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El estilo de la prosa aristotélica seco, lleno de elipsis y de repeticiones, sin concesiones a adornos literarios ha llevado a algunos estudiosos como Düring62 a preguntarse si el tratado de las Partes fue compuesto para su publicación, o se trata más bien de una colección de notas preparadas para impartir cursos. Sin embargo, P. Louis63 sostiene la opinión de que a pesar de las rupturas de la construcción, las repeticiones y otros defectos evidentes no se la debe juzgar como una obra inacabada. En su conjunto se desarrolla de acuerdo con un plan lógico y bien ordenado. Las diversas secciones están cuidadosamente articuladas y, además, el propio Aristóteles desde el principio del tratado nos indica que está escrito para las personas educadas, es decir un círculo mucho más amplio que el de los filósofos, científicos o estudiantes especializados. Por tanto, no puede considerarse un simple curso de biología, sino una obra didáctica destinada a un público culto y preparado.

Es un estilo directo, objetivo y riguroso, sin fiorituras. Una prosa científica que trata de ser clara y escueta, y por eso no evita las repeticiones cuando las cree necesarias y, por otro lado, elimina todo lo que no sea estrictamente preciso para el desarrollo lógico de la exposición, con un lenguaje coloquial, como ya hemos dicho, que rehúye los términos demasiado especializados.

El tratado de las Partes de los animales representa, pues, una rigurosa exposición científica, el esfuerzo aristotélico por definir una nueva disciplina, la anatomía comparada, con un evidente interés divulgativo y didáctico.

1 Meteorológicos I 1. Cf. D. LANZA, y M. VEGETTI, Opere biologiche di Aristotele, Turín, 1971, que aclaran que el orden de las obras citadas en el pasaje no sería necesariamente el cronológico, ya que Aristóteles volvía una y otra vez sobre los mismos temas en su afán de reelaborar y profundizar.

2 A este respecto es muy conocido y citado el texto del libro I de las Partes de los animales en el que el propio Aristóteles muestra su entusiasmo ante el estudio de los seres vivos, incluso los más insignificantes (P. A. I 5).

3 Cf. G. E. R. LLOYD, Science, folklore and ideology, Cambridge, 1983.

4 Cf. D. LANZA y M. VEGETTI, op. cit., pág. 15.

5 Cf. LLOYD, op. cit., pág. 18 y ss., donde analiza las descripciones de Aristóteles sobre comportamiento animal.

6 De hecho, sería su discípulo TEOFRASTO el encargado de transmitirnos los estudios sobre botánica realizados en el Liceo, y que no nos han llegado de la mano del propio Aristóteles (si bien ATENEO lo cita en XIV 625a). Véase la traducción de J. M. DÍAZ REGAÑÓN, B. C. G. 112, Madrid, Gredos, 1988.

7 Para la clasificación de las obras biológicas véase el magnífico resumen de E. SÁNCHEZ en su introducción a Reproducción de los animales, B. C. G., 201, Madrid, Gredos, 1994, págs. 10-14.

8 Véase la introducción de C. GARCÍA GUAL y la traducción de J. PALLÍ BONET, B. C. G., 171, Madrid, Gredos, 1992.

9 Véase la introducción y traducción de E. SÁNCHEZ MILLÁN, B. C. G., 201, Madrid, Gredos, 1994.

10 Tratados breves de historia natural [intr. y trad. de A. BERNABÉ PAJARES], B. C. G., 107, Madrid, Gredos, 1987.

11 Cf. 645a17 ss.

12 Cf. G. E. R., LLOYD, op. cit., cap. I.

13 P. PELLEGRIN, La classification des animaux chez Aristote, París, 1982.

14 Cf. D. LANZA y M. VEGETTI, op. cit., pág. 36.

15 Para más datos sobre estos catálogos y sobre la autenticidad de las Partes, cf. P. LOUIS, en su Introducción a Les Parties des Animaux, París, 1956.

16 La lista completa de las citas, así como las referencias a otros tratados que aparecen en las Partes, se encuentra en I. DÜRING, Aristotle’s de Partibus Animalium, Göteborg, 1943, págs. 9-17.

17 Acerca de la juventud 468b31-469a1.

18 M. VEGETTI, introducción a Le parti degli animali, Turín, 1971.

19 P. LOUIS, ob. cit., ofrece un amplio debate sobre el tema, discutiendo las diversas posturas. Véase también A. L. PECK, introducción a Parts of Animals, Cambridge, 1961, donde hace un repaso del estado de la cuestión, y la citada introducción de E. SÁNCHEZ a Reproducción de los animales, donde resume con detalle las distintas tesis.

20 En su introducción a su traducción inglesa de Historia Animalium (1910) y en Aristotle as a Biologist (1913).

21 H. D. P. LEE, «Place-names and the date of Aristotle’s biological works», Classical Quarterly 42 (1948), 61-67. Y «The fishes of Lesbos again» en A. GOTTHELF (ed.), Aristotle on nature and living things, Pittsburg, 1985, págs. 3-7.

22 W. JAEGER, Aristoteles, Grundlegung einer Geschichte seiner Entwicklung, Berlín, 1923 = Aristóteles, bases para la historia de su desarrollo intelectual, Madrid, 1983.

23 F. J. NUYENS, L’évolution de la Psychologie d’Aristote, Lovaina, 1948.

24 Miguel Escoto había servido como astrólogo a Federico II de Sicilia en su corte de Palermo donde se familiarizó con el árabe. Antes de 1217 se trasladó a Toledo donde trabajó en sus traducciones del árabe. Parece que tuvo como colaborador a Andrés de Palencia, seguramente judío.

25 Guillermo nació en Moerbeke, al sur de Gante, se hizo dominico y fue confesor de los papas Clemente IV y Gregorio X. Fue nombrado arzobispo de Corinto y actuó como secretario griego en el Concilio de Lyón en 1274.

26 Teodoro de Gaza nació en Salónica. Fue profesor de griego en Ferrara en 1447. En 1450 fue invitado por el papa Sixto IV a Roma para traducir al latín a Aristóteles y otros autores griegos.

27 La admiración por Aristóteles la expresó claramente Darwin a W. Ogle con motivo de la publicación de su traducción The Parts of Animals: «A partir de citas que había visto, tenía un alto concepto de los méritos de Aristóteles, pero no tenía la más remota noción de qué hombre tan maravilloso era. Linneo y Cuvier han sido mis dos dioses, si bien en muy diferentes sentidos, pero eran dos meros escolares al lado del viejo Aristóteles» (traducido a partir de la cita en la versión de A. L. PECK, Parts of Animals, Cambridge, 1961).

28 A. L. PECK, op. cit., págs. 12-18, presenta una excelente y detallada sinopsis de todo el tratado de las Partes.

29 Véase M. LANZA, op. cit., págs. 503-507.

30 M. LANZA, op. cit., pág. 519.

31 Cf. 645a25.

32 Cf. 645a15-17.

33 Las Partes trata fundamentalmente de las causas, el proceso de formación se estudia en la Reproducción.

34 Esta expresión tenía en Grecia en tiempos de Aristóteles un uso matemático.

35 P. LOUIS, op. cit., pág. XXI.

36 Su tesis se encuentra resumida en J. B. SAINT-HILAIRE, Des Parties des Animaux et de la Marche des Animaux d’Aristote, tomo I.

37 Cf. F. J. NUYENS, L’évolution de la Psychologie d’Aristote, Lovaina, 1948.

38 Véanse más detalles sobre su tesis en el apartado sobre la cronología del tratado.

39 A. MANSION, Introduction à la Physique aristotélicienne, Lovaina-París, 1946.

40 Cf. P. LOUIS, op. cit., págs. XXII-XXIII.

41 Cf. P. LOUIS, ob. cit., págs. XV - XVIII donde hace un magnífico resumen.

42 En el hombre, por su posición erguida, la cabeza está dirigida hacia lo alto del universo, que es su disposición natural. Cf. 656a11 y ss.

43 Aristóteles desconoce el funcionamiento de la circulación de la sangre y el papel concreto de las venas.

44 El modelo sigue siendo el del cuerpo humano.

45 Cf. 684b21- 685a11, donde Aristóteles traza un esquema lineal para la disposición de los órganos fundamentales en todos los animales, explicando la variación que presentan los cefalópodos.

46 Cf. 682b21-32.

47 Tomado de A. L. PECK, op. cit., págs. 20-21.

48 Por ejemplo se habla sobre las venas en el libro II 9 y después en el libro III 5 al tratar sobre el corazón.

49 D. LANZA y M. VEGETTI, op. cit., pág.1277 presentan un anexo con un detallado cuadro esquemático de la clasificación zoológica aristotélica incluyendo la terminología moderna.

50 En la zoología moderna, el término testáceo se aplica a los foraminíferos, que son protozoos con concha. En cambio, el término griego usado por Aristóteles, ostrakóderma, es aplicado actualmente por los zoólogos a un grupo de peces fósiles.

51 Cf. M. VEGETTI, op. cit., págs. 527 y ss. hace un detallado análisis sobre las causas y la necesidad en la teoría biológica aristotélica.

52 M. VEGETTI, ob. cit., págs. 533 y ss.

53 Para la sistematización de estos principios seguimos a M. VEGETTI, op. cit., págs. 535-539.

54 Cf. 683a20-26, donde Aristóteles formula claramente este principio.

55 Una detallada exposición de este debate, así como la bibliografía sobre el tema, en M. VEGETTI, op. cit., pág. 538.

56 Para una amplia y detallada exposición sobre este punto, véase M. VEGETTI, op. cit., pág. 540 y ss.

57 Véase más abajo en el apartado dedicado al problema del corazón y el cerebro.

58 Para el cerebro, véase más abajo. Aristóteles no llegó a entender la función del pulmón o las branquias en el mecanismo de la respiración.

59 Sobre el sentido de «cocción» y «residuo», véase A. L. PECK, op. cit., págs. 32-34.

60 Sobre esta influencia, véase W. JAEGER, Diokles von Karistos. Die griechische Medizin und die Schule des Aristoteles, Berlín, 1938.

61 M. VEGETTI, op. cit., págs. 543-549, donde estudia las implicaciones de esta teoría en el pensamiento aristotélico.

62 I. DÜRING, Notes on the history of the transmission of Aristotle’s writings (Acta Universitatis Gotoburgensis, Göteborgs Högskolas Ärsskrift LVI, 1950, pág. 93).

63 P. LOUIS, op. cit., pág. XX.

Partes de los animales. Marcha de los animales. Movimiento de los animales.

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