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Informe de la CVR

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A menudo pregunto a mis alumnos universitarios —que provienen de sectores privilegiados— si han tenido la experiencia de leer el Informe de la CVR en el colegio, y es un milagro que alguno recuerde haberlo leído.

No me sorprende. El Informe de la comisión mueve muchas fibras de distinta índole. Esos chicos no han experimentado la escasez ni el terror. No es que estén haciendo su tarea y se les vaya la luz, por eso se mantienen ajenos a aquellas condiciones.

¿Entonces por qué consideras que en los colegios del Perú debería leerse, reflexionarse y debatirse en torno al Informe de CVR? ¿Tanta importancia tiene la memoria de un país?

Me parece fundamental no ceder al olvido. Por el contrario, creo que por más doloroso que sea el pasado, hay que confrontarlo. El pasado tiene que dejar de estar clausurado, porque entendiéndolo es la única forma de entender muchos procesos actuales. Pienso que el Informe en manos de un docente preparado es una fuente privilegiada para trabajar en el aula.

Hay además otras fuentes asequibles... los estudiantes podrían visitar la exposición Yuyanapaq, el Lugar de la Memoria o relatar episodios que han vivido sus familias. ¿No te parece?

Mientras cuentes con más fuentes para revisar el pasado, más se enriquece el trabajo en el aula. Puedes contrastar la información que dan las distintas fuentes, en qué se parecen, en qué son distintas, ponerlas en contexto —quién, cuándo, dónde— y un largo etcétera. Además de cambiar la dinámica recurrente en el aula, aquella en la que se expone o se trabaja con el texto escolar. Ello resulta muy valioso y atractivo para el trabajo con los estudiantes.

¿Sabes de algunas escuelas, estatales o privadas, donde se hayan incluido como parte de un curso o en algún seminario la revisión y el debate del Informe de la CVR?

En algunas escuelas privadas, además de utilizar lo que brindan los textos escolares, leen partes delHatun Willakuy. Otras elaboran monografías sobre toda esta época y consultan el Informe.

En medio de un gran vacío, he leído un artículo tuyo admirable que reclama la necesidad de reflexionar sobre la enseñanza de la Historia en la escuela. ¿Leer el Informe de la CVR significa actualizar el conocimiento histórico y sensibilizar nuestra conciencia?

Llevar el Informe de la CVR a las aulas presenta muchos beneficios. Significa reflexionar sobre por qué produjimos como país dos décadas de violencia, de una violencia que no termina; significa cuestionarnos en nuestro rol como parte de esa historia; significa incorporar, en la narración histórica, el testimonio de ese ‘otro’ que no ha sido tomado en cuenta en la historia oficial; significa intentar comprender y actuar en las contradicciones de nuestro país. Trabajar el Informe puede darle un rol reparador a la escuela.

¿Cuáles crees que son los principales escollos que enfrenta el sistema educativo para romper esta barrera perniciosa de olvido?

De un lado, hay hechos de los que no se habla y ello hace que desde la historia sea difícil enseñarlos. Pero desde el lado de la memoria, no es fácil recordar lo doloroso. El estudio de Francesca Uccelli con un pequeño grupo de docentes y estudiantes, muestra lo difícil que es tocar el tema de la CVR. Además menciona la carencia de espacios para procesar sus experiencias. Si añades que no hay directivas claras desde el ministerio para trabajar el tema, todo se vuelve más difícil en el aula.

En tu artículo recuerdas que la entonces ministra de Educación, la profesora Patricia Salas pretendió incorporar este periodo histórico en los textos escolares. ¿Cuál fue la reacción de nuestras autoridades educativas y políticas?

Hubo muchísimas críticas, en general se reprochaba cómo Sendero Luminoso se presentaba en los libros. Hubo una evaluación de los libros. Años atrás también se presentó un tema parecido. Fue en el 2008, era el segundo gobierno de García y su ministra, Mercedes Cabanillas, envió a evaluar los textos escolares producidos por las editoriales porque se pensaba que había en ellos infiltración senderista.

Tal vez uno de los principales temores en la escuela sea la terminología: guerra popular, conflicto armado, terrucos, grupo político extremista... ¿Qué discurso emplear; sabemos que una u otra expresión potencia o atenúa el sentido del lenguaje?

Es verdad, uno de los problemas recientes en los textos escolares es cómo denominar a esta parte de la historia. ¡Imagínate, ni siquiera podemos nombrarlo! Eso ya es revelador. Entonces se termina optando por poner términos como “crisis de la violencia” en vez de “conflicto armado interno”, usado por la CVR.

¿Qué cualidades posee el Informe que lo realza como una plataforma ideal frente a otra clase de material escolar?

ElInforme de la CVR es una fuente que reúne muchas voces, y esto le confiere una gran riqueza. De otro lado, a partir de su lectura puedes trabajar distintos aspectos del pensamiento histórico. Puedes trabajar, por ejemplo, cuestiones de significancia histórica, las fuentes reunidas, cuestiones de causas y consecuencias, continuidades y cambios y, un punto que me parece primordial: la perspectiva histórica. Es decir, entender mejor a la gente del pasado tomando en cuenta el contexto y la diversidad de perspectivas que intervienen. Esto ayuda, además, a desmitificar la figura de Sendero Luminoso, que me parece fundamental ahora que las nuevas generaciones no saben quién es Abimael Guzmán.

El Informe es un texto que combina varias miradas —fue redactado por personas de distintas disciplinas y posturas políticas—, ¿cuál sería la mejor manera de articular y orientar el material en la escuela?

El Hatun Willakuy es como el primer pantallazo y, luego, dependerá de los intereses que tengan los estudiantes para profundizar en determinados temas. Pero para orientar cualquier material en la escuela, insisto que es fundamental capacitar a los docentes.

Sería interesante que la implementación del Informe en el currículo escolar esté ligado a materiales gráficos, audiovisuales, interactivos. ¿Cuál sería el complemento académico adecuado?

Sería buenísimo y hay mucho material disponible: películas, fotos, cómics, retablos. El complemento dependerá del tema particular que se desarrolle y ahora cuentas con libros como los de José Carlos Agüero [se refiere a Los Rendidos. Sobre el don de perdonar (2015)] y Lurgio Gavilán [Memorias de un soldado desconocido. Autobiografía y antropología de la violencia (2014)]. ¿Te imaginas poder trabajar esos libros con los estudiantes? ¡Sería extraordinario!

Lamentablemente es difícil pensar que se reparta otro material en la escuela pública que no sea el texto escolar. Por lo demás: ¿qué gobierno estaría dispuesto a comprarse el pleito de repartir un complemento para trabajar el conflicto interno?

Mucha gente critica a la Comisión por “no haberse puesto de acuerdo”, ya que consideran que el texto carga con diversas contradicciones. ¿Crees que no se esperaba un texto para el debate democrático sino un documento dogmático?

Creo que esperaban un documento con la verdad absoluta y el Informe de la CVR nunca estuvo hecho para ello. En este tema se tendrá siempre una gran variedad de discursos y falta de consensos. Justamente es allí donde yo veo un gran potencial para trabajarlo en la escuela. Si el área de Historia busca que los estudiantes desarrollen juicio crítico, no sirve de mucho que les ofrezcas una sola visión, un solo argumento. Lo que queremos es que desarrollen la capacidad de cuestionar diferentes argumentos y fuentes, y que formen a partir de ello su propia opinión.

En una entrevista del 2013 en el portal La Mula, Nani Pease y José Carlos Agüero argumentan que una de las razones por las que no se ha tratado el Informe en las escuelas es por el temor de los docentes. Por la ley de apología al terrorismo. Tampoco la guerra popular o la violencia interna, como quiera llamársele, es un tema legitimado por la sociedad. Y sabe dios cuántos docentes habrán sido protagonistas de esta tragedia. Por otro lado, también está la escasa capacitación del magisterio.

Creo que es todo lo que mencionas. Los docentes de escuelas o instituciones públicas recibieron la estigmatización de estar involucrados, y en Ayacucho eso se vive muy fuerte. No solo en los docentes, sino también en los alumnos. Cuando he trabajado con chicos ellos sienten que eso está aún presente. Tienen temor a hablarlo y no tienen el espacio.

¿Se debería involucrar a los padres durante el proceso de enseñanza y discusión sobre temas relacionados a los años del terror que probablemente los atañeron directamente?

Siempre es lo mejor. Si tienes a padres y madres al tanto de lo que trabajarán sus hijos, dispuestos a contar también sus historias, colaboras con todo el proceso de tratamiento del tema en la escuela y le cierras un posible frente al maestro.

Podrías citar algún pasaje de CVR que te parezca especialmente revelador para los docentes.

Creo que me quedo con dos de sus conclusiones, la número 139. Aquí se resalta que el sistema educativo colapsado se convierte en espacio para el desarrollo de la violencia: “La CVR encuentra una grave responsabilidad del Estado: i) en el descuido de la educación pública en medio de un conflicto que tenía al sistema educativo como importante terreno de disputa ideológica y simbólica; ii) en el amedrentamiento y/o la estigmatización de comunidades enteras de maestros y estudiantes de universidades públicas, especialmente de provincias; iii) en el deterioro de la infraestructura de servicios de varias universidades públicas; iv) en haber permitido graves violaciones de los derechos humanos de estudiantes y profesores por el hecho de ser tales”. Y la 153, que nos trae al “hoy”: “La CVR halla que el conflicto armado interno que ha investigado es el más grave de nuestra historia republicana y ha dejado secuelas muy profundas en todos los planos de la vida nacional. La amplitud e intensidad del conflicto acentuaron los graves desequilibrios nacionales; destruyeron el orden democrático; agudizaron la pobreza y profundizaron la desigualdad; agravaron formas de discriminación y exclusión; debilitaron las redes sociales y emocionales y propiciaron una cultura de temor y desconfianza. Es necesario, sin embargo, resaltar que —pese a las duras condiciones— hubo personas y poblaciones que resistieron y se esforzaron por la afirmación de una sociedad constructora de la paz y del derecho”.

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