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6 El grafeno y su «familia»: los materiales más finos que han existido, existen y existirán

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Pablo Jarillo-Herrero y Adolfo Plasencia


Pablo Jarillo-Herrero. Fotografía de Adolfo Plasencia

Para trabajar en la física cuántica, has de tener una mentalidad abierta en cuanto a lo que es posible y lo que no es posible….

Tienes que estar abierto a que lo imposible sea posible.

Los físicos intentamos siempre simplificar las cosas al máximo para entender la esencia, y luego es cuando añadimos las complejidades.

Pablo Jarillo-Herrero

Pablo Jarillo-Herrero es cecil and ida green professor de Física e investigador principal del Jarillo-Herrero Group en el MIT. Recibió su licenciatura en Física de la Universitat de València y posee un máster en Física de la Universidad de California y un doctorado de la Universidad Tecnológica de Delft, en los Países Bajos. Posteriormente se trasladó a la Universidad de Columbia, donde trabajó como nanoresearch initiative fellow.

Sus intereses de investigación se centran en el área de la física experimental de la materia condensada, en particular el transporte electrónico cuántico y la optoelectrónica de nuevos materiales de baja dimensión, como el grafeno y los aislantes topológicos.

Entre los premios que ha recibido se encuentran el Premio de la Real Sociedad Española al Joven Investigador (2006), el Premio a la Trayectoria Profesional de la NSF (2008), el IUPAP Young Scientist Prize in Semiconductor Physics (2010), el U.S. Department of Energy (DOE) Early Career Award (2011), el Presidential Early Career Award for Scientists and Engineers (PECASE) (2012), que le otorgó la Presidencia de EE. UU. de Barak Obama y el Moore Foundation Experimental Physics in Quantum Systems Award (2014). Además fue ganador del Premio Breakthrough of the Year (Mejor Descubrimiento del Año) por la Physics World for Nature por sus trabajos sobre el comportamiento de los aislantes correlacionados y la superconductividad en el grafeno de ángulo mágico (2018), y del Premio 2020 Oliver E. Buckley de Física de la Materia Condensada otorgado por la American Physical Society (APS).

En octubre de 2020 le fue otorgada Medalla de la RSEF (Real Sociedad Española de Física) y en noviembre de 2020, recibió la Medalla Lise Meitner de Real Academia Sueca de Ciencias a través de su Comité Nobel de Física.

Adolfo Plasencia: Gracias, Pablo, por encontrar tiempo para hablar conmigo de nuevo.

Pablo Jarillo-Herrero: Gracias a ti por venir.

A. P.: La física, creo, es una especie de ineludible vocación para ti. Empezaste a estudiar física en España, pero un profesor te animó a seguir adelante para descubrir nuevos mundos. Seguiste su consejo y pasaste a estudiar física teórica de altas energías, la física de las partículas, que es lo que en un principio esperabas hacer. Por eso dejaste España para ir a la Universidad de California en San Diego, y luego, a la Universidad de Delft, donde te encontraste con la nanociencia. ¿Cómo fue ese viaje, desde la física teórica de altas energías, a escala cosmológica, hasta la nanociencia experimental de la física de la materia condensada, a escala minúscula? Hay muchos mundos dentro de la física, ¿no es así?

P. J. -H.: No los llamaría mundos, pero sí, hay muchas disciplinas dentro de esta ciencia. Cuando estaba en Valencia, los grupos de investigación en física de la materia condensada no eran tan importantes como los grupos de teoría. Llegué a San Diego y comencé a asistir a seminarios sobre otros temas. Me di cuenta de que otras disciplinas me interesaban más, así que poco a poco me convencí de que tenía que dar el paso hacia la física de la materia condensada. Una vez dado ese paso, di otro, este gigantesco, hacia el lado experimental en lugar del teórico. Eso fue lo que me llevó a Delft. Allí me dejé llevar por la física de la materia condensada experimental y, en particular, por la nanociencia, porque había un extraordinario grupo de investigación, uno de los mejores del mundo en ese campo. Así que sí, fue una ruta bastante tortuosa para llegar a la física de la nanociencia. Pero fue bueno para mí, así que estoy muy feliz.

A. P.: Sé que usas mucho las matemáticas. Además, creo que te gustan mucho las matemáticas, pero te entusiasma más la física que las matemáticas. ¿Qué tiene, en tu opinión, la física que las matemáticas no tengan?

P. J. -H.: Las matemáticas son una herramienta para entender la física o para entender muchas otras disciplinas. La física tiene una conexión con la realidad y con el mundo. Y las ciencias son ciencias por el método científico, para poder experimentar y corroborar si el mundo es como es, o no. En matemáticas, se puede llegar a una teoría perfectamente consistente pero no tiene nada que ver con la realidad, y lo que me gusta de la ciencia es que es contrastable con la realidad. Quiero decir que las matemáticas están muy bien y son buenas, y sin ellas no podríamos hacer casi nada. Es el lenguaje que la ciencia utiliza para describir la realidad. De hecho, muchas teorías científicas, antes de hacer un descubrimiento que luego resultó ser falsable, eran perfectamente coherentes dentro de su aparato matemático.

En cualquier caso, creo que para los físicos las matemáticas son una herramienta muy útil. Ha habido muchos avances en la física que se han debido puramente a las matemáticas. En la física de partículas hay un ejemplo famoso en el que se había descubierto una serie de partículas y los físicos vieron que esto correspondía a un cierto tipo de matemáticas. Resultó que las propias matemáticas requerían que existieran otras partículas, por lo que fueron buscadas y encontradas. Esto fue un triunfo para las matemáticas. Las matemáticas son una gran herramienta, pero lo que personalmente me gusta de la ciencia, y de la física en particular, es la conexión con experimento y realidad.

A. P.: Un día maravilloso para ti –corrígeme si me equivoco– es cuando te encontraste con la mecánica cuántica. Te he oído decir que, a principios del siglo XX, estalló una revolución no solo científica sino también conceptual y filosófica, la revolución de la mecánica cuántica. ¿Puedes explicar por qué?

P. J. -H.: Es bastante difícil de explicar, pero es conceptual y filosófica. Lo más difícil de la mecánica cuántica fue, a principios del siglo XX, convencer a la gente de que el mundo y el universo eran como sabemos ahora que son, y también convencerlos de que, verdaderamente, tenían estas raras propiedades. La mecánica cuántica te dice, por ejemplo, que una cosa puede estar en dos lugares al mismo tiempo y esa noción, conceptualmente, es muy difícil de asimilar, de entender.

A. P.: …Y de probar.

P. J. -H.: Conceptualmente es difícil de probar; matemáticamente es fácil. También se ha demostrado experimentalmente que no hay duda de que el mundo es así. Lo que ocurre es que nuestra experiencia de vida no se corresponde con lo que sucede en la mecánica cuántica porque, normalmente, sus fenómenos más destacados se producen en el mundo microscópico, o en una escala de energía muy distinta a la que correspondería a nuestra percepción natural y sensorial. También fue una revolución filosófica porque dejó claro que la incertidumbre es algo que está muy presente.

A. P.: El físico Carlo Rovelli afirma: «Somos seres profundamente impredecibles, como la mayoría de los sistemas macroscópicos. No hay incompatibilidad entre el libre albedrío y el determinismo microscópico».1 La mecánica cuántica nos ha introducido en esa incertidumbre, y eso es bastante difícil de aceptar para nuestra mente racional, ¿no crees?

P. J. -H.: Las consecuencias de la incertidumbre de la mecánica cuántica en relación al comportamiento de los sistemas más complejos, como el humano, todavía están siendo investigadas. No se sabe si la incertidumbre humana tiene un origen último proporcionado por las incertidumbres de la mecánica cuántica o si proviene de otro tipo de comportamiento más complejo con el que la mecánica cuántica solo se relaciona indirectamente. Sin embargo, es cierto que, en el ámbito de la mecánica cuántica, por ejemplo, no se puede saber con precisión dónde está un electrón y al mismo tiempo a qué velocidad se mueve. Estamos acostumbrados a ver una cosa y a decir está en este lugar, y se está moviendo a esta velocidad y en esa dirección. En la mecánica cuántica eso no se puede hacer.

Y si no lo estás observando, no lo puedes saber… En la mecánica cuántica el problema es que para saber hay que observar, pero en el momento en que observas modificas el comportamiento de la materia. Todo esto es muy difícil de entender y hasta difícil de imaginar. Pero lo has calculado muchas veces, lo has probado tantas veces que, al final, te acostumbras y ya no te sorprende tanto.

A. P.: Como físicos cuánticos, estáis planteando un buen desafío a los filósofos. ¿Deberían deciros los filósofos algo a cambio?

P. J. -H.: Los filósofos pueden ayudar a proporcionar una nueva perspectiva sobre muchas cosas relacionadas con la mecánica cuántica, pero fundamentalmente la mecánica cuántica es una teoría matemática sobre las matemáticas que describe cómo son el universo y la naturaleza.

A. P.: El filósofo de la ciencia Javier Echeverría2 afirma en su libro Entre cavernas que lo que dicen ahora los físicos de la mecánica cuántica encaja perfectamente, en lo que a él respecta.3

P. J. -H.: ¡Ah, muy bien!

A. P.: Otro filósofo de la ciencia, Thomas Kuhn, explica en su libro La Estructura de las Revoluciones Científicas que la ciencia suele despreciar sus contradicciones. Dice: «Hasta que el científico no aprenda a ver la naturaleza de forma diferente en algo nuevo, no será un hecho completo y verdaderamente científico». ¿Es esencial para trabajar en la física cuántica el ser capaz de ver la naturaleza de una forma diferente?

P. J. -H.: Hay que tener una mente más abierta porque casi todos los comportamientos cuánticos son casi no intuitivos. No puedes dejar que tu intuición te guíe mucho porque, normalmente, lleva a conclusiones erróneas. Para trabajar en la física cuántica, has de tener una mentalidad abierta en cuanto a lo que es posible y lo que no es posible. Creo que ese es uno de los principios fundamentales; tienes que estar abierto a que lo imposible puede ser posible.

A. P.: A considerar lo imposible como posible.

P. J. -H.: A aceptar que lo que parece imposible sea posible.

A. P.: Hablemos de un caso especial. El conocido físico y premio Nobel Richard Feynman dijo que nadie entiende la física cuántica porque por mucho que se piense en ella no hay forma de relacionarla con algo similar en el mundo normal. Según tu página web del MIT, tus intereses en la investigación se centran en «el transporte electrónico cuántico y la optoelectrónica en nuevos materiales de baja dimensión, como el grafeno y los aislantes topológicos». Cuando leí la descripción del campo específico al que te dedicas, no pude evitar pensar que Feynman tiene razón.

P. J. -H.: Feynman se refería a algo completamente diferente, pero no se trata de que nadie lo entienda porque es algo muy complejo, porque las palabras sean complejas, o incluso porque sus matemáticas son muy complejas. Son los conceptos los que son difíciles de imaginar. Pero lo que hago, en realidad, puede ser explicado incluso a los novatos.

A. P.: Pues aquí tienes, ante ti, a un novato. …

P. J. -H.: Te pongo un ejemplo simple. Cuando coges una batería y un cable y los conectas a una bombilla, los electrones circulan a través del cable y pierden energía en la bombilla, que se enciende por esa razón. Cuando el transporte por electrones es cuántico, el transporte se realiza de una manera muy diferente.

A. P.: Sí, Pero ¿qué es todo eso del transporte cuántico de electrones?

P. J. -H.: Todo se basa en la forma en que los electrones circulan a través de un material. Cuando tiene lugar de forma cuántica, no pueden disipar la energía. Este es un fenómeno que ocurre en la mecánica cuántica, donde los electrones pueden viajar a través del interior de un conductor sin perder energía. Estas son cosas muy antiintuitivas y casi incomprensibles. Además, no estamos acostumbrados a ellas.

A. P.: Y lo hacen de acuerdo con diferentes ecuaciones, ¿no es así?

P. J. -H.: Sí, lo hacen según describe la ecuación de Schrödinger, que incluye números complejos en sus matemáticas, algo que de nuevo la gente encuentra difícil de aceptar, porque casi todo a lo que están acostumbrados es a las matemáticas de números reales, y las matemáticas de la mecánica cuántica funcionan con números complejos, y estos tienen su propia realidad específica, por decirlo de alguna manera.

A. P.: Pero, Pablo, ¿por qué ocurre esto en el transporte cuántico de electrones? ¿Hay alguna explicación para entender cómo los electrones cumplen con una ecuación en el cobre o el silicio y otra distinta en el grafeno? ¿Por qué hacen eso con uno y no con el otro?

P. J. -H.: En primer lugar, tenemos que aceptar que la física cuántica también explica el comportamiento tradicional de los electrones; es decir, explica tanto el comportamiento cuántico como el clásico. Para explicar el comportamiento clásico, una teoría clásica, digamos, es suficiente; es fácil. Pero en el transporte cuántico de los electrones, los efectos característicos de la mecánica cuántica son los más inusuales, por ejemplo, el hecho de que los electrones puedan circular por el interior de un material sin chocar con los átomos dentro de ese material, sin chocar con nada.

A. P.: Pero los efectos de la mecánica cuántica tienen que ver con un gran número de cosas. Las tecnologías que inducen, que son creadas por esos efectos, las usamos en nuestra vida diaria, casi todo el mundo, en casa, todo el tiempo, y ni siquiera nos damos cuenta, ¿verdad?

P. J. -H.: Exactamente. La gente piensa que la mecánica cuántica es algo esotérico, pero los teléfonos móviles, los ordenadores portátiles, los láseres, el GPS y los chips, todos ellos, son posibles gracias a la tecnología de la física cuántica. La gente usa la física cuántica todos los días pero no se da ni cuenta.

A. P.: Pablo, sé que tienes una relación profunda y personal con el carbono y sus formas nanométricas. Dime qué es lo que tú haces con el carbono y sus encarnaciones más exóticas.

P. J. -H.: El carbono es un elemento muy especial. No solo sirve para fabricar diamantes, que son hermosos, sino que también es el principal elemento químico responsable de la vida, junto con el hidrógeno y el oxígeno. Y el carbono, en términos de la física del estado sólido, es un elemento muy especial porque es el componente que constituye el grafeno, con el cual, a su vez, se pueden hacer nanotubos de carbono, grafito y fullerenos. Hice mi investigación doctoral sobre los nanotubos de carbono, y cuando terminé se descubrió el grafeno. Así que, como ya estaba enamorado de los nanotubos de carbono y el grafeno es su primo segundo, me dediqué a investigar el grafeno.

A. P.: El grafeno, que ocupa la mayor parte de tu tiempo de investigación, es un material que ha pasado en muy pocos años de ser completamente desconocido a ser quizá el más conocido de los nuevos materiales dado que, en 2010, el Premio Nobel de Física fue otorgado a los científicos Andre Geim y Konstantin Novoselov por sus revolucionarios descubrimientos sobre este material. Sobre su definición, la que más me gusta es la que te he oído decir a ti: «El grafeno es el material más fino que ha existido, existe y existirá». Pero ¿por qué es tan importante el grafeno y por qué ha captado tanto interés, incluyendo tu interés como investigador?

P. J. -H.: Bueno, permíteme que te diga que desde nuestro primer encuentro se han descubierto otros materiales que son tan finos como el grafeno. Así que, aunque el grafeno es el más delgado y fino que ha existido, existe y existirá…

A. P.: Porque solo tiene una capa de átomos, ¿verdad?

P. J. -H.: Sí, pero tiene primos que también son igual de delgados y por lo tanto comparten esa distinción por ejemplo, el nitruro de boro hexagonal–.

A. P.: Entonces, esa definición de «perfecto» que usaste sobre él hablando conmigo, sobre que es un material perfecto, ¿podemos conservarla o no?

P. J. -H.: Podemos conservarla, pero ahora ya no es el único material que existe con esa definición; hay otros también. El grafeno llamó mucho la atención de los físicos al principio, y luego la de los ingenieros porque los electrones que contiene se comportan como una partícula ultrarrelativista, y eso es algo extremadamente inusual.

A. P.: ¿Ultrarrelativista?

P. J. -H.: Ultrarrelativista, sí. Verás, hay que unir la física cuántica con la teoría de la relatividad de Einstein para explicar cómo se comportan los electrones en el grafeno. Esto, antes, era innecesario para otros materiales, como el silicio, el cobre, el hierro, el aluminio. No había necesidad de unir la teoría de la mecánica cuántica con la teoría de la relatividad especial para hacer una teoría de la mecánica cuántica relativista. Era necesario para otras cosas para la física de las partículas, pero no para estudiar los materiales normales.

Los electrones en el grafeno se comportan como si fueran partículas sin masa y viajan a una velocidad similar a la de la luz. No es la velocidad de la luz, es menor, pero se comportan de manera similar a las partículas de la luz, los fotones. Viajan como neutrinos o, digamos, como partículas sin masa, y eso es muy raro. Es muy inusual desde la perspectiva matemática y también desde la perspectiva de las consecuencias que tiene para el transporte cuántico, y para los dispositivos o tecnologías que se pueden fabricar, por ejemplo, utilizando grafeno.

A. P.: ¿Y todo eso ya se ha demostrado experimentalmente?

P. J. -H.: Sí, ya está completamente demostrado.

A. P.: Porque los físicos nunca dirían que una cosa es como es, si no hubiera un experimento físico que lo haya probado. …

P. J. -H.: Si no se ha demostrado experimentalmente, por supuesto que no. Pero esto se ha demostrado en muchos experimentos, y digamos que las increíbles propiedades que tiene el grafeno, desde la perspectiva electrónica y óptica, son el resultado directo de esas propiedades ultrarrelativistas. Por eso los ingenieros, que normalmente no piensan en la física ultrarrelativista, ahora tienen que pensar en ella. De todos modos, el grafeno es el mejor conductor que existe, y lo es porque los electrones no se estrellan contra los obstáculos en su interior. En parte, es por esa razón. Y no se estrellan en él porque las partículas ultrarrelativistas no chocan con los obstáculos. Es un comportamiento muy extraño que no es compartido por partículas no ultrarrelativas…

A. P.: Las tecnologías de la información se han basado, hasta ahora, en hardware y electrónica a partir de los semiconductores, sobre todo en el silicio; y su miniaturización sigue el ritmo de desarrollo señalado en la ley de Moore desde hace más de cincuenta años. Está claro que pronto se saturará, según la lógica de la física y la geometría. Intel ya fabrica chips con tecnología de 10 nanómetros y ha anunciado que a finales de este año sus chips serán de 5 nanómetros.4 Parece imposible que la electrónica de los chips pueda seguir produciendo cosas cada vez más pequeñas durante mucho más tiempo.

¿Crees que los chips de grafeno serían una alternativa viable a la electrónica actual? ¿O no deberíamos pensar en hacer con él las mismas cosas que hacemos hoy en día con otros materiales?

P. J. -H.: Creo que los chips de grafeno, tal como la gente piensa actualmente en el grafeno, no serán la alternativa a los actuales chips de silicio. El silicio es muy bueno para lo que se utiliza en este momento. Se está perfeccionando y la inversión va a permanecer allí. Si llegan a los 3 nanómetros en 2023, –como está previsto–, no creo que el grafeno sustituya al silicio en esto. Creo que las principales aplicaciones del grafeno están aún por descubrir. Es un material muy inusual con el que los ingenieros siguen luchando porque sus características son muy diferentes a las de todos los demás materiales que han tenido antes. Todavía no saben, de verdad, claramente cómo utilizarlo. Y aunque ahora hay algunas aplicaciones muy pequeñas para cosas muy específicas, digamos un nicho de mercado, las nuevas propiedades son tan extraordinarias que estoy seguro de que se utilizarán de otra manera; se inventarán tecnologías que aprovechen mejor las extraordinarias propiedades del grafeno.

A. P.: ¿Podrían ser un nicho, por ejemplo, las baterías con nanotubos de carbono?

P. J. -H.: Los nanotubos de carbono son un material que consiste básicamente en grafeno enrollado.

A. P.: Parece que ahora ya se está fabricando grafeno. Muchos se jactan de ello, ¿no es verdad?

P. J. -H.: El grafeno puede ser utilizado, por ejemplo, en baterías porque en las baterías es esencial tener una gran superficie en relación al volumen, y como el grafeno solo tiene un átomo de espesor, una superficie de grafeno tiene la mayor superficie con respecto al posible volumen que se pueda imaginar. Esto es muy importante en las baterías y en los compuestos nanomecánicos. Pero todos estos compuestos solo utilizan propiedades relativamente básicas del grafeno. El grafeno tiene propiedades avanzadas mucho mejores que esas, pero llevará tiempo descubrir e inventar las aplicaciones que puedan hacer uso de sus mejores propiedades.

A. P.: Esa sería una revolución de largo alcance, mucho más allá de lo que la gente se imagina ahora, ¿no?

P. J. -H.: Sí, creo que sí. Además, el grafeno no es el único material. En los últimos cuatro o cinco años hemos aprendido que hay muchos otros materiales que se parecen al grafeno en que son bidimensionales, ultrafinos, flexibles, con propiedades ópticas y electrónicas muy diferentes a las de los materiales tridimensionales. El grafeno es solo el buque insignia de una nueva generación de materiales, pero creo que los ingenieros van a hacer, cada vez, mucho más uso de estos materiales, porque son ahora más fáciles de entender.

A. P.: Y parece que esos materiales estaban ahí, desde siempre, esperando ser descubiertos, ¿no crees?

P. J. -H.: Sí, estaban allí esperando ser descubiertos. Alguien tenía que ser lo suficientemente valiente para intentarlo.

A. P.: Para arriesgarse personalmente a investigarlos.

P. J. -H.: Exacto.

A. P.: Es decir, cuando aparece algo, un nuevo reto en la investigación, suele ser porque hay investigadores menos conservadores y más dispuestos a correr riesgos, ¿no?

P. J. -H.: Así es.

A. P.: Corren el riesgo de que sus colegas digan: «¿Adónde vas por ese camino?» o «¿Estás loco?». Se juegan su reputación si se equivocan.

P. J. -H.: Eso es cierto. En la investigación, como en otros campos, cuanto mayor es el riesgo, mayor es el peligro; pero también hay una mayor posibilidad de recompensa.

A. P.: En otra conversación de este libro, hablo con el físico Ignacio Cirac sobre la carta que Albert Einstein escribió a Max Born en 1926, en la que Einstein decía: «La mecánica cuántica es muy seria, pero algo dentro de mí dice que ese no es el camino». Ignacio respondió que si Einstein estuviera vivo hoy ya se habría acostumbrado. Como tú dices, ya no se sorprendería tanto de que las cosas de la naturaleza sean como son, es decir, que también son cuánticas.5 ¿Estás de acuerdo con Ignacio Cirac en esto?

P. J. -H.: Básicamente, sí. Como he dicho antes, creo que hoy en día ya nos educan para estudiar la física a partir de los principios de la física cuántica y calcular las propiedades cuánticas utilizando sus ecuaciones. Además, el desarrollo de los ordenadores y las actuales técnicas de visualización ofrecen muchas nuevas formas de ver la mecánica cuántica, de ver los efectos que tienen, formas que no existían en la época de Einstein. Y quizás, si viviera hoy, creo que sería uno de los físicos más dedicados a los fundamentos de la mecánica cuántica.

A. P.: Pero si Einstein apareciera por esa puerta en esta habitación en que estamos y tú le dijeras que existe ahora la física cuántica relativista probablemente se reiría, ¿no crees?

P. J. -H.: La física cuántica relativista ya estaba aquí en la época de Einstein. Fue descubierta por el físico Paul Dirac. Pero entonces solo se pensaba en ella como perteneciente al campo de las partículas de alta energía, no para describir los electrones de un material que todos utilizamos, como el de la mina de un lápiz.

A. P.: Pero se reiría, ¿no crees?

P. J. -H.: Sí, creo que sí. A Einstein le habría encantado el descubrimiento del grafeno. Estoy seguro que le habría gustado.

A. P.: Volviendo a lo personal. Pablo, creo que para ti la física –algo tan difícil de aprender y de dominar para muchos alumnos y jóvenes– tiene que ver con la emoción, con la pasión. Normalmente un científico contempla las cosas casi estrictamente desde un plano racional. En tu experiencia, ¿crees que hay que combinar las dos mitades del cerebro, la más racional y la más emocional, para ser un buen nanofísico? ¿Hay algo de misterio en ello? ¿Hay emoción en la física de la materia condensada? ¿Cómo te las arreglas para dedicar esa pasión inagotable que tú tienes a algo tan pragmático?

P. J. -H.: Por supuesto que hay misterio en la física de la materia condensada. Ahí es donde reside la diversión, en no saber lo que vas a encontrar cuando te enfrentas a un experimento. Hay muchas sorpresas, y claramente hay emoción en esto. Por las matemáticas de la mecánica cuántica que empleamos, nos vemos obligados a hacer simplificaciones o aproximaciones; no se puede estudiar completamente de forma matemática un sistema tan complicado como un pedazo de silicio o de grafeno. Por lo tanto, las matemáticas por sí solas no nos llevan fácilmente a predecir cómo se comportará un objeto desde la perspectiva electrónica, óptica o atómica. Estamos en una disciplina donde hay continuas sorpresas, donde descubrimos cosas que no esperamos, y donde las matemáticas solo te ayudan a entender a posteriori. ¿Sorpresas? Sí, todos los días.

A. P.: Pero finalmente la mitad racional gana, ¿no es así?

P. J. -H.: Sí, en el análisis final. Pero no olvides que, en el proceso de descubrimiento, en la investigación, la intuición también juega un papel fundamental. Y no solo la intuición, sino también cosas tan simples como la búsqueda de la estética o la belleza. Normalmente a los físicos nos gustan las cosas simples (que no sencillas).

A. P.: Simples y elegantes…

P. J. -H.: Sí, sí, simples y elegantes. La búsqueda de la simplicidad y la belleza es claramente una espada de dos filos. A veces, la naturaleza no es tan sencilla y elegante y tenemos que aceptarlo, pero también es cierto que muchas veces la búsqueda de esa sencillez o elegancia, o incluso la belleza del comportamiento, nos lleva a descubrir algo que realmente es así.

A. P.: No siempre se puede ser minimalista en la física cuántica como son los pintores minimalistas en el arte, ¿no es verdad?

P. J. -H.: Minimalistas, no. Hay muchas cosas que son complicadas, y tratas de entenderlas lo mejor posible. Pero los físicos tendemos a tratar de separar un poco, de simplificar las cosas para saber cómo capturar mejor la esencia de las cosas. Eliminamos el ruido y las distracciones de lo que constituye la esencia. La esencia de algo que normalmente puede ser explicado con las matemáticas, que puede ser entendido de una manera cuantitativa, luego resulta…

A. P.: Algo que puede ser muy complicado.

P. J. -H.: Sí, algo que más tarde puede resultar complicado. Siempre se pueden añadir las complejidades. Los físicos intentamos siempre simplificar las cosas al máximo para entender la esencia, y luego es cuando añadimos las complejidades.

A. P.: Muchas gracias, Pablo, por aceptar esta conversación conmigo.

P. J. -H.: Ha sido un placer.

1 Carlo Rovelli: «Free Will, Determinism, Quantum Theory and Statistical Fluctuations: A Physicist’s Take», Edge, 8 de julio de 2013, en línea: <http://edge.org/conversation/free-will-determinism-quantum-theory-and-statistical-fluctuations-a-physicists-take>.

2 El filósofo Javier Echeverría participa en este libro, en el diálogo 28.

3 Javier Echeverría ya había utilizado los términos entre cavernas, nanocavernas y nanocosmos para referirse a una nueva dimensión del universo, en la que rigen las leyes de la mecánica cuántica. Véase Javier Echeverría: Entre cavernas: De Platón al cerebro pasando por Internet, Madrid, Triacastela, 2013.

4 El nodo de 5 nanómetros (5 nm) es el nodo de la tecnología que sucede al nodo de 7 nm. La denominación exacta de este nodo de la tecnología proviene de la perspectiva tecnológica de Intel, 5 nanómetros. Wikipedia, en línea: <https://es.wikipedia.org/wiki/5_nan%C3%B3metros> (consultado: 2 de enero de 2020).

5 Ignacio Cirac interviene en el diálogo 1.

De neuronas a galaxias.

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