.-A.) 156 .

En ocasiones el tipo del parásito parece ya integrado en una comedia de intriga como ayudante del joven enamorado. En Los antepasados de Antífanes (195 K.-A.), un parásito describe la contundencia y operatividad de sus acciones, el aguante en soportar todo y ser objeto de burlas con tal de ser eficaz amigo de sus amigos 157 . Carecemos de contextos que nos permitan interpretar los elogios del parásito ya sea irónicamente, ya sea como autodefensa cómica, o como un auténtico ennoblecimiento de la figura del antiguo kólax ; pero esta última posibilidad, cercana al modelo de la Comedia Nueva, no debe descartarse en versos como los de Timocles (8 K.-A.), en que se consideran los defectos del parásito como propios de la naturaleza humana y se compara su privilegio de comer a costa ajena con los inherentes a la pritanía. En cualquier caso, la situación de los parásitos depende de la suerte, de manera que llegan a distinguirse distintas categorías de ellos (Alexis 121 K.-A.).

El personaje dramático de la hetera hace su aparición en la comedia griega a finales del siglo V a. C. 158 , pero es en la Comedia Media donde recibe un impulso definitivo 159 ; las burlas cómicas contra ésta se parecen mucho a aquellas que Aristófanes dirigía contra las mujeres en general 160 . Los numerosos títulos que son nombres de heteras, el más frecuente de los cuales es Neótide , confirman esta notable presencia 161 . Parece lícito suponer que La concubina , de Alexis, correspondía a una comedia de intriga a la manera de la Néa . Podemos conjeturar igualmente la existencia de una hetera detrás de títulos como La flautista (Antífanes), La citarista (Anaxándrides), La danzarina (Alexis) o La arpista (Eubulo). Los gentilicios femeninos de muchos títulos, a la manera de La samia de Menandro, pueden también haberse referido a heteras, aunque no necesariamente.

Por otra parte, un buen número de heteras famosas en la Atenas de la época son mencionadas en los fragmentos conservados. Timocles en Orestautoclides (25 K.-A.) ofrece en tres versos un listado de once heteras, ya viejas entonces, y nueve heteras son enumeradas en siete versos por Filetero (9 K.-A.) en la comedia Cinágide . La hetera más nombrada en los fragmentos es Sinope 162 , de cuya fama da testimonio la formación cómica sinopísai , con la que se designaba la acción de comportarse indecentemente (Alexis 109 K.-A.). Frine, aquella hetera de afamada belleza que el 350 a. C. tuvo que ser defendida por Hiperides de una acusación de impiedad 163 , es mencionada en diversos lugares por los altos honorarios que cobraba y la riqueza que acumulaba 164 . Laide era famosa antaño, pero de las circunstancias bien distintas de su vejez se burla Epícrates con toda crudeza en la comedia Antiiaide (3 K.-A.). Un ejemplo de invectiva feroz contra las heteras pertenece a la comedia de Anaxilao Neótide (22 K.-A.), donde se compara a determinadas prostitutas con monstruos mitológicos. Mantener a una hetera es una de las desgracias de las que se ve privado, por fortuna, un hombre que vive lejos de la ciudad (Antífanes 2 K.-A.). Otro fragmento de tono altamente realista (Alexis 103 K.-A.) nos detalla cómo las heteras convertidas en lenas disimulan los defectos físicos de las mujeres del burdel para hacerlas más atractivas. Al cuadro de las costumbres y maneras de las cortesanas que nos proporciona la Comedia Media contribuyen también los mismos apodos de éstas: Clepsidra debía de prestar sus servicios durante el tiempo que tardaba en vaciarse el reloj de agua; Ócimo («Albahaca») sería famosa por su perfume, por su delicado cutis era conocida Máltace, etc.

A la ironía, antes que al tono moralizador, pueden pertenecer algunas consideraciones positivas sobre las heteras en los fragmentos cómicos. En la comedia Nanio de Eubulo (67 K.-A.) alguien defiende recurrir a las meretrices frente a los peligros del adulterio, motivo que se convertirá en un tópico de la diatriba cínico-estoica y adquirirá un tono moralizador 165 . A la concubina dan prioridad, frente a la esposa legítima, unos versos de Anfis (1 K.-A.).

Junto a este cúmulo de tópicos cómicos relativos a estas mujeres, e incluso al género femenino en general, ya en la Comedia Media, en consonancia con un progresivo abandono de la obscenidad, se abre paso una imagen positiva de hetera, aquella buena hetera que los poetas de la Comedia Nueva consagrarán, insertándola en la intriga amorosa. Eubulo (41 K.-A) y Efipo (6 K.-A.) describen a heteras de comportamiento muy refinado que anticipan ya a las de Menandro 166 . En un fragmento de Neótide de Anaxilao (21 K.-A.) se reivindica el nombre de «hetera», como femenino de hetaîros («compañero»), en oposición al apelativo pórnē («prostituta»). En un fragmento de La hidria de Antífanes (210 K.-A.) se narra que alguien se enamoró de una auténtica hetera que vivía en casa de los vecinos, «poseedora de un carácter de oro inclinado a la virtud, una verdadera “hetera”»; un testimonio valioso no sólo de la dignificación de la figura de la hetera, sino de su inserción en una comedia de trama amorosa, a la manera de Menandro, que también representó una comedia con este título. En cualquier caso, ambos tipos de hetera debieron de coexistir durante toda la etapa de la Mésē .

El joven, adulescens en las comedias romanas, se define como tipo en un doble ámbito, el familiar, normalmente en rivalidad con el padre o senex , y el amoroso, como enamorado. En la comedia postaristofánica, los conflictos de los dos ámbitos se interrelacionan en la intriga y podemos hablar propiamente de la creación de un tipo cómico con una precisa función dramática. Ya en la Comedia Media, como después en la Comedia Nueva, los conflictos se desarrollan en el ámbito familiar, pero tienen que ver con asuntos de amores.

Los fragmentos confirman la continuidad del conocido motivo del joven atolondrado disipador de la fortuna paterna 167 , a la manera de Fidípides en Las nubes de Aristófanes. Por ejemplo, en Alexis 248 K.-A., de la comedia Fedro , cuyo tema amoroso desvela el mismo título, se habla de un tal Epicárides, que en una semana acabó con la fortuna paterna 168 . Ejemplo de desavenencias semejantes a las que encontramos en Aristófanes entre padre e hijo son los versos de Alexis 113 K.-A. en que un padre desesperado dice tener dos hijos, de los cuales el uno es un borracho y el otro un consumado patán.

El joven enamorado es un elemento obligado de una comedia de intriga amorosa, encaminada a solucionar los obstáculos que le impiden alcanzar el objeto de su amor. En este contexto, los jóvenes se lamentan del engaño de la alcahueta (Epícrates 10 K.-A.), parecen hablar con sus esclavos de sus amadas (Anfis 6 K.-A.) o vanagloriarse de sus heteras (Antífanes 101 K.-A.). A monólogos de inspiración euripidea en los que este tipo cómico expresa sus quejas, deben de pertenecer algunos fragmentos sobre la naturaleza de Eros 169 ; en alguna ocasión (Teófilo 12 K.-A.) se pasa del tono reflexivo a las circunstancias concretas del enamorado.

En cuanto al tipo del viejo, o senex , la Comedia Media heredó de la Antigua sus rasgos característicos: la doble naturaleza urbano-rústica, la avaricia, la irritabilidad…, al tiempo que los fragmentos permiten avanzar las características que se encontrarán en la Nueva. El misántropo, al que Menandro dedicará la comedia Dýskolos , personaje permanentemente malhumorado que se automargina de la sociedad por su disgusto ante cuanto le rodea y del que tenemos un precedente en el Monótropos de Frínico, debió de desarrollarse como tipo especialmente en la Mésē . En Antífanes 157 K.-A., de Misopónēros (El que odia la ruindad ), el personaje principal se queja de pedagogos y nodrizas; Anaxilao representó una comedia titulada Monótropos (El solitario) ; y Mnesímaco se adelantó a Menandro al representar una comedia intitulada Dýskolos (El misántropo) , en uno de cuyos fragmentos conservados (3 K.-A.) alguien es tan avaro que pide a un perdulario que le engañe reduciendo a diminutivos todos los productos de la cesta de la compra.

En relación con el tipo del senex debe ponerse también al ágroikos , el rústico, que tuvo un fuerte desarrollo en la Comedia Media, como lo demuestran no sólo títulos y fragmentos, sino también el testimonio de Aristóteles (Ética a Eudemo III 1230b 20). Se trata del cuarto de los Caracteres de Teofrasto, cuya comicidad ya había aprovechado Aristófanes en Los acarnienses (Diceópolis), La paz (Trigeo) y Las nubes (Estrepsíades). Dos hechos sociales y económicos pueden haber favorecido el desarrollo de este tipo: el trasvase de ciudadanos del campo a la ciudad y la concentración de la tierra en pocas manos 170 . El rústico es título de sendas comedias de Anaxilao, Antífanes y Áugeas, y Los rústicos , de Anaxándrides. En los fragmentos conservados de esta última comedia (1-3 K.-A.) aparece este personaje ridiculizado en un contexto simposial; en la comedia de Antífanes (1, 2 y 5 K.-A.) se adivina aquella nostalgia del campesino aristofánico por la vida sencilla y feliz del campo, lejos de los embrollos y complejidades de la ciudad. Según Ateneo (VIII 358 D), Butalión del mismo Antífanes era una versión revisada de El rústico , y en el único fragmento conservado (69 K.-A.) un granjero envía a un esclavo a comprar pescado. Ya nos hemos referido al padre quejoso de La peluquera de Alexis (113 K.-A.), quien parece un campesino malhumorado a la manera de un misántropo.

Los poetas de la Comedia Media también explotaron cómicamente las faltas y vicios de la uetula , o vieja, personaje caracterizado por su fealdad física y moral, que hunde sus raíces en la tradición popular y del que ya la Comedia Antigua se había ocupado. Aunque la afición al vino de las mujeres es un tópico que la Mésē hereda de la tradición cómica, parece haber un desplazamiento del tema hacia las viejas (Antífanes 47 y 161 K.-A.; Anaxilao 10 K.-A.). Ya hemos aludido a la fortuna que en la época tuvo el motivo de las heteras envejecidas; pero las viejas de la Comedia Media también pueden ser hechiceras (Alexis 147 K.-A.), alcahuetas (difíciles de distinguir en ocasiones de las heteras) o nodrizas. Respecto a estas últimas, Eubulo y Alexis representaron sendas comedias intituladas La nodriza o Las nodrizas ; en la Comedia Media este personaje parece carecer todavía de la dignificación que experimentará en la Nueva, y es blanco de sátiras por diversos motivos, entre ellos su afición al vino (Alexis 228 K.-A.; Antífanes 157 K.-A.; Eubulo 80 K.-A.) 171 . Sin embargo, el proceso de ennoblecimiento de la uetula parece haberse ya iniciado en la Comedia Media con poetas como Alexis, donde encontramos a una vieja, madre y esposa, preocupada por las estrecheces económicas de su familia (167 K.-A.). Al mismo tiempo, y en la misma dirección hacia el modelo de la Comedia Nueva, en la Media la vieja va integrándose en la trama como ayudante del enamorado o de su rival.

También el esclavo 172 quedará definido en la comedia del siglo IV C. como tipo cómico con un claro perfil y una determinada función. Ciertamente la presencia de esclavos no es insignificante en la Archaîa 173 , y ya en algunas comedias de Aristófanes, como Las vanas , donde la iniciativa corre a cargo de Jantias, frente a un amo cobarde, y, sobre todo, Pluto , con la figura de Carión, el personaje del esclavo va adquiriendo una presencia notable que preludia su desarrollo posterior. Con todo, en esta etapa el seruus desarrolla más frecuentemente un papel secundario de bōmolóchos (bufón), al servicio de una comicidad grosera de golpes e insultos. Por el contrario, en las comedias del siglo IV a. C. los esclavos parecen ocupar, con la evolución de la intriga, un lugar mucho más importante y que tiene que ver con la profundización psicológica de este personaje y su mayor productividad dramática 174 . Ya es significativo que esclavos otorgaran títulos a comedias, como Ancilión de Eubulo 175 , que se refiere a un esclavo de piernas torcidas o espalda curvada, o Butalión , título de Antífanes y Jenarco, si es que este idiota proverbial se refería al esclavo de la comedia. En la obra de Antífanes, el esclavo parece burlarse del desconocimiento que de los pescados tiene su amo (69 K.-A.). Botrilión , de Anaxilao, también puede referirse a un nombre de esclavo, probablemente aficionado al vino, y Parmenisco , título de Eubulo, es un diminutivo de Parmenón, conocido nombre de esclavo de comedia 176 . En cualquier caso, si la comedia plautina Pséudolo —en la que el esclavo que da título es el organizador y ejecutor de la trama— tuvo su modelo, parcial o totalmente, en la Comedia Media 177 , no hay duda de que ya en esta etapa el tipo del esclavo estaba bien delimitado. En Neótide de Antífanes encontramos a un sirio de procedencia que fue vendido como esclavo junto con su hermana (166 K.-A.) y cuyo final podía haber incluido un reconocimiento a la manera de La trasquilada de Menandro o Los cautivos de Plauto. Por otra parte, El difícil de vender es título de sendas comedias de Antífanes y Epícrates, y en el único fragmento conservado de la segunda un esclavo se lamenta de su propia condición en un tono que nada tiene que ver con el seruus como mera fuente de comicidad. Los fragmentos nos presentan a esclavos en las funciones domésticas que les son propias (Alexis 27 y 124 K.-A.) y próximos a sus amos, e incluso agradecidos a éstos, fingida o realmente (Alexis 299 K.-A.; Teófilo 1 K.-A.). En efecto, los fragmentos nos hablan de una relación siervo-amo muy familiar, sin la cual no hubiera sido posible el desarrollo del esclavo intrigante (Anfis 6 y 27 K.-A.; Antífanes 124 K.-A.).

Cuanto podemos reconstruir para la comedia La de Beocia de Antífanes constituye un ejemplo concreto del desarrollo que ya en esta época pudo tener en la comedia de intriga el esclavo: uno de ellos vende frutas a una muchacha, tal vez un seruus callidus al servicio del adulescens amator (59 K.-A.); un senex rústico es probablemente padre de éste y amo de aquél (60 y 61 K.-A.) 178 .

Uno de los tipos cómicos mejor conocidos en la Comedia Media, con gran fortuna en la Nueva, es el cocinero —personaje procedente, como el parásito, del ámbito del culto— que, aunque desde el siglo V a. C. aparecerá vinculado estrictamente a lo culinario, no perderá nunca la impronta de su primitiva dignidad 179 . Aunque en Epicarmo no faltan los temas culinarios, sólo en la comedia de Aristófanes podemos seguir claramente no ya la descripción de las técnicas del cocinero, sino también la presencia directa de éste en escena 180 . En cualquier caso, el cocinero como tipo sólo lo encontramos en la Comedia Media y Nueva. En la Media, los cocineros recitan largos monólogos, en los que ofrecen una farragosa retahíla de alimentos, exhiben su arte o polemizan 181 , dialogan con un colega 182 o conversan con su cliente o con el esclavo de éste, describiendo con desmesurada jactancia su arte culinario o el de su maestro o defendiendo su capacidad para adaptarse a los convidados 183 . Los cocineros de la Comedia Media comparten con los de la Nueva y la latina un buen número de características comunes 184 . De su condición de alazṓn o fanfarrón derivan su pedantería y locuacidad; la primera tiene que ver con su origen en el mundo de los sacrificios y consiste fundamentalmente en la exaltación de la mageirikḗ téchnē o arte de la cocina 185 , en el que eran especialmente famosos los cocineros sicilianos (Alexis 24 K.-A.) y de la que forma parte el motivo del prôtos heuretḗs o inventor (Anaxándrides 31 K.-A.; Alexis 178 y 190 K.-A.); su locuacidad (Alexis 92 K.-A.) se exhibe, como se ha dicho, tanto en los diálogos rápidos como en los largos discursos (Anaxándrides 42 K.-A.). El mágeiros sofistḗs , es decir, el cocinero sabio, que tiene su origen en el mimo siciliano y en la farsa megarense, es bien conocido en la Comedia Antigua 186 , pero su presencia parece haber sido mucho más importante en la Media, sin duda favorecido por el desarrollo en esta época de la gastronomía como arte y de la existencia de manuales, de los que la misma comedia nos ofrece un divertido testimonio (Alexis 140 K.-A.). Este cocinero sabio, que ha aprendido su arte en Sicilia o procede de allí 187 , es caracterizado por el tono elevado de su lenguaje y su tendencia a la sentenciosidad: en Estratón 1 K.-A. el amo o administrador llama «Esfinge», por lo alambicado de su expresión verbal, al cocinero que exhibe sus conocimientos. A la fijación de esta tipología cómica contribuyó especialmente Alexis 188 , que representó una comedia intitulada La marmita , en la que, sin duda, el cocinero debió de jugar un papel importante: alguien es adiestrado por el cocinero Glaucias en un arte parangonable con la medicina o el oficio de los logógrafos (129 K.-A.), y los temas de intendencia daban lugar a situaciones divertidas (130-133 K.-A.). Entre las características marginales y esporádicas del cocinero están su celo profesional (Alexis 177-178 K.-A.), su tendencia a la curiosidad y el chisme (Anaxándrides 42 K.-A.); de su locuacidad se deriva su excesiva familiaridad con el amo (Alexis 177 K.-A.; Dionisio 2 K.-A.); es ingenioso (Alexis 191 K.-A.; Arquédico 2 y 3 K-A.); de su profesionalidad y su talante vanidoso derivan el gusto por la rivalidad (Alexis 177 K.-A., Nicóstrato 16 K.-A.). La función dramática del cocinero y su lugar en la trama parecen haber sido importantes, como los mismos títulos sugieren: El cocinero de Nicóstrato y Los cocineros de Anaxilao; Alexis representó La marmita ; el personaje Carión de Esfingocarión de Eubulo puede ser un cocinero esclavo; y no es improbable que quien diera título a El de Siracusa de Alexis fuera un cocinero siciliano. El mágeiros comparte algunos elementos comunes con el parásitos : su inevitable vinculación a contextos culinarios y simposiales; los elogios de sus respectivas téchnai y su condición cómica de technîtai; el origen semejante de ambos, vinculados al ámbito de los sacrificios y los cultos; la jerarquización profesional; y la fanfarronería en sus discursos. En cualquier caso, los testimonios conservados no nos permiten constatar una integración en la trama de este tipo cómico tan plena como vemos ya en la Comedia Nueva.

También la figura cómica del médico 189 tiene precedentes en el mimo siciliano y en el drama de Dinóloco, y las alusiones a los médicos son abundantes en la Comedia Antigua 190 , aunque apenas aparezca como dramatis persona . Por el contrario, el desarrollo del médico como tipo cómico, bien atestiguado en la Comedia Nueva, fue especialmente importante en la Media; así lo muestran títulos como El médico , de Antífanes, Aristofonte y Teófilo; El farmacomantis , de Anaxándrides y El boticario , de Alexis 191 . y Mnesímaco. Los fragmentos aluden a personajes reales, como en el caso de parásitos y heteras: Mnesiteo (Alexis 219.3 K.-A.) y Menécrates (Alexis 156 K.-A. y Efipo 17.1) 192 . Otros aluden al instrumental médico, como en la comedia El herido de Antífanes (206 K.-A.) 193 .

La mayor presencia de este tipo cómico se vio favorecida por la permanencia en Atenas durante el siglo IV a. C. de muchos médicos extranjeros, que mostraban un vivo interés por la filosofía natural y la dietética; gozaban de una elevada formación técnica y de gran prestigio social, frente a los médicos atenienses, que debían conformarse con una clientela de menores recursos económicos. Esto favoreció el desarrollo de cierta picaresca y la aparición del médico impostor. Precisamente, un fragmento de La drogada con mandrágora de Alexis (146 K.-A.), en el que se lee una defensa del médico ateniense frente a los extranjeros, constituye un divertido ejemplo de todo ello.

A la tipología del médico corresponden, por una parte, la incompetencia (Antífanes 259 K.-A.) y, por otra, la ampulosidad y pedantería de su discurso. La segunda de estas características tiene que ver con la larga tradición cómica del alazṓn , que, partiendo del medicus dorice loquens de Crates, pasa por el médico sofista (iatrotéchnēs ) de Aristófanes y llega al médico extranjerizante (xenikós ) de Alexis 194 . En El farmacomantis , de Anaxándrides (50 K.-A.), muy probablemente quien da título a la comedia no tiene empacho en declarar que pedantería (alazōneía ) y adulación (kolakeía ) son los oficios más útiles; el único fragmento conservado de El médico , de Antífanes (106 K.-A.), parece ser, por su tono sentencioso, las palabras de un médico tan pedante como fraudulento. Esta tipología acerca el médico al parásito y al cocinero, a los que ya hemos hecho referencia. Con ellos coincide, a través de la dietética, en los temas culinarios; en su jactancia y autoafirmación como technítēs ; en la posible identificación parásitomédico; en el prestigioso origen extranjero de cocinero y médico 195 ; así como en el hecho de que el cocinero demuestre en ocasiones conocimientos de medicina 196 . De la función dramática del médico en la Comedia Media poco podemos decir: si algunos títulos parecen subrayar su importancia en la trama, debemos suponer que, ya sea como médico fingido o improvisado o como un pícaro impostor, acaso cumplía una función secundaria que, además de estar al servicio de la comicidad, se identificaría con la de un parásito, esclavo o personaje secundario, en el sentido de actuar como ayudantes en la consecución del objetivo perseguido por el personaje principal en una comedia de intriga 197 .

Otro de los tipos cómicos que probablemente alcanzó cierta consistencia en la Comedia Media es el soldado 198 . También en este caso contamos con un contexto social apropiado para su desarrollo: si el crecimiento del mercenariado suele darse en épocas de profunda crisis económica y social, así como de pérdida de sentimientos patrióticos, en el final de la Guerra del Peloponeso (404 a. C.) se inició un incremento del número de soldados mercenarios, agudizado a lo largo del siglo IV a. C. 199 , cuya inconveniencia muestran los testimonios de Isócrates (Sobre la paz 44-46) y de Demóstenes (Primera Filípica 21-25) 200 y reflejan los mismos fragmentos cómicos (Antífanes 264 K.-A.). Aunque, una vez más, hay que buscar los precedentes de este tipo cómico en personajes de la Comedia Antigua, como Lámaco 201 en Los acarnienses de Aristófanes, hay que situar en la Media y comienzos de la Nueva el origen del soldado fanfarrón, que nos es conocido sobre todo por la comedia Miles gloriosus de Plauto, donde gloriosus traduce el griego alazṓn (86-87). En esta comedia se describen las características de dicho personaje, de las que Pirgopolinices hace gala nada más salir a escena (1-9) y cuya fanfarronería, que comparte con el cocinero y el médico, se refleja en un lenguaje hinchado y ampuloso (13-15); regresa de la guerra cargado de riquezas y se muestra caradura y perjuro (90-91). Igualmente allí su función dramática se concreta como rival del adulescens . Aunque desconocemos el modelo griego de la comedia de Plauto, creemos que éste pertenecería, en todo caso, a la Comedia Nueva 202 .

Probablemente el soldado fue cobrando importancia en la Mésē a través de la parodia de guerreros míticos durante el período de mayor producción de la comedia mitológica, como algunos de sus títulos sugieren 203 ; sin embargo, en los fragmentos de los autores de la primera generación de la Comedia Media no tenemos evidencia de la presencia del miles . En cuanto a los autores posteriores, Alexis, Antífanes y Jenarco representaron sendas comedias intituladas El soldado (Stratiṓtēs) , pero los fragmentos conservados tampoco nos permiten asegurar la aparición del miles gloriosus. Trasón es título de Alexis y, en el caso de que se trate de un nombre no real, sino creado a partir de la misma raíz de thrasýs («audaz»), estaríamos ante un personaje semejante a Trasón, el miles de El eunuco de Terencio y de El adulador de Menandro, o Trasónides de El detestado de Menandro; El herido de Antífanes, podría también hacer alusión a un soldado, en este caso regresando maltrecho a su patria; Sano y salvo , en fin, fue título de Antífanes y, en plural, de Eubulo. Los fragmentos de estas comedias, sin embargo, no nos permiten ninguna conclusión.

En otros lugares deducimos la presencia de un soldado o algo que tiene que ver con asuntos militares: alguien afirma haber servido en el ejército como mercenario (Antífanes 96 K.-A.); a una conversación sobre reclutamiento de soldados debía de pertenecer el fragmento 136 K.-A. de Antífanes, de la comedia Lampón , nombre probable de un embaucador; en Mnesímaco 7 K.-A., de la comedia Filipo , se comparan los preparativos para la guerra con un banquete: sobre armas versa el fragmento de Alexis 136 K.-A; un capitán (lochagós ) glotón es mencionado en Teófilo 3 K.-A.

Fragmentos de la comedia media

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