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Principios de la anatomía comparada

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Aristóteles no desarrolla en las Partes una discusión metodológica sobre los principios de la biología equivalente a la efectuada sobre las causas pero, como indica Vegetti52, es evidente que enuncia y hace operar una serie importante de tales principios. El capítulo inicial de la Física expresa claramente la función de los principios en todo procedimiento científico: son instrumentos analíticos que sirven para pasar de un conocimiento global e indeterminado del objeto a un conocimiento específico y articulado según la estructura real, pero no inmediatamente conoscible, del propio objeto.

Los principios de cada ciencia deben ser propios y específicos, y no son objeto de demostración, sino que los proporciona la experiencia. Aristóteles, pues, no hace una relación de ellos, sino que van surgiendo en el trabajo concreto de la teorización científica.

Los principios que operan en las Partes son los siguientes53:

a) La naturaleza adapta el órgano a la función. Es la condición indispensable para poder hacer una anatomía comparada. A partir de la analogía funcional pudo intuir la analogía entre los órganos. En el contexto aristotélico la función es primaria respecto al órgano y esta idea le hizo intuir también la noción de «aparato» orgánico.

b) La naturaleza no hace nada en vano. De su validez depende la posibilidad de una ciencia biológica, que no podría dar cuenta teóricamente de una naturaleza en la que los sucesos se produjeran de modo accidental y no fuera posible poner en relación la estructura del organismo y su funcionalidad vital.

c) Principio de compensación o de equivalentes orgánicos. Con dos formulaciones distintas: «siempre la naturaleza frente al exceso de una parte ingenia una ayuda asociada de la parte contraria, para que una equilibre el exceso de la otra» (652a31-33); «la naturaleza no puede distribuir el mismo excedente a muchas zonas a la vez» (655a27-28). Este principio se utiliza, por ejemplo, para explicar la relación inversa entre los cuernos y los dientes de los rumiantes. Posteriormente fue reformulado como loi de balancement organique por St. Hilaire en 1800.

d) Principio de la división del trabajo. Relación entre complejidad de modo de vida y organización biológica. La naturaleza asigna a un solo órgano una sola función siempre que sea posible, y únicamente se vale del mismo órgano para varias funciones en caso de necesidad54.

Es curioso destacar que Milne Edwards reformuló el mismo principio en 1827, atribuyéndose el descubrimiento.

De este principio se deriva la ley según la cual cuanto mayor es la complejidad de las funciones y de las relaciones con el medio de un organismo, tanto mayor deberá ser el número de sus partes y la complejidad de su organización. La llamada scala naturae de Aristóteles, que va de las plantas al hombre, no es sino una gradación de índices de complejidad funcional y estructural siempre más elevados.

e) La naturaleza sólo concede un órgano a quien es capaz de utilizarlo y no concede más de un órgano eficaz para cada función. Expresado en 661b26-32 y en 684a28-30, le sirve para explicar los órganos de defensa y de ataque (quien tiene colmillos salientes no tiene cuernos). La segunda parte del principio está enunciada en 663a17-18.

f) Un solo principio es preferible a muchos (665b14-15). Referido, en primer lugar, al corazón. El dato se corresponde con la exigencia conceptual de postular la simplicidad y la armonía de la naturaleza; desde el punto de vista metódico, equivale al esfuerzo euclideo de reducir al máximo el número de los axiomas necesarios en geometría y en astronomía.

g) El macho es superior a la hembra, lo alto a lo bajo, el delante al detrás, la derecha a la izquierda (648a11-13; 665a22-25). Aristóteles se basa en la experiencia, pero también en la tradición que conllevaba prejuicios culturales y supersticiones que no fue capaz de superar.

h) Continuidad de la naturaleza. Una de las más potentes intuiciones aristotélicas expuesta magistralmente en Investigación sobre los animales VIII 1, que será posteriormente la base del sistema de Linneo. En 681a12-15 Aristóteles dice: «La naturaleza pasa sin interrupción de los seres inanimados a los animados a través de seres vivos que no son animales» y en 686b29-35 describe las variaciones morfológicas y funcionales que marcan el paso gradual del hombre a los animales hasta llegar a las plantas.

Se ha querido ver en este principio también una intuición de los procesos evolutivos y transformacionistas, pero esto es impensable en el cuadro teórico de la concepción aristotélica de la naturaleza que se basa en la ousía. Las ousíai pueden lindar una con otra, pero la transformación de una en otra echaría por tierra los fundamentos ontológicos de Aristóteles, e incluso la posibilidad misma de una ciencia de la naturaleza55.

i) El hombre como «normalidad» de la naturaleza. Gracias a su posición erguida, el hombre es el único animal cuyo cuerpo está organizado según una perfecta normalidad (656a7-12). Todos los otros animales, en comparación, son en cierto sentido «enanos». La idea del hombre como prototipo de los animales da una cierta impronta antropocéntrica a la anatomía comparada de Aristóteles, que, sin embargo, está demasiado atento a la complejidad y a la autónoma articulación del mundo viviente como para que este antropocentrismo constituya un obstáculo para el análisis científico.

En estos principios se resume toda una tradición científica anterior, así como la propia investigación sobre el terreno de Aristóteles.

Partes de los animales. Marcha de los animales. Movimiento de los animales.

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