Читать книгу Educar sin miedo a escuchar - Yolanda Gónzalez Vara - Страница 4

PRÓLOGO por SUSANA VOLOSÍN

Оглавление

Es una alegría y un privilegio escribir este prólogo para este libro. Como colega y amiga, puedo afirmar la calidad profesional y humana de su autora, Yolanda González.

Esta, su segunda obra, sigue reflejando como en la primera, sus conocimientos, su experiencia, su amor y respeto a los niños. Pero sobre todo, como escritora, refleja su brillante capacidad para comunicar. No es extraño que Amar sin miedo a malcriar haya tenido tanto éxito editorial.

Sus reflexiones son como un holograma: en él cada parte reproduce la imagen total del objeto. Como apunta el poema de William Blake:

ver el mundo en un grano de arena y el cielo en una flor silvestre…

Así, ella puede traducir en palabras sencillas los conceptos más complejos de la psicología, la pedagogía, la filosofía, las ciencias sociales, etc.

Los temas preocupantes actuales sobre la adolescencia, la hiperactividad, la depresión, la agresividad y, fundamentalmente, los problemas de adaptación del pequeño en la escuela, los conduce hacia orientaciones operativas, concretas y cotidianas. De esta forma acompaña a los padres y a los maestros que necesitan ese apoyo y ese consejo, ya que hoy en día están desorientados y solos frente a instituciones rígidas que solo estimulan cerebros, cuando las prioridades de los niños son ser reconocidos como personas completas, con afectividad, sexualidad y espiritualidad, además de intelecto.

Las palabras de Yolanda, próximas y cercanas, muchas veces involucrando a los lectores con un «tú», alientan a la esperanza.

A mi parecer, el leitmotiv de su libro es el pasaje respetuoso a la integración de todo lo que está separado, fragmentado o aislado, a una integración reflexionada y elaborada para permitir el acercamiento de la familia a la escuela y de la escuela a la familia, para lograr finalmente el desarrollo integral de la niña y el niño, condición indispensable para convertirse en un adulto «íntegro».

En nuestra civilización hemos perdido el valor de los tiempos y espacios transicionales. En cambio, muchas comunidades indígenas originarias dan mucha relevancia a los ritos de pasaje. La autora tiene el don de recuperar en esta época y circunstancias estos ritos de pasaje, proponiendo «pasos» adecuados al ritmo madurativo de los pequeños. Pasos que permitan reunir en la frontera a profesores y docentes, para crear un espacio en común que yo llamo «transfrontera». Allí, por empatía y sensibilidad a sus hijos y alumnos, surgirá un área especial de acuerdos que manifestarán la urgente conciencia de que estos seres necesitan, a edades tempranas, de un apego seguro para configurar un psiquismo sólido, condición esencial para una buena separación y una apertura a nuevos vínculos.

Yolanda González enfatiza el acompañamiento, pero también la pasión vocacional docente, énfasis de la que es muy coherente también en sus propios gestos.

No olvido un día, hace varios años, en el que, en un restaurante de Alicante, no pudo soportar el sufrimiento de un bebé que lloraba en su cochecito mientras su mamá, distraída, comía y charlaba con sus amigos. Ella se acercó respetuosamente y le aconsejó que tomara en sus brazos a su pequeña y la acunase. Lo hizo sin culpabilizarla, actitud que mantiene permanentemente en su texto, buscando la comprensión y las causas, como en el tema de la agresión infantil.

Como Yolanda, en mi trabajo de psicoterapeuta o en mis clases de expresión corporal, insisto en ayudar a captar y canalizar adecuadamente esta agresión en los pequeños y los adultos antes que involucione en violencia destructiva. De esta manera, se crean las condiciones para transmutar dicha agresión en fuerza y energía para luchar por sus proyectos y valores. Ya que esta fuerza alimentará la confianza de los niños para elevar su voz en la defensa de sus derechos.

Hace unos días, en la fiesta de entrega de los premios de Onda Cero Radio, en Palma, un locutor contó un episodio con su peque de cuatro años: el padre le avisó de que el siguiente lunes empezaría a ir también a la escuela por las tardes, y su niño le contestó: «Oye, papá, eso no lo tratamos tú y yo».

F. Tonucci, el prestigioso educador italiano, tiene un escrito cuyo título es Cuando los niños dicen ¡BASTA! En él habla de la emergencia de los Consejos de niños en Italia, Argentina y en Reus (España). No solo es importante la creación de dichos Consejos, sino que los niños sean escuchados por los adultos. No solo son privilegiados los niños escuchados, sino también los adultos que los escuchan, ya que gracias a ellos han podido mejorar muchos aspectos de la vida de sus pueblos.

En la Escuela de O’Pelouro, en Galicia, cada día se comienza con una asamblea, donde intervienen niños y adolescentes, para planificar el programa del día.

Formo parte de un posgrado para maestros de la Universidad de Baleares. El objetivo de mi módulo es desarrollar «los primeros lenguajes del niño: el cuerpo y la emoción», como base fundamental para adquirir el lenguaje oral, y luego el lenguaje escrito y la lectura.

Desde lo corporal, pido a los docentes de la escuela infantil conectar con su niño interior, porque solo así podrán aplicarlo a sus alumnitos. Entre el programa de ejercicios incluyo el exteriorizar el ¡basta!, y el ¡sí!, y el ¡no!, expresados desde sus entrañas, para afirmarse ante todo lo que quieran o rechacen en sus vidas y en su profesión. Solo desde esa autenticidad podrán conseguir la expresión auténtica de dichos ejercicios en sus alumnos. Así lo pude verificar en algunos vídeos, que mostraban como los pequeños conseguían manifestar esas exclamaciones en las aulas, comunicando sus emociones con sus bracitos y sus voces.

D. Winnicott, el pediatra y psicoanalista inglés, diferencia entre el sí mismo auténtico del falso. El self auténtico es el que permite la espontaneidad y la creatividad, mientras que el falso, de tanto adaptarse a los otros o al sistema social, pierde su «yo soy», su mismidad.

El libro Educar sin miedo a escuchar es uno de esos textos que no solo defiende la autenticidad, sino que da la mano para lograrla.

Y la autenticidad es el camino para la dignidad.

W. Reich dijo: «Los niños auténticos de hoy son el futuro del mañana». Lo que se podría completar así: «Los niños auténticos de hoy, son el futuro para la humanidad digna del mañana».

Que esta obra sea una contribución para ese futuro.

SUSANA VOLOSÍN

Psicóloga y psicoterapeuta,

directora del centro Cor Endins de Mallorca

Educar sin miedo a escuchar

Подняться наверх