Читать книгу De crisálida a mariposa - Yolanda Gónzalez Vara - Страница 17
ESTILOS PARENTALES
ОглавлениеVamos a mencionar brevemente algunos estilos parentales según diversos investigadores y teóricos relevantes.
Siguiendo la clasificación de Baumerind (1966), los modelos parentales serían tres:
• Modelo autoritario
• Modelo permisivo
• Modelo democrático
Esta clasificación es muy genérica, pero nos permite en cierta medida comprender un estilo educativo que, por supuesto, habría que matizar en cada caso concreto.
El primero de ellos y el más extendido en algunas sociedades, el autoritario, se caracteriza por imponer normas sin ninguna explicación ni consenso.
La expectativa parental es la obediencia sin réplica y la exigencia de cumplimiento, en diversos ámbitos, es estricta, utilizando a tal fin amenazas o castigos.
Por ejemplo, «porque lo digo yo» o «es así y es por tu propio bien» son algunas de las creencias interiorizadas que ejercen estos progenitores convencidos de que su modelo dará lugar a «adultos de bien». Este modelo genera respuestas obedientes o rebeldes en los hijos e hijas, quienes presentan poca confianza en sí mismos y oscilan entre manifestaciones hostiles y actitudes depresivas. Su autoestima se ve muy mediatizada por inhibiciones y prohibiciones: «no sé lo que quiero», «qué es lo que debo hacer» o «paso de todo», «no creo en nada».
Los progenitores permisivos, caracterizados por «dejar hacer», ejercen poco control sobre sus hijos, evitan los castigos y no ejercen ningún tipo de autoridad.
Por ejemplo, «lo que tú quieras», «lo que tú veas», rozando en sus respuestas cierta indiferencia por la laxitud de estas.
Los hijos de estos padres suelen sentir a sus progenitores como «colegas», y, aunque no presentan gran malestar psicológico, suelen crecer sin una referencia de autoridad válida y se encuentran perdidos, presentando problemas de conducta diversos.
Por último, están los progenitores de estilo democrático. Este es el modelo más próximo al abordaje preventivo que presentamos aquí, debido a que sugiere una interacción basada en la «línea del medio», en lugar de en los extremos educativos. Los progenitores son cercanos afectivamente y manifiestan una actitud empática. Además, reconocen la importancia de los acuerdos en la convivencia familiar, y esto se refleja en un respeto mutuo que redunda en el reconocimiento natural de la autoridad del adulto, fruto de su madurez y, también, de la ausencia de imposiciones arbitrarias.