Читать книгу De crisálida a mariposa - Yolanda Gónzalez Vara - Страница 9
¿POR QUÉ, AHORA, ESTE LIBRO SOBRE LA ADOLESCENCIA?
ОглавлениеDurante muchos años he recibido numerosas peticiones de mis grupos de madres y padres y grupos de formación para que escriba sobre la adolescencia, por considerarlo un tema delicado, controvertido y necesario: «¿Por qué no escribes un libro sobre la adolescencia? Hace mucha falta».
Efectivamente, durante este largo proceso de acompañamiento en el desarrollo psicoafectivo infantil, finalmente, algunos grupos llegan a esta etapa en la que los hijos e hijas afrontan la supuesta temida adolescencia.
Por muchas razones profesionales y personales, he ido dilatando el tiempo de escribir sobre esta etapa del desarrollo. Profesionalmente, tengo que reconocer con honestidad que me resulta menos gratificante que las etapas precedentes debido a que los cambios deseables en la interacción adulto-adolescente suelen presentar más dificultades y resistencias. Por tres motivos fundamentalmente:
1. Por las oscilaciones emocionales propias de la etapa. Esta es la menos significativa, pues forma parte del proceso madurativo natural.
2. Por la gran relevancia de la influencia social en la vida adolescente como una variable importante en su desarrollo personal y en ocasiones imprevisible en función del contexto.
3. Porque en todo adolescente hay una historia infantil previa que lo condiciona. Y en muchas ocasiones es necesario un abordaje terapéutico en lugar de preventivo. Para ello se deben dar las condiciones necesarias: motivación y compromiso.
No obstante, tengo que señalar que los adolescentes que acuden a mi consulta lo hacen por motivación propia, lo que supone una gran ventaja debido a la implícita colaboración que presentan, pues marcan una gran diferencia con respecto a los que son «empujados» por sus madres y padres. En ocasiones, habían acudido siendo más pequeños a mi consulta y guardaban un recuerdo positivo en su corazón.
Pues bien, finalmente, llegó el día de escribir sobre la adolescencia, en un momento extraordinario en la historia de la humanidad donde el miedo impregna la vida de forma omnipresente.
Miedo: una emoción natural y necesaria para preservar la supervivencia, pero que, en caso de instalarse de manera crónica, puede generar patologías y disfunciones psicosomáticas diversas.
Miedo crónico, que conlleva contracción del biosistema frente a la necesidad de expansión vital, preparando el camino para la resignación y ahogando las ganas de vivir.
Miedo. Miedo a enfermar, miedo a morir, miedo a hacer morir a otros.
Miedo. La primera emoción que viven los recién nacidos en los partos no respetados y que jamás debieron sufrir en la entrada a la vida.
El miedo es una emoción necesaria cuando el sentido común permite valorar riesgos reales. Pero en nuestra sociedad, el miedo prevalece frente a cualquier otra emoción:
Miedo a la vida, miedo al otro, miedo a malcriar, miedo a fracasar, miedo a la soledad, por citar solo algunos.
De ahí el título: De crisálida a mariposa. Adolescencia: una mirada sin miedo. Porque el miedo impregna nuestras vidas más allá de lo saludable cuando es traspasado por tópicos y creencias infundados.
Esta obra es la tercera en la que menciono el miedo. Por tanto, es una trilogía que pretende desmontar, cuestionar y derribar limitaciones que son ajenas a la vida. Tópicos culturales, como «el miedo a malcriar», dieron lugar a mi primer libro: Amar sin miedo a malcriar.
Miedos educativos fueron el fundamento del siguiente libro: Educar sin miedo a escuchar.
Y, finalmente, el miedo a la adolescencia, que dificulta y se opone a la comprensión de la transformación de crisálida en mariposa, dispuesta a volar, no sin tropiezos.
Comencé la aventura de escribir la presente obra en pleno confinamiento mientras el mundo se había parado. Y verá la luz en una etapa crítica a nivel mundial.
Ahora nos encontramos atravesando experiencias desconocidas en nuestras vidas y somos testigos de la convulsión de los cimientos de todo el planeta.
Algo inédito ha cuestionado el antropocentrismo de la humanidad, enfrentándola, una vez más en su historia, a otro virus, el tristemente célebre coronavirus, responsable de la COVID-19. Este virus presenta una serie de particularidades, todavía contradictorias y confusas en la actualidad, que incrementa el sufrimiento en muchas áreas de la sociedad mundial.
La naturaleza fue la gran beneficiaria, pues respiró y descansó en estos meses de confinamiento humano sin sufrir la depredación que nuestra tecnología feroz ha impuesto a sus ecosistemas durante siglos.
Vienen muchos cambios.
Algunos debieran ser imprescindibles, como el respeto urgente y la regeneración global de la naturaleza, si deseamos sobrevivir como especie en la Tierra. También urge la regeneración de la economía y de los sistemas sociales, que finalmente exigen un cambio de paradigma a otro más sostenible y humano.
Sin embargo, y aun siendo temas urgentes a resolver por sus consecuencias inminentes para la salud global de la humanidad, no responden a la temática de este libro. Hay otros canales donde analizar, profundizar y tratar de comprender qué está pasando en nuestra sociedad.
Solo a modo de reflexión, es evidente que se están produciendo y se van a producir otros cambios de consecuencias imprevisibles y que vivimos en una gran incertidumbre que afecta a la salud global.
No obstante, los cambios más intolerables y peligrosos serán todos aquellos que puedan afectar a la salud emocional (y no solamente biológica) de la infancia y la adolescencia. Aquellas limitaciones y prohibiciones que restrinjan los derechos vitales de los más vulnerables, ignorando los aspectos emocionales y la necesidad de contacto con los iguales, no son inocuas ni lo han sido a lo largo de la historia de la humanidad.
Olvidar que somos una unidad psicosomática, primando solo el cuidado biológico e ignorando el cuidado psicosocial, traerá consecuencias somáticas y mentales de diversa consideración.
La medicina no debe olvidar la indisoluble relación del cuerpo con la mente.
Evidentemente, estamos ante una gran incertidumbre, un gran cambio mundial de consecuencias desconocidas.
De alguna manera, esta crisis mundial tiene algo de similar con el tema de este libro.
Existe cierto paralelismo entre la vivencia de incertidumbre y cambio que vive el adolescente y la incertidumbre global y los cambios que está experimentando nuestra sociedad actual. La diferencia radica en que la adolescencia atraviesa la crisis de la adolescencia para crecer y nuestra humanidad está atravesando una gran crisis sin horizonte claro.
Sabemos que las crisis son habituales en la vida y que son necesarias cuando concluyen en resultados positivos para la salud y el bienestar a través del cambio que operan en lo más profundo del individuo y de la sociedad. De hecho, llevamos siglos de convulsiones sociales a nivel histórico.
La humanidad ha evolucionado espectacularmente en la actualidad en diversos aspectos científicos y tecnológicos. Sin embargo, dicha progresión no ha ido paralela a la maduración psicoemocional de nuestra especie a nivel global.
Existe cierto paralelismo entre la vivencia de incertidumbre y cambio que vive el adolescente y la incertidumbre global y los cambios que está experimentando nuestra sociedad actualmente.
En algún sentido, hemos dejado atrás la prehistoria de nuestra infancia humana y estamos atravesando, desde hace siglos, una adolescencia difícil, con atropellos de todo tipo y desencuentros que hablan de un escenario de atroz individualidad.
Cuando este libro salga a la luz, probablemente habrán cambiado innumerables aspectos de la sociedad tanto a nivel económico como político, sanitario, educativo y relacional. Nos hallamos ante un cruce de caminos inevitable.
Quizá la consciencia y percepción del conjunto de la humanidad se hayan transformado y comience a haber auténticas redes de solidaridad y de cambio profundo en todos los estratos de la sociedad y en todos los rincones de la tierra. O quizá no.
Sin duda, no pasará demasiado tiempo para que constatemos cuál es la dirección tomada en esta encrucijada tan crítica en toda nuestra historia en la Tierra.
Lo cierto es que la infancia y la adolescencia habrán atravesado experiencias únicas en este tiempo excepcional que les toca vivir. Jamás olvidarán en su corazón lo que significó el confinamiento a nivel familiar y sus repercusiones económicas, afectivas y de toda índole, y, por supuesto, en el plano de la anhelada e incuestionable socialización.
Somos seres sociales y no olvidarán fácilmente, aunque quizá no lo verbalicen, la falta de movimiento y libertad y la imperiosa necesidad de estar con sus iguales, aunque «comprendan» la existencia de un virus. También recordarán el modo de afrontar dicha pandemia por parte del discurso adulto y su argumentación sobre las implicaciones de esta, sus causas y sus consecuencias.
En algunos casos, esa situación excepcional y única hasta ese momento habrá despertado en sus cortas vidas diversos miedos y síntomas de un amplio espectro, como ansiedad, apatía y confusión, además de la frustración ante su necesidad de socialización y las repercusiones del aislamiento vivido respecto a sus relaciones.
Quizás otras criaturas no se impregnaron de este miedo social y simplemente se aburrieron, e incluso algunos, siendo deseable que hayan sido muchos, disfrutaron de la inestimable presencia de sus padres y madres. Todas las opciones son posibles y con el tiempo conoceremos sus resultados.
Pero, sin duda alguna, la infancia y la adolescencia, en función del contexto familiar y de las condiciones económicas, ambientales y familiares, habrán vivido el confinamiento como algo excepcional en su vida, sin olvidar las pérdidas afectivas y la imposibilidad material de una despedida y duelo adecuados.
Efectivamente, reina la incertidumbre.
Pero también sabemos que toda crisis entraña una oportunidad: el auténtico despertar de la consciencia en los seres humanos para transmutar el statu quo demostraría que hemos atravesado la fase adolescente de la humanidad para abrazar la etapa adulta con responsabilidad, creatividad y futuro, creando entre todos un mundo más equilibrado y saludable que el actual.
Por ello deseo honestamente que, cuando finalice esta crisis global provocada por la pandemia y por sus profundas consecuencias para el conjunto de la humanidad, los adultos actuales podamos ofrecer a las futuras generaciones un legado social y ecológico, constructivo, colaborativo, esperanzador y positivo frente a la locura de la actual sociedad competitiva y depredadora hacia los iguales y contra la vida en su globalidad.
También deseo profundamente que las nuevas generaciones no sufran por nuestros graves errores y estemos a tiempo de revertir el cambio climático o, al menos, detenerlo por el bien de todas las especies y de la vida en este bello y maltratado planeta.
El auténtico despertar de la consciencia en los seres humanos para transmutar el statu quo demostraría que hemos atravesado la fase adolescente de la humanidad.
Finalizo esta introducción con una cita de W. Reich siempre vigente: «No podemos decir a nuestros hijos e hijas qué clase de mundo deberían construir, pero podemos equiparlos con el tipo de estructura caracterial y con el vigor biológico que les capacitarán para tomar sus propias decisiones y encontrar sus propios caminos para construir, de una forma racional, su propio futuro y el de sus hijos».
Esta libertad para construir el mundo que las criaturas y los adolescentes necesitan estará condicionada por nuestra percepción de la sociedad, nuestra propia historia personal y nuestra capacidad para proteger su derecho a ser felices y sanos.
Sin el miedo crónico paralizante.
Con sentido común.
Con alegría y confianza en la vida.
Desde ahí, os invito a explorar el universo del mundo adolescente y las bases que lo sustentan.